¿Qué puede provocar una recaída?
El proceso de recaída es inherente al fenómeno de las adicciones y no debe ser valorada como un fracaso. La tasa de recaída es muy alta y se presenta frecuentemente durante el primer año.
Hay diferentes factores que favorecen la recaída, entre los cuales están: la presión de amigos consumidores, la existencia de conflictos, los estados psíquicos negativos y la propia dependencia fisiológica y psicológica al tóxico. Es importante considerar el estilo de vida del sujeto como un elemento que interactúa con los factores precipitantes señalados.
Conocer la existencia de estos factores tiene una gran importancia ya que posibilita dirigir el tratamiento para la prevención de estos factores o para la adquisición de habilidades y recursos para enfrentarlos; cuanto mayor sea el conocimiento sobre ellos, mayor posibilidad habrá de actuar con anticipación para evitarlos.
Existen en la sociedad una serie de ideas equivocadas, mitos falsos, sobre lo que es una recaída que pueden dificultar enormemente el trabajo para superarlas una vez que aparecen:
Es muy importante señalar que las recaídas comienzan antes de ingerir el tóxico y existen diferentes señales de aviso que indican el recomienzo del consumo.
Algunos factores que pueden provocar la recaída son las siguientes situaciones de riesgo:
- Presencia de Emociones difíciles: depresión, frustración, ansiedad, preocupación, culpa, vergüenza, timidez, inhibición, humillación, celos, ira, soledad, etc.
- Manejo de situaciones difíciles: compromisos o reuniones sociales, enfrentar una mala noticia, iniciar o terminar una relación de pareja, enfrentar el hecho de que los amigos consumen drogas, conflictos interpersonales (discusiones en el seno familiar, en las relaciones laborales…)
- Manejo de la diversión y el placer: conmemoraciones de fiestas y celebraciones, sentirse eufórico, cuando algo bueno sucede, cuando sale de paseo, recibir dinero, estar con los amigos o pareja consumiendo, etc.
- Vivencia de los problemas físicos y psicológicos: insomnio, dolores físicos, problemas sexuales, enfermedades propias, enfermedades o muerte de familiares, miedos diversos, sentimientos de soledad, etc.
- Situaciones de cercanía de la sustancia: Prueba de control personal (intento para probar la propia capacidad para poder consumir solamente una vez, sin perder el control, pruebas de fuerza de voluntad o fortaleza interior), cuando ve a las personas consumiendo, cuando los amigos le ofrecen la droga, cuando visita a ciertas personas o las recibe en la casa, cuando siente deseos de consumir en situaciones en las cuales consumía, etc.
- Percepción de la evolución del tratamiento: considerar el camino demasiado largo para la recuperación, creer que progresa poco o que es más difícil de lo que imaginaba, creer que no va ser capaz de vivir sin la droga, ausencia de metas y objetivos en la vida, intentar de nuevo consumir para valorar el autocontrol, creer que la familia o el terapeuta no está ayudando, etc.
Aunque no estén aquí todas las situaciones de riego posibles para una recaída, el manejo de estas situaciones contribuirá al manejo de otras. La autoeficacia es la habilidad que la persona tiene para enfrentar situaciones de riesgo, sin usar la droga.
Los factores de recaída se relacionan directamente con unas habilidades inadecuadas para enfrentar la presión social para el uso de la sustancia, exposición frecuente a las situaciones que llevaron al consumo de drogas en el pasado, recuerdos fisiológicos o psicológicos del uso anterior del alcohol u otra droga, intento de probar el control personal sobre el consumo, falta de habilidad para enfrentar conflictos interpersonales o emociones negativas
Uno de los principios de cualquier modelo de autocontrol de la dependencia es que la recaída puede ser una oportunidad para un aprendizaje adicional y no un indicador del fracaso. Cuando el individuo enfrenta eficazmente la situación, tiende a experimentar un sentido de dominio o percepción de control.
En casi todos los casos, las primeras semanas o meses de abstinencia son un período de cambios y progresos rápidos. Pero, tarde o temprano, aparecen nuevos problemas y nuevas responsabilidades. Las relaciones cambian y resulta importante aprender a comunicarse. La persona que está en rehabilitación debe aprender a vivir cambiando su estilo global, organizar su tiempo, enfrentar diferentes situaciones difíciles. Si el abstinente vuelve a consumir, debido a la rapidez conque el consumo progresa después de la recaída, es importante que los miembros de la familia y los amigos actúen inmediatamente.
