Entrevistas

Entrevista a Yolanda Nieves Martín, Investigadora y directora del área de gestión de conocimiento de Fundación Atenea

«Los hipnosedantes se generalizaron por la industria farmacéutica para paliar los malestares de género»

Yolanda Nieves Martín es Investigadora y directora del área de gestión de conocimiento de Fundación Atenea. Desde la entidad se ha organizado el curso ‘Consumo de hipnosedantes desde la perspectiva de género’ y en la siguiente entrevista se analiza el motivo por el que el consumo de estas sustancias está tan presente en las mujeres.

Pregunta. ¿Por qué las mujeres son las que más consumen hipnosedantes si el resto de sustancias son consumidas más por hombres?

Respuesta. Las mujeres consumen más sustancias legales, por ejemplo el consumo de alcohol en mujeres jóvenes supera al de hombres. Pero efectivamente el patrón de consumo de hipnosedantes ha sido el único superior en mujeres y lo es porque se les prescribe en mayor medida. Los hipnosedantes se generalizaron por la industria farmacéutica ya enfocados a una consumidora mujer adulta para paliar los malestares de género y que se mostrara siempre según los ideales de mujer de los años 50: sumisa, agradable y siempre atenta.

La prescripción de este tipo de fármacos es mayor en mujeres y sigue patrones de prescripción que se sitúan bajo la misma premisa de los 50: paliar malestares de género que tiene que ver mayoritariamente con malestares de género. Al ser prescritas las mujeres las consumen con muy poca información, poco seguimiento lo que alarga o cronifíca su uso y muy baja percepción del riesgo.

Además como son las mujeres las que los consumen en mayor porcentaje, y como mayoritariamente este consumo es prescrito, son las propias mujeres las que lo dan a conocer en su entorno y lo facilitan en primera estancia  a otras mujeres.

P. Esta clara cuestión de género, ¿a qué se debe?

R.  Como señalábamos está en la concepción social del propio hipnosedantes, amparada en las estrategias farmacéuticas de sus inicios. Ante una expresión de malestar vinculado a frustración vital, malestar emocional, ansiedad y sobrecarga la respuesta que se ha dado a las mujeres desde la atención primaria y la especializada es la receta de este tipo de fármacos que permita paliar los síntomas pero nunca las causas.

Fundamentalmente el consumo que se produce por las mujeres está prescritos por profesionales, que medicalizan estos malestares, porque las soluciones a estos requieren una respuesta más compleja que la simple prescripción.

En el caso de los hombres la dificultad de expresar lo emocional ante profesionales, cuestiona uno de los principios de la masculinidad hegemónica, que es el control de lo emocional , cuyo reconocimiento se identifica socialmente con debilidad y cuestiona el cumplimiento de los valores asociados a la masculinidad. Esto hace que muchos de esos malestares se canalicen con el consumo de otras sustancias como alcohol o cannabis.

Poco a poco estos patrones están cambiando. Por una parte por la irrupción de la salud mental en la esfera pública y por el cambio en hombres y mujeres jóvenes a la hora de expresar los malestares emocionales. Aún así a las mujeres jóvenes se las sigue prescribiendo en mayor medida este tipo de sustancias.

La tendencia es siempre a infravalorar los síntomas de las mujeres, a achacar los problemas de las mujeres a estados emocionales y medicalizarlos.

La tendencia es siempre a infravalorar los síntomas de las mujeres, a achacar los problemas de las mujeres a estados emocionales y medicalizarlos. Al final obedece a una concepción patriarcal de la mujer, como emocional , poco racional y con poco derecho a manifestar cualquier malestar provocado por situaciones sociales. Sabemos que bajo la expresión de malestares que se solucionan con estos medicamentos se palian las consecuencias de las múltiples violencias de las que son víctimas las mujeres desde maltrato emocional o violencia económica hasta frustraciones derivadas de una mayor exigencia académica por el desigual acceso al mercado laboral..

P. ¿Tendemos como sociedad a medicalizar los problemas?

R. Efectivamente ante la visibilización de la salud mental la respuesta que se está dando es medicalizar los malestares. Medicalizar a parte sin adecuada información,  seguimiento, ni soporte profesional a esa prescripción.

Tendemos a patologizar malestares y a medicalizarlos, porque la solución es percibida como rápida y barata. A largo plazo ni va a ser rápida ni va a ser barata. La opción de tomar medicación sin acompañamiento de profesionales de psicología que apoyen en la solución de las causas de ese malestar, pero es más el análisis sociológico de esas causas de malestar que permita prevenir este y configure entornos socialmente saludables no se está dando,  interesa darla.

P. ¿Cómo consiguen estos medicamentos? ¿Se recetan o se automedican?

R.  Mayoritariamente se recetan. Sabemos desde las investigaciones de Fundación Atenea, que el primer contacto con los hipnosedantes no es prescrito y suele provenir del entorno cercano: madres, abuelas y amigas. Posteriormente se demanda su prescripción directamente a las profesionales de atención primaria.

El primer contacto con los hipnosedantes no es prescrito y suele provenir del entorno cercano: madres, abuelas y amigas.

