Entrevista a José Luis Cañas, especialista en adicciones desde la filosofía de la rehumanización. Parte II
Continuamos con la entrevista a José Luis Cañas, especialista en adicciones desde la filosofía de la rehumanización.
P: ¿En qué medida la filosofía de la rehumanización es complementaria con otros paradigmas científicos?
R: Entiendo que la rehumanización es transversal a todos los paradigmas. La rehumanización es una teoría que permeabiliza paradigmas, y por tanto propiamente no sería un paradigma nuevo. Tomemos la Psicología. Podemos encontrarnos con buenas herramientas cognitivo-conductuales en las psicologías conductistas, pero vemos que no son suficientes. La pregunta entonces es qué aporta la filosofía de la rehumanización a estas psicologías; y la respuesta es pues todo ese bagaje de sentido, ese bagaje de humanidad que no encontramos en los métodos exclusivamente objetivistas. Pero lo mismo diremos de los métodos exclusivamente subjetivistas del paradigma mentalista. Desde la filosofía de la rehumanización lo fundamental es que siempre estamos pensando en una persona no en un sujeto, ni en un individuo, mucho menos en un objeto. Muchas veces la ciencia trata a la persona como si fuera un objeto con la buena intención de manipular ese objeto para sacarle de la adicción, por ejemplo. Pero así no lo va a conseguir porque la persona no se reduce a ser un ‘problema adictivo’, se resiste a ser tratada simplemente como un problema. La rehumanización justamente aporta el cambio de perspectiva epistemológico de objeto a persona, y esto vale tanto para el paradigma conductista como para el mentalista, tanto para el cognitivo como el sistémico y el resto de paradigmas y psicologías. Lo importante es captar que hoy día hemos de hacer ciencias de la persona y para la persona, ciencias personalistas (CCPP). Ya no bastan las ciencias humanas, no bastan las ciencias de la salud, no bastan las ciencias sociales, etc., por sí solas y sin comunicación entre ellas. Dicho de otra manera: hemos de hacer ciencias de la salud, ciencias humanas, ciencias sociales, etc., con ojos rehumanizadores. A estos ojos nuevos podemos llamarlos ‘ciencias de la persona’. En conclusión, este modelo epistemológico antropológico yo lo llamo rehumanización, y desde él podemos apuntar a una forma nueva de hacer ciencia que permeabilice o que penetre a todas las ciencias.
Hay que hacer ciencias humanas, ciencias sociales, ciencias de la salud, con ojos rehumanizadores
Hay que hacer ciencias humanas, ciencias sociales, ciencias de la salud, con ojos rehumanizadores
P: ¿Qué diferencia hay entre rehabilitación y rehumanización?
R: La rehabilitación apunta a la inmediatez de quitar el problema adictivo que tiene la persona, pero si solamente nos quedamos ahí probablemente esa persona no haya asumido valores y herramientas personales como para ser una persona nueva. Entonces la rehumanización es eso, volver a ser persona. De alguna manera la metáfora de volver a nacer sería el horizonte de la rehumanización: volver a nacer como persona. Una terapia hospitalaria o ambulatoria, por ejemplo, puede quitar la adicción a una sustancia en una semana, pero ¿qué sucede a la semana siguiente? ¿Qué ha hecho la terapia hospitalaria? Rehabilitar. Por tanto, si rehabilitar no es suficiente tenemos que apuntar a nuevos métodos, a nuevos caminos. Volver a ser persona es el mejor trabajo preventivo: este camino yo lo llamo rehumanización.
P: Aunque apunta a que el consumo de alcohol y tabaco y otras drogas tiene componentes culturales, desde su filosofía de la rehumanización considera que esta conducta responde sobre todo a un vacío existencial previo. ¿También en el fenómeno actual del consumo recreativo en los jóvenes?
R: Pienso que la necesidad de llenar un vacío existencial es la primera causa de estas conductas. La pregunta personal clave es ¿a ti qué te ha llevado a consumir? Es decir, cuando preguntas esto a un joven, tanto al que ha tocado fondo y está totalmente desestructurado como al joven que ha tenido un episodio esporádico, ahí nos vamos a encontrar con respuestas que apuntan a la necesidad de llenar un vacío afectivo, un vacío de sentirse excluido del grupo y verse fuera del juego, etc. Por tanto, detrás de la conducta adictiva siempre encuentro esta razón profunda, que se manifiesta de forma diferente en las distintas etapas de la vida, sobre todo en la adolescencia y la juventud que son etapas por definición inestables. Y luego, por supuesto, está lo cultural: valores sociales, moda, imagen, identidad personal. Todo lo cultural viene después, está detrás, pero antes o delante está lo personal.