La recaída no ocurre en un vacío. Hay muchos factores que contribuyen a la misma, así como también existen evidencias o señales de advertencia (Gorski y Miller) que indican que un paciente puede estar en peligro de retornar al abuso de sustancia.
Es probable que ninguna recaída presente todos los síntomas, pero es frecuente la presencia de muchos, en una sucesión de gravedad.
Fase 1 –
Señales internas de aviso de recaída: dificultades para pensar, en lidiar con sentimientos y emociones, en enfrentar el estrés, en dormir tranquilamente, sentimientos de vergüenza, culpa, desesperanza, etc.
Fase 2 –
Regreso a la negación. Los síntomas más comunes son: preocupación sobre el bienestar, negación de preocupación.
Fase 3 –
Impedimentos y comportamientos defensivos. Los síntomas más comunes son: considerar que nunca más consumirá, preocuparse por los demás en vez de por sí mismo, estar a la defensiva, tendencia a la soledad, impulsividad.
Fase 4 –
Construyendo la crisis. Las señales de aviso más comunes que ocurren en este período son: visión de túnel, depresión secundaria (leve), dejar de planificar de forma constructiva, los planes comienzan a fallar.
Fase 5 –
Inmovilización. Los síntomas más comunes son: devaneos e ilusiones, sentimientos de que nada puede ser solucionado, deseo inmaduro de ser feliz. .
Fase 6 –
Confusión y reacción. Las señales de aviso más comunes son: período de confusión, irritación con los amigos.
Fase 7 –
Depresión. Las señales más comunes son: hábitos alimentarios irregulares, falta de iniciativa, sueño irregular, pérdida de la rutina diaria, período de profunda depresión.
Fase 8 –
Pérdida del control del comportamiento. Las señales de aviso más comunes en esta fase son: participación irregular en las terapias de los grupos de ayuda mutua, desarrollo de una actitud de no tener nada que ver con la situación, rechazo abierto a la ayuda, falta de satisfacción con la vida, sentimientos de impotencia, etc.
Fase 9 –
Reconocimiento de pérdida del control. Las señales son: autocompasión, pensamientos de beber socialmente, mentiras consientes, pérdida completa de la autoconfianza.
Fase 10 –
Reducción de opciones. Las señales de aviso más comunes son: resentimientos insensatos, marcada soledad, frustración, ira y tensión, pérdida del control del comportamiento.
Fase 11 –
Vuelta al uso de la sustancia o colapso físico y emocional, vergüenza y culpa, pérdida del control, problemas en la vida y de salud.
Las personas con respuestas ineficaces a situaciones de alto riesgo experimentan falta de confianza, que junto con las expectativas positivas para el consumo de la sustancia, pueden provocar el consumo del mismo, generando sentimientos de culpa, que con el efecto positivo del alcohol, le inducirá a seguir bebiendo.
Algunos autores han descrito esta respuesta de no frenar el consumo tras la primera recaída y mantenerlo en el tiempo, como una reacción llamada efecto de la violación de la abstinencia; esta reacción se centra en la respuesta emocional que el sujeto tiene ante la recaída caracterizada por la sensación de haber echado todo por la borda y pensar que lo hecho hasta ese momento no tiene significado o no sirve para nada.
La prevención de recaídas se define como “el proceso de iniciar y mantener la abstinencia de alcohol o de otra sustancia, acompañado de modificaciones intra e interpersonales”. Se trata de un programa de autocontrol diseñado con el fin de ayudar a los individuos a anticipar y afrontar los problemas de recaída en el cambio de conductas adictivas.
Este programa de prevención se puede llevar a cabo a través de las terapias de grupos de ayuda mutua y las medidas psicosociales.
El grupo permite aceptar y entender la enfermedad, da herramientas para la autonomía de los integrantes y les prepara para situaciones de riesgo; así mismo aumenta la motivación para la abstinencia y da respuesta a la necesidad de adaptación social.
Se potencia la autoeficacia del adicto, ayudándole a reconocer situaciones de riesgo y a utilizar actitudes alternativas, evitando nuevos consumos, EVITANDO LA RECAÍDA.
Referencias bibliográficas:
-
«Terapia grupal en prevención de recaídas del alcoholismo frente a seguimiento ambulatorio habitual”. Pilar Calvo Estopiñán, Alfonso Pérez Poza, Pilar Sacristán Martín, Cristina Paricio García y Manuel Corbera Almajano.
-
“El proceso de recaída ene l alcoholismo” Armando Alonso Álvarez. . 2011.
Cristina Prados
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