La adicción a las nuevas tecnologías en adolescentes
“No debemos perder la esencia del contacto real” –(Marc Masip, director del programa Desconect@). Siempre será más bella una puesta de sol o una sonrisa de un hermano que un mensaje instantáneo por el móvil o el correo electrónico. La sociedad busca la inmediatez, se reorganiza entorno a ella, evoluciona y cambia para que todo sea cada vez más rápido. Las nuevas tecnologías se convierten en herramientas que facilitan ese reto común de la sociedad (reto común en países del primer mundo, porque no olvidemos que el resto tienen otras preocupaciones menos inmediatas pero más básicas como la supervivencia).
Alex Rubio, planner, orientador, formador, speaker y cofundador de Adictos Social Media argumenta durante un curso de ‘Como comunicar mejor en las redes sociales’ que «es complicado entender a una persona menor de 18 años porque ha nacido ya con la tecnología asociada a su vida. Para ellos es imposible irse al monte y dejar el móvil en casa. Ellos saben hacerlo todo desde nacimiento, es un usuario mucho más tecnológico. Y para llegar a todos en necesario saber que te diriges a gente nativa digitalmente y a gente que no lo es«.
A los que nacieron antes de la revolución tecnológica les cuesta comprender aún el funcionamiento de muchas de las herramientas y plataformas, se habla de analfabetismo digital. Y conforme avanza la sociedad, cada vez esta está más entremezclada de ‘nativos digitales’ (los que prácticamente nacieron con el ordenador o el móvil bajo el brazo), de usuarios que se van adaptando poco a poco y de aquellos que nunca conseguirán comprender que es un ‘Tweet’ y para qué sirve.
Un 77% de los jóvenes entre 18 y 24 años son adictos a las nuevas tecnologías
Un 77% de los jóvenes entre 18 y 24 años son adictos a las nuevas tecnologías
Lo que preocupa es la aparición de la adicción. ¿Quién hoy en día no es un poco nomofóbico? (miedo irracional a salir de casa sin el teléfono móvil). Todos están a un paso de sufrir esa dependencia pero como siempre ocurre, los más vulnerables son los jóvenes. En este caso no tiene que ver un solo factor como la edad y la falta de madurez en la toma de decisiones, sino también la vorágine social en la que tecnológicamente han nacido y algo muy importante, el riesgo que conlleva no educar en el uso correcto de las nuevas tecnologías.
Marc Masip, del programa Desconect@ y con quien arrancaba este texto, advierte que un 77% de los jóvenes entre 18 y 24 años son adictos a las nuevas tecnologías y eso hizo que saltaran todas las alarmas. Desconect@ pretende que la sociedad (sobre todo los adolescentes) haga un buen uso de las nuevas tecnologías. El Smartphone, las múltiples redes sociales o los videojuegos son avances tecnológicos imparables, e incluso en muchos momentos, son de gran utilidad para el humano. Sin embargo, eso no quita, que su abuso sea enormemente contraproducente: “Actualmente poca gente entiende esta adicción como un gran problema. Somos conscientes de que existe pero todavía no queremos ponerle remedio. Y eso que está causando grandes daños. Actualmente está mejor visto el que abusa de las nuevas tecnologías que el que hace un uso totalmente nulo. Creo que esto cambiará”.
El límite. Del uso al abuso
Masip explica que el límite es abstracto. “Hay diferentes alarmas: Pasar mucho tiempo solo con el teléfono móvil, que tu profesor en clase te llame mucho la atención -o que tu jefe lo haga en el trabajo-, múltiples discusiones de pareja por conflictos derivados del teléfono, elevadas facturas o perdida de interés en otras actividades, etc. Para mí, los amigos son una buena fuente de detección, si te advierten continuamente de que no les haces caso y que estas “todo el día” con el móvil, cuidado. También sirve pensar en recorridos que haces habitualmente caminando (de casa al trabajo, de casa al gimnasio u otros), si los haces automáticamente con la cabeza mirando la pantalla, ¡Peligro! Como todo, creo que podemos tratarlo de adicción cuando interfiere en tu vida cotidiana».
El problema que se detecta es que los jóvenes utilizan las nuevas tecnologías para decirse a través de una pantalla aquello que no se atreven a decir en persona. “Antes el joven cobarde tenía poco recorrido, o espabilaba o se quedaba atrás. Las experiencias le ayudaban a curtirse. Ahora no hace falta, el joven tímido o cobarde hace y deshace a su antojo desde una pantalla encerrado en su habitación. Aquel joven cobarde pero que potencialmente podía desarrollar una personalidad fuerte, se está dejando llevar por la facilidad de las pantallas. Para mí, las redes sociales están fomentando la aparición del adolescente cobarde”.
Como en cualquier otra adicción para controlar el porcentaje de adictos todo pasa por invertir en prevención y educación en hábitos saludables. “Se previene conociendo el ámbito, siendo consciente de los peligros que conlleva y estableciendo una hoja de ruta consistente. Creo que el padre que se informa, se preocupa, investiga y se deja aconsejar por expertos antes de tomar ninguna decisión tiene mucho ganado”. Masip recomienda poner normas, horarios, contratos, reglas y premios o castigos según si se cumplen o no.
Para saber más acerca de cómo prevenir o cómo se trata una adicción de estas características, visita la entrevista completa a Marc Masip.
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