La primavera…la sangre altera
Cada 21 de marzo se produce el equinoccio primaveral, ese que nos indica la llegada de la primavera, por el cual tenemos casi las mismas horas de día que de noche, porque aumenta el número de horas de sol. Esta época da más alegría a nuestra vida, tras el letargo, la melancolía y el adormecimiento que caracterizan al grisáceo invierno por sus escasas horas de luz.
El buen tiempo y el aumento de la luz solar influyen en la producción de ciertas hormonas como la serotonina afectando positivamente al bienestar personal y, por tanto, a nuestras emociones, al sueño y a la sexualidad.
El Dr. Cardinali, Experto en Ritmos Biológicos, indicó hace ya algún tiempo que la especie humana tiene un calendario biológico que va variando con las estaciones del año, el cual funciona con estímulos hormonales.
El Dr. Szent-Gyorgi en su día manifestó que algunas funciones fisiológicas como el estrés, el buen o mal humor están relacionados con la cantidad de luz solar que recibimos.
Los cambios hormonales dejan claro que con la llegada de la primavera, generalmente, hacen que nos sentimos más alegres, extrovertidos, enérgicos, motivados para hacer cosas, con ganas de alternar, existiendo una tendencia a realizar un mayor número de actividades lo que va a propiciar una mayor interacción social y que nos encontremos más predispuestos para dicha interacción. La forma de relacionarnos con los demás va a ser mucho más positiva y agradable, facilitando, así no sólo las relaciones sociales sino favoreciendo, también, las relaciones sexuales ya que se produce un incremento de la líbido y no sólo por la producción hormonal.
Con la llegada del buen tiempo y del calor, comenzamos a desprendernos de las ropas de abrigo, pasando a llevar ropas más ligeras que dejan al descubierto gran parte de nuestro cuerpo, circunstancia que permite que la percepción visual esté en su pleno apogeo sin olvidar una de sus funciones principales, recibir, a través de la visión, imágenes que pueden subir la “temperatura sexual” y no sólo por lo que se ve de un cuerpo sino por algo muchísimo más potente….. lo que nos imaginamos con lo que estamos viendo que, en gran medida, facilita que disfrutemos más de lo que imaginamos que de lo que vemos, poniéndose en marcha el mecanismo sensual, permitiendo, así, que se aumente la probabilidad de mantener más relaciones sexuales ya que las feromonas también se ven modificadas por el aumento de las horas de luz solar.
Existen motivos más que suficientes que explican que nuestro estado de ánimo es favorecido por los cambios medio ambientales que estamos comentando que acompañan a la entrada de la primavera.
Pero no siempre se producen cambios positivos, sino que en esta estación del año se produce la llamada astenia primaveral que es un leve estado transitorio que remite en cuanto que se produzca la adaptación al nuevo cambio estacional y que, aproximadamente, suele durar unas dos semanas.
En primavera aumenta la probabilidad de mantener relaciones sexuales por varios factores
En primavera aumenta la probabilidad de mantener relaciones sexuales por varios factores
Si nos preguntamos por qué en primavera la sangre se altera….debemos responder que los cambios externos como la temperatura o la presión atmosférica, principalmente, producen desajustes en algunas hormonas. No sólo la primavera favorece la secreción de feromonas, oxitocina, dopamina y noradrenalina, hormonas encargadas de atraer a los seres vivos de la misma especie facilitando, así, el apareamiento, sino que también favorece la secreción de las hormonas relacionadas con la atracción sexual y éstas, a su vez, influyen positivamente en un estado de ánimo mucho más positivo.
La evidencia científica pone de manifiesto, por tanto, que la expresión “la primavera la sangre altera” es cierta, ya que tanto el cambio de luz del ambiente como el cambio de las condiciones climáticas que aparecen con la llegada de la primavera suponen un impacto emocional extraordinario que explicaría la euforia primaveral.
Es una época que propicia al enamoramiento. Las personas enamoradas sienten el exceso de sangre correr por sus venas, subir a la cabeza y llegar al corazón apreciando una aceleración de sus latidos. De ahí que uno de los primeros síntomas del enamoramiento sea el enrojecimiento y un ritmo cardíaco acelerado. Sus ojos brillan, mantienen una sonrisa permanente, así como una sensación de bienestar contínua que les lleva a irradiar felicidad. Al sentirse felices se cuidan más físicamente, “mostrándose” una persona enamorada plena y diferente, lo que supone un despertar de los cinco sentidos y de la sensualidad.
El enamoramiento es un claro ejemplo de alteración fisiológica que se ve facilitado por las condiciones ambientales que caracterizan a la primavera.
De nosotros depende que la primavera “emocional” pueda durar todo el año…..
Ana María López Llorente
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