Veinte ciudades se unen por la eliminación de la heptitis C con una campaña protagonizada por el actor Carmelo Gómez
Las veinte ciudades integradas en el programa #HepCityFree quieren buscar a las personas que viven con la hepatitis C y no lo saben, dado que se trata de una enfermedad silenciosa que cursa sin síntomas durante muchos años y que, en muchos casos, cuando es diagnosticada, ya ha causado un daño hepático irreversible. Para ello, y con motivo del Día Mundial frente a las Hepatitis Víricas, que se celebra el próximo 28 de julio, estas ciudades van a lanzar a través de sus respectivos medios y perfiles en redes sociales una campaña que tiene como protagonista al actor Carmelo Gómez, curado de hepatitis C, y cuyo objetivo es precisamente concienciar del carácter silente de la enfermedad y promover tanto la detección como el inicio del tratamiento.
El caso de Carmelo Gómez fue como el de tantos otros pacientes que contrajeron el virus a través de una transfusión de sangre antes de que a mediados de los 90 se descubriera y se pusiera fin a esa vía de contagio. Como otros pacientes, que pueden tener ahora la infección y no lo saben, Carmelo no supo de su enfermedad hasta mucho después de infectarse. En su caso, el diagnóstico se produjo de forma casual, cuando a finales de los 90 acudió a donar sangre y le dijeron que no podía hacerlo porque padecía una enfermedad hepática. Durante un tiempo quiso obviar la hepatitis C, pero no pudo hacerlo cuando empezaron a manifestársele los síntomas. En el spot cuenta que sentía cansancio y sobre todo una gran angustia por no conocer cómo iba a evolucionar la enfermedad. El tratamiento que seguía tenía importantes efectos secundarios y no curaba la enfermedad. Hasta que la aparición de los antivirales de acción directa cambió el curso de su vida, devolviéndole la normalidad. En pocas semanas estaba curado.
La “suerte” de los pacientes que se diagnostican hoy es conocer que su enfermedad tiene tratamiento y que ese tratamiento es eficaz prácticamente el 100% de los casos. De ahí la importancia de detectar la infección de forma temprana, antes de que cause al hígado un daño que puede llegar a ser irreversible. “Con Carmelo, afortunadamente, llegamos a tiempo y, con las posibilidades de diagnóstico y tratamiento que tenemos ahora, deberíamos llegar a tiempo para ese largo centenar de pacientes que todavía hoy pierde la vida en España cada año por causas asociadas a la hepatitis C», afirma el hepatólogo Javier García-Samaniego, coordinador de la Alianza para la Eliminación de las Hepatitis Víricas, AEHVE, que integra a las sociedades científicas y asociaciones de pacientes comprometidas con la eliminación de la hepatitis C y promueve el programa #HepCityFree, que fomenta la implicación de las ciudades en la búsqueda de los últimos casos de hepatitis C.
Con cerca de 170.000 pacientes tratados y curados desde 2015, España lidera el ranking mundial de personas tratadas y curadas por millón de población. El Ministerio de Sanidad situaba la prevalencia de la infección en el 0,22% en el año 2018 y los especialistas estiman que estará hoy por debajo del 0,1%. A pesar de ello, hepatitis C se sigue cobrando en nuestro país cuatro muertes semanales. El diagnóstico tardío de la infección, que se da en más de un tercio de los casos, hace que el daño que provoca en el hígado no sea reversible. “Con 188 muertes cada año en España por causas relacionadas con la hepatitis C, no podemos darnos por satisfechos, son casi el 10% de las muertes en carretera, y, como aquellas, prevenibles y evitables”, afirma García-Samaniego.
“España tiene la oportunidad de hacer historia y convertirse en el primer país entre los desarrollados en acabar con un problema de salud pública como la hepatitis C. Pero para ganar esta batalla, necesitamos tomarnos realmente en serio las llamadas políticas de salud pública, es decir, debemos acompañar el tratamiento de todos los casos con otras actuaciones en materia de medición, prevención, diagnóstico temprano y atención a colectivos de riesgo”, explica el coordinador de la AEHVE y jefe de la Sección de Hepatología del H.U La Paz, que insiste en el papel clave de las ciudades en todo ello.
Una búsqueda que los hepatólogos consideran que hay que hacer tanto en población general, a través de un prueba de hepatitis C en todos los adultos entre 50 y 85 años sin un test previo negativo, como, de forma muy específica, en colectivos vulnerables, donde la prevalencia es más alta y a los que es más difícil acceder. “Estamos hablando de personas alejadas de los circuitos asistenciales habituales y a las que solo es posible llegar con recursos descentralizados y estrategias alternativas”, explica Javier García-Samaniego. Es en ese ámbito en el que las ciudades pueden realizar una gran contribución, pues, de forma autónoma o en colaboración con las ONGs del entorno, tienen una mayor capacidad para llegar a estas poblaciones, y particularmente a los colectivos de personas sin hogar, usuarios de drogas por vía parenteral, y hombres que tienen sexo con hombres y que asocian conductas de riesgo, que son los principales focos de infección activa en España. “Nuestro programa Ciudades Libres de Hepatitis C, #HepCityFree, ha demostrado que la mayor cercanía de las entidades locales con estas poblaciones resulta un activo estratégico para avanzar en el objetivo de eliminación de la enfermedad”, asevera García-Samaniego.
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