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Paralelismo entre adicción comportamental y adicción a sustancia

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El Juego Patológico (o ludopatía) ha sido definido por múltiples autores como enfermedad o trastorno adictivo (Custer y Milt, 1985, Rosenthal, 1989; Lesieur y Heineman,1988; Rodríguez Martos, 1987), y por Ochoa y Labrador (1994) y Fernández Montalvo y Echeburúa (1997).

Griffi ths en 1998 definía las adicciones comportamentales como:

– No químicas o no tóxicas.

– Cualquier comportamiento puede ser definido operacionalmente como adicción si cumple los criterios siguientes:

• Saliencia: referido a cómo una actividad particular se convierte en la más importante en la vida del individuo y domina sus pensamientos, sentimientos y conducta.

• Modificación del humor: experiencias subjetivas que la gente experimenta como consecuencia de implicarse en la actividad.

• Tolerancia: proceso por el cual se requiere incrementar la cantidad de una actividad particular para lograr los efectos anteriores.

• Abstinencia: estado emocional desagradable y/o efectos físicos que ocurren cuando una actividad particular es interrumpida o repentinamente reducida.

• Conflicto: se refiere a los conflictos que se desarrollan entre el adicto y aquellos que le rodean (conflicto interpersonal), conflictos con otras actividades (trabajo, vida social, intereses, aficiones), o dentro de los propios individuos (conflicto intrapsíquicos) que están involucrados en la actividad particular.

• Recaída: es la tendencia a volver a los patrones tempranos de la actividad que vuelven a repetirse restaurando los patrones más extremos de la adicción, a veces tras años de abstinencia y control. 

Tras la lectura de estos criterios sobre la ludopatía resulta casi imposible diferenciarlos de los criterios que presenta el DSM sobre los trastornos adictivos con sustancia. 

A continuación se muestra una comparativa entre la dependencia de sustancias psicoactivas y la dependencia del juego, según DSM-III-R, recogida del libro El Juego Patológico de Ochoa y Labrador (1994, pag 37).

Dependencia de Sustancias Psicoactivas

Dependencia de Juego

  1. Preocupación frecuente por jugar o por obtener dinero para jugar.
1. Con frecuencia, el uso de la sustancia se hace en mayor cantidad o por un período más largo de lo que el sujeto pretendía. 2. Jugar más cantidad de dinero o durante más tiempo del que se había previsto.
2. Un deseo persistente o uno o más esfuerzos inútiles para suprimir o controlar el uso de la sustancia. 3. Esfuerzos repetidos para reducir o parar el juego.
3. Gran parte del tiempo se emplea en actividades

para obtener la sustancia (vg., el robo), consumirla

(vg., fumando en cadena), o recuperarse de sus efectos.

4. Sacrificio de alguna importante actividad social, profesional o recreativa en aras de poder jugar.
4. Intoxicación frecuente o síntomas de abstinencia cuando el sujeto tiene que desempeñar sus obligaciones laborales, escolares o domésticas (vg., no acude al trabajo a causa de la resaca, va al trabajo o a la escuela “colocado”, está bajo los efectos de la intoxicación  mientras cuida a sus hijos), o cuando el uso de la sustancia es físicamente arriesgado (vg., conduce bajo los efectos de la intoxicación). .
5. Reducción considerable o abandono de actividades sociales, laborales o recreativas a causa del uso de la sustancia. 5. Con frecuencia el juego tiene lugar cuando

se espera del sujeto que esté cumpliendo sus

obligaciones sociales o profesionales

6. Uso continuo de la sustancia a pesar de ser consciente de tener un problema social, psicológico o físico, persistente o recurrente, que está provocado o estimulado por el uso de tal sustancia (vg., el sujeto sigue consumiendo heroína a pesar de las discusiones familiares que provoca, de la depresión inducida por la cocaína, o de tener una úlcera que empeora con el alcohol). 6. Se continúa jugando a pesar de no poder pagar las deudas crecientes, o a pesar de otros problemas significativos (sociales, profesionales o legales) que el sujeto sabe que se agudizan con el juego.
7. Tolerancia notable: necesidad de incrementar considerablemente la cantidad de sustancia (al menos en un 50%) para conseguir el efecto deseado o la intoxicación, o una clara disminución de los efectos con el uso continuado de la misma cantidad de sustancia. 7. Necesidad de aumentar la magnitud o frecuencia de las apuestas para conseguir la excitación deseada.
8. Síntomas de abstinencia característicos. 8. Intranquilidad o irritabilidad cuando no puede jugar.
9. A menudo consume la sustancia para aliviar o evitarlos síntomas de abstinencia. 9. Pérdidas reiteradas de dinero en el juego y al día siguiente intentos de recuperarlo.

MECANISMOS PSICOLÓGICOS EN LAS ADICCIONES, TANTO A SUSTANCIAS COMO COMPORTAMENTALES. 

1/ Conceptos Básicos

ADICCIÓN:

“Conducta que produce placer o evita la incomodidad, con un patrón de fracaso recurrente en el control de la misma y una realización continua de ésta a pesar de las consecuencias negativas”.