No existe un gran mercado de compra ilegal de estos medicamentos. Cuando se produce suelen consumirlo hombres con patrones de consumo de otras sustancias.

En general lo que sí se produce es una acumulación de estos por una sobre-medicación o por un mal uso de las dosis prescritas, en botiquines, y esta acumulación permite una ingesta por parte del entorno cercano.

P. ¿Cómo podemos concienciar sobre los riesgos?

R. Hay que informar a las personas que consumen este tipo de sustancias de sus efectos y su potencial adictivo. Hay que dar información y concienciar sobre los riesgos. Nos consta que desde atención primaria y medicina comunitaria se están desarrollando iniciativas encaminadas a reducir consumo e informar sobre riesgos y efectos; pero hay que trabajar en la concienciación de la disminución de la prescripción y la temporalidad de la misma.

Tenemos que hablar también con la población más joven, que se está incorporando a este consumo, tenemos que informarles de los riesgos y sobre todo de la interacción con tratamientos y consumo de otras sustancias como alcohol.

Y hay que conseguir que la prescripción vaya siempre acompañado de un tratamiento psicológico y un seguimiento. No podemos dar medicación y dejar su gestión y la duración del tratamiento al paciente en exclusiva.

P. ¿Cómo se puede trabajar en la raíz de este problema sin tender a medicalizar en exceso?

R. Previniendo la prescripción. Y para prevenirla tenemos que ir a las causas de los problemas de salud mental y a los malestares expresados.

Te pongo un ejemplo muy típico. ¿Por qué no se puede dormir? Quizás tienes una doble jornada, puede que incluso triple, si eres una mujer de mediana edad que trabaja, tiene hijas a cargo y mayores dependientes que van necesitando cuidados crecientes. ¿El problema es que nos puedes dormir? El problema es que estás exhausta y tienes unos niveles de estrés elevadísimos porque no hay mecanismos sociales de apoyo que te permitan poder compartir estos problemas y te de soporte.  Si no hay respuesta a estos problemas, ¿cuándo vas a poder dormir bien y abandonar el tratamiento?

 ¿Cuál es la causa de que tengas una situación de estrés y ansiedad? Eres un joven de 28 años que no consigue una estabilidad en el empleo, pese a mostrar implicación y realizar jornadas interminables,   y de ingresos. Que compagina uno o varios trabajos que no le permiten ingresos suficientes limitando su planificación vital a la sucesión de habitaciones en pisos compartidos.

Lo que tenemos que exigir es que se atajen las causas que llevan a estas situaciones de salud mental . Son respuestas complejas pero hay que darlas. Y si necesitan prescripción que esta sea informada y consensuada con la paciente.

Lo que tenemos que exigir es que se atajen las causas que llevan a estas situaciones de salud mental 

P. ¿Cuándo sí se debe medicalizar un problema?

R. No se trata de demonizar medicamentos que cumplen una función necesaria. Se trata de ser conscientes de que no pueden ser la única solución. Se trata de ser conscientes de que se prescriben sistemáticamente a la mitad de la población sin ir más allá en las causas de la demanda y sin dar apoyo psicológico alguno.

Los medicamentos son útiles y mejoran la situación a corto plazo de la persona, sino no se demandarían. Pero no pueden ser la única respuesta que se ofrezca. Y menos cuando esa respuesta no va acompañada de una información y seguimiento adecuados. Todo medicamento tiene un riesgo y además estos tienen un componente potencialmente adictivo muy alto.

P. ¿Cómo podemos proteger a las mujeres de estos consumos? (a nivel estructural como sociedad)

R.  Desarrollando políticas que fomenten la igualdad. Por ejemplo la corresponsabilidad en el cuidado y la mejora de las condiciones laborales de las mujeres. Incorporando la perspectiva de género en las políticas públicas de manera transversal, que permite mejorar la situación de las mujeres pero también la de los hombres.

A nivel más micro, desarrollando estrategias de salud pública y atención primaria que incorporen la perspectiva de género. Incrementando la presencia de profesionales de salud mental en la sanidad pública. Formando a los y las profesionales sanitarios en género para que sean conscientes de la sobre medicación de las mujeres y la infravaloración de sus malestares. Informando a las mujeres sobre los medicamentos; pero sobre todo dando respuesta desde la política pública a las causas de los problemas estructurales de los malestares de género.

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Editora de la Revista InDependientes. Además periodista en gabinete de prensa de Socidrogalcohol y CAARFE. Monitora y periodista en GARA Alcoy. Colaboradora en Ara Multimèdia y columnista en Radio Alcoy-Cadena Ser. Miembro del Instituto de Investigación en Drogodependencias de la UMH y secretaria técnica de la publicación Health and Addictions. Miembro de la Asociación Nacional de Informadores de Salud.

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Mireia Pascual Mollá
Editora de la Revista InDependientes. Además periodista en gabinete de prensa de Socidrogalcohol y CAARFE. Monitora y periodista en GARA Alcoy. Colaboradora en Ara Multimèdia y columnista en Radio Alcoy-Cadena Ser. Miembro del Instituto de Investigación en Drogodependencias de la UMH y secretaria técnica de la publicación Health and Addictions. Miembro de la Asociación Nacional de Informadores de Salud.
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