¿Qué hay detrás de la Psicología Positiva?
Desde hace unos años ha habido un auge del pensamiento positivo, probablemente esté muy relacionado con la aparición de libros como ‘El Secreto’ y otros de parecida índole, libros de autoayuda que hablan de que un pensamiento positivo constante puede hacer que acabemos consiguiendo aquello que anhelamos. Como por arte de magia. Y poco a poco las estanterías de tiendas y comercios se han ido llenado de objetos estampados con multitud de mensajes positivos. ‘Think happy, be happy’: ‘Piensa feliz, sé feliz’.
¿Es esto la psicología positiva? NO. Claramente no. Es importante diferenciar entre pensamiento y psicología positiva. El pensamiento positivo empezó a cobrar fuerza en los años 70 y se difundió rápidamente, sin embargo, en ella el poder radica en ‘la magia’ y es que por el simple hecho de pensar, acabas por ‘atraer’ aquello que deseas. Además de dejar de lado los estados de ánimo que no nos suelen gustar tanto, como, por ejemplo, la tristeza. Si no alcanzáramos aquello que tanto deseamos, la culpa sería del pensamiento negativo que nos obstaculiza para llegar a la meta.
Según el Instituto Europeo de Psicología Positiva, IEPP, la psicología positiva se basa en la evidencia científica y acepta cualquier tipo de emoción, aquellas en las que nos sentimos más cómodos y que popularmente podríamos adjetivar como ‘positivas’, pero también aquellas que no nos resultan tan agradables y que solemos definir como ‘negativas’. Aunque no hay emociones negativas y positivas porque todas ellas cumplen una función en la vida. La corriente de la psicología positiva lo que hace es focalizar en las fortalezas de uno mismo, en aquellas cuestiones que sí funcionan, pero permitiendo que la persona pueda sentir todo el abanico de emociones existente, como algo natural y normal, intrínseco al ser humano. La psicología positiva entiende que las emociones desagradables son necesarias para aprender y crecer a lo largo de la vida de la persona.
No tiene sentido que nos forcemos a estar bien. En primer lugar, la realidad está conformada por momentos emocionales de distinta índole. Incluso a lo largo del día experimentamos cambios de emociones. No es malo sentirlas, simplemente hay que aprender a gestionarlas. En segundo lugar, nadie puede estar contento o experimentar pensamientos positivos todo el día, esto no es humano. La naturaleza de la mente es la calma y desde ella podemos trabajar la aceptación de todos los estados emocionales por los que pasamos. Se trata de trabajar para disputar pensamientos poco productivos de origen en una baja autoestima o basados en el miedo. La clave es con paciencia y realismo, entender las limitaciones y potenciar las fortalezas propias. Solo esta es la clave del inicio de la felicidad que tanto buscamos como seres humanos.
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