La falta de control en la propia conducta del individuo es un aspecto clave presente en cualquier adicción.

Cualquier conducta normal placentera tiende a repetirse y es, por ello, susceptible de convertirse en un comportamiento adictivo, es decir, de conductas normales se pueden hacer usos anormales. (Echeburúa y Corral, 1994)

Los límites que pueden establecerse entre las conductas normales y las adictivas son los siguientes:

• Pérdida de control.
• Fuerte dependencia psíquica.
• Pérdida de interés por otras actividades gratificantes.
• Interferencia grave en la vida cotidiana.

Adicciones comportamentales y a sustancias

Mecanismos cognitivos que presenta el adicto al juego y el adicto a sustancias tóxicas que impiden la toma de conciencia de su patología.

Existen múltiples mecanismos psicológicos que aprenden a utilizar las personas con adicción y que les permiten convivir con su conducta adictiva.

– LA NEGACIÓN SISTEMÁTICA.

El adicto niega que la conducta problema se le está escapando de su control, lo esté obsesionando y conduciendo a conflictos con su entorno. Es típica la conducta de estar a la defensiva, ser reactivo cuando terceras personas lo confrontan con dicha conducta o con el descontrol que esta viviendo.

– LA MINIMIZACIÓN

Mecanismo psicológico reactivo, mediante el cual la persona adicta subestima o devalúa su conducta adictiva y sus consecuencias, minimiza lo que le está ocurriendo calificando las consecuencias de dicha conducta, los problemas que de ella derivan o su propia conducta adictiva: como pequeños, manejables, mínimos, y que no presentan tanta significación ni gravedad como para movilizar a la familia o terceros en busca de ayuda.

– EL AUTOENGAÑO

Es el mecanismo psicológico por el cual el se autoverbaliza argumentos que favorecen o refuerzan su conducta adictiva.

Todos estos argumentos justifican su conducta para no caer en una depresión que se vislumbra por que además su autoestima en estas circunstancias se ve afectada de manera relevante. 

DIFERENTES TRATAMIENTOS EN ADICCIONES: 

1/ Tratamiento en Prevención de recaídas:

La intervención en prevención de recaídas sería exactamente igual a la que está descrita para adictos a sustancias.

Resumimos aquí lo que se indica en el mencionado manual de Echeburúa y Fernández Montalvo.

– Es importante que la persona aprenda a detectar cuáles son las situaciones de riesgo y se entrenen en su afrontamiento.

– Puede ser interesante enseñar técnicas de relajación para su utilización en determinadas situaciones, tipo Jacobson u otras.

– Practicar actividades reforzantes alternativas al juego o al consumo, dado que al abandonarlo se dispone de un tiempo extra cuya ocupación en otras actividades es beneficioso para el adicto. Al principio serán pequeñas actividades que antes no realizaba y que ahora puede y desea realizar, como estar más tiempo con los hijos y con la familia, hacer algunas tarea del entorno familiar que no le supongan una carga, etc. Pero a largo plazo lo interesante sería instaurar una o varias aficiones que puedan ir ocupando el tiempo, las relaciones, los pensamientos y las emociones, y que ahora, al abandonar el juego o el consumo, hay posibilidad de practicar.

– Reestructurar los pensamientos erróneos sobre los efectos negativos del juego/ consumo. Con el paso del tiempo el jugador-consumidor minimiza las consecuencias de volver a jugar o consumir la sustancia. Es importante hacer el ejercicio de plasmar lo que ocurriría a distintos niveles si reinicia la conducta adictiva, teniendo presente que las consecuencias serían mucho más negativas que mantenerse abstinente, y minimizar los supuestos efectos positivos que produciría el volver a jugar-consumir. Es importante que evalúe las posibles pérdidas personales, familiares, sociales, económicas, etc. que podría originar el reiniciar nuevamente su conducta adictiva.

– Afrontamiento de la presión social. Es interesante entrenar habilidades de rechazo ante una invitación, así como desdramatizar su problema, de tal forma que las personas más próximas, según el deseo del jugador-consumidor, puedan conocer su situación de abstinencia para evitar futuras invitaciones a jugar.

– Conflictos personales e interpersonales. Se plantea enseñar técnicas de solución de problemas para afrontar los diversos conflictos que pudieran sufrirse, de tal forma que no se utilice como estrategia inadecuada de solución jugar o consumir la droga para evadir los conflictos.

– Estados emocionales negativos: qué hacer cuando uno está decaído. Se propone la intervención cognitiva, detección de pensamientos automáticos, entrenamiento cognitivo para su discusión y desarrollo de pensamientos alternativos. A su vez la realización de actividades de dominio y agrado.

– Recaída aislada en la adicción (Juego o sustancia). Informar de lo que es el efecto de violación de la abstinencia y las posibilidades de encauzar la conducta una vez se produce una recaída.

Para prevenir las recaídas a largo plazo es importante:

– Abordar los problemas específicos que presenta cada persona. En la mayor parte de los casos además de juego patológico o consumo de sustancias tóxicas puede coexistir ansiedad elevada, estado de animo deprimido, discusiones familiares y de pareja, