Entrevistas

Susana Rodríguez Vargas, psicóloga sanitaria especialista en Trastorno de la Conducta Alimentaria

«Para las personas con problemas de adicción, la relación con la comida puede ser un desafío adicional que requiere una atención especializada»

Susana Rodríguez es psicóloga sanitaria especialista en Trastorno de la Conducta Alimentaria y Directora del Centro de Psicología Integral Susana RodVar de Sevilla. Rodríguez participa como ponente en la próxima Convención Nacional de la Confederación de Alcohólicos, Adictos en Rehabilitación y Familiares de España, CAARFE, que se celebre del 12 al 15 de octubre en Matalascañas (Huelva). En su intervención hablará de la relación de la comida con las emociones.

Pregunta. ¿Cómo se relaciona lo que comemos con las emociones que sentimos?

Respuesta. La relación entre lo que comemos y las emociones que sentimos es compleja y multifactorial (bio-psico-social). La comida y las emociones están interconectadas de diversas maneras, y esta relación puede ejercer un impacto en nuestra salud mental y emocional de diversas maneras:

  • Algunos alimentos pueden desencadenar respuestas bioquímicas en el cerebro que afectan el estado de ánimo y las emociones.
  • Cultural y relaciones sociales: Comer juntos puede ser una forma de conexión emocional con amigos y familiares, lo que hace que la comida esté vinculada a emociones positivas y consuelo.
  • Hábitos aprendidos: muchas personas desarrollan hábitos alimenticios como una forma de regulación emocional, usando la comida para aliviar cualquier tipo de emoción incómoda, o incluso para premiarse ante situaciones de esfuerzo.
  • Efectos físicos inmediatos: A diferencia de muchas otras estrategias de afrontamiento emocional, como el ejercicio o la meditación, la comida puede proporcionar una gratificación inmediata.
  • Sentido de control: En situaciones estresantes, la comida puede ser una fuente de comodidad y previsibilidad.

P. ¿Se puede mejorar nuestro estado emocional comiendo mejor? 

R. Los alimentos que consumimos pueden afectar la química cerebral y, por tanto, a nuestras emociones. Por ejemplo, los alimentos ricos en triptófano, pueden aumentar la producción de serotonina en el cerebro, lo que está relacionado con la mejora del estado de ánimo y la reducción de la ansiedad; las deficiencias de ciertas vitaminas, como la vitamina D y la vitamina B12, se han asociado con síntomas de depresión; o un consumo excesivo de azúcar puede contribuir a un aumento rápido de energía seguido de una caída abrupta, lo que puede influir en los cambios de humor, irritabilidad y ansiedad.

Si bien una mejor alimentación puede contribuir a un estado emocional más saludable, es importante recordar que la salud mental es compleja e intervienen múltiples factores. La dieta es solo uno de los muchos factores que pueden influir en nuestras emociones. Además, es fundamental abordar las cuestiones emocionales y psicológicas de manera integral, y no depender únicamente de la dieta como solución. Una combinación de una alimentación variada y equilibrada, ejercicio, apoyo social y, en algunos casos, terapia psicológica, puede ser eficaz para mejorar el bienestar emocional. 

P. ¿Qué ocurre cuando aparece la ansiedad?

R. La ansiedad relacionada con la comida puede tener un impacto negativo en la salud mental en general, aumentando el estrés, la ansiedad y la depresión, lo que a su vez puede empeorar la autoestima. Las personas con ansiedad que han aprendido a aliviarse con la comida a menudo experimentan una disminución en su autoestima y autoimagen. Los sentimientos de culpa, vergüenza y asco pueden llevar a una visión negativa de uno mismo, lo que puede afectar la confianza y la autoestima, pero sobre todo ayudan a perpetuar la conducta al aumentar la ansiedad, cerrando así el ciclo. 

P. ¿Qué relación puede tener la comida con las adicciones?

R. Los estudios neurobiológicos han encontrado similitudes en la actividad cerebral de las personas con trastornos de la alimentación y las personas con adicciones a sustancias. En ambos casos, hay una activación de las vías de recompensa en el cerebro, lo que sugiere que el sistema de recompensa puede estar involucrado en respuesta a ciertos alimentos o comportamientos alimentarios compulsivos.

P. ¿Cómo debe ser la relación con la comida?

R. Debemos aprender a relacionarnos con la comida de forma flexible, variada y equilibrada, entendiendo que una alimentación sana debe nutrir cuerpo y mente. Esto implica escuchar las señales internas de hambre y saciedad del cuerpo y responder a ellas de manera adecuada, así como disfrutar de la comida y encontrar alegría en ella. 

P. ¿Y en personas con problemas de adicción?

R. Cada persona es única y puede experimentar diferentes desafíos y factores desencadenantes en su relación con la comida y la adicción. Por lo tanto, el tratamiento debe ser personalizado para abordar las necesidades y circunstancias individuales. Para las personas con problemas de adicción, la relación con la comida puede ser un desafío adicional que requiere una atención especializada. El tratamiento integral, el apoyo continuo.

Nota: La imagen de cabecera ha sido creada con Inteligencia Artifical con CANVAS.

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Editora de la Revista InDependientes. Además periodista en gabinete de prensa de Socidrogalcohol y CAARFE. Monitora y periodista en GARA Alcoy. Colaboradora en Ara Multimèdia y columnista en Radio Alcoy-Cadena Ser. Miembro del Instituto de Investigación en Drogodependencias de la UMH y secretaria técnica de la publicación Health and Addictions. Miembro de la Asociación Nacional de Informadores de Salud.

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Mireia Pascual Mollá
Editora de la Revista InDependientes. Además periodista en gabinete de prensa de Socidrogalcohol y CAARFE. Monitora y periodista en GARA Alcoy. Colaboradora en Ara Multimèdia y columnista en Radio Alcoy-Cadena Ser. Miembro del Instituto de Investigación en Drogodependencias de la UMH y secretaria técnica de la publicación Health and Addictions. Miembro de la Asociación Nacional de Informadores de Salud.
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