P: ¿Cómo se podría hacer una campaña de prevención desde el punto de vista de la filosofía de la rehumanización?
R: El mejor trabajo preventivo no habla de drogas, ni de sustancias, y ni siquiera de adicciones o de violencia, habla de adquisición y desarrollo de valores. Desde mi punto de vista hay que enseñar en el aula a desarrollar la ‘estructura personal trascendente’ o universal, es decir, enseñar a niños y jóvenes a vivir en la verdad, en la honestidad, en la comunicación, a manifestar sus afectos de forma correcta, a tener esperanza, y, en suma, a ser auténticamente libres. Por ahí hemos de dirigir las campañas preventivas, tanto en la escuela como en los medios de comunicación. Introducir en nuestras instituciones educativas conceptos de esperanza, de destino, de persona. En la vida estamos para cumplir un destino, no para tirarla por la borda en pos de una felicidad efímera siempre esquiva. Tenemos que hablar de todo lo que nos perdemos en la vida si derrotamos por caminos de deshumanización y, por el contrario, de todo lo que no nos podemos perder como persona.
El mejor trabajo preventivo no habla de adicciones ni de drogas. Habla de valores.
El mejor trabajo preventivo no habla de adicciones ni de drogas. Habla de valores.
P: En sus escritos postula que la violencia y las adicciones han llevado a una deshumanización del ser humano en el siglo XX. Actualmente ¿las nuevas tecnologías también están ahondando en esa deshumanización?
R: Las tecnologías per se no son ni buenas ni malas, son tecnologías, es decir instrumentos o medios que nos pueden ayudar o no en la vida dependiendo de su buen o mal uso. Dicho de otro modo: lo prioritario es enseñar a usarlas convenientemente. Desde muy pequeños ponemos en manos de los niños tecnologías muy potentes que si no enseñamos a utilizarlas en los tiempos y en los espacios oportunos aparece la problemática a la que estamos llegando. Muchos profesores se quejan de que no pueden explicar la lección porque los alumnos están manejando el móvil entre ellos; y muchos niños y jóvenes actuales caen en el uso tecnológico compulsivo, auténtica obsesión que les consume horas y horas enganchados. Indudablemente las tecnologías nos facilitan muchas cosas, y no podemos caer en el ramplón maniqueísmo condenatorio de las mismas entre otras razones porque ya no podemos prescindir de ellas. Sucede que a las generaciones adultas actuales nos han pillado con el pie cambiado, de ahí la necesidad de actualizarnos en su uso y manejo, pero siempre teniendo presente que somos nosotros (adultos y niños) los que dominamos a la tecnología y no la tecnología que nos domine a nosotros, que es lo que está pasando con las nuevas generaciones de adictos tecnológicos. Y esto hay que educarlo.
P: En la actualidad ¿hay instituciones o centros que trabajen con este modelo?
R: Ya hay un buen número de instituciones de ayuda y comunidades terapéuticas que manejan esta antropología rehumanizadora de forma explícita, y también algunas fundaciones y algunas universidades. Mi manual “Antropología de las adicciones. Psicoterapia y Rehumanización”, además de España (2004) ha sido editado en Guatemala (2009) y en Costa Rica (2013), y en los próximos meses está pendiente de aparecer en Ecuador y en Colombia. En los últimos cuatro años la teoría de la rehumanzación poco a poco se va difundiendo por Hispanoamérica y en países como Costa Rica se ha creado la “Escuela de Rehumanización JLC”, escuela que inmerecidamente lleva mi nombre. Como información de actualidad, le diré que la Fundación Costarricense para la Rehumanización-FUCOPRE está organizado la I Conferencia Internacional sobre Salud y Rehumanización (San José de Costa Rica, 17 al 20 de noviembre de 2014), que cuenta con la participación de máximos expertos a nivel mundial y donde se espera una asistencia numerosa de profesionales de la ayuda. La pequeña semilla que se plantó en España hace ya casi 20 años (“De las drogas a la esperanza. Una sencilla filosofía de la rehumanización”, 1996), y en Brasil (trad. portuguesa, 1998), germinó, creció, y empieza a dar frutos visibles de esperanza.
Si quiere leer la primera parte de esta entrevista, pinche aquí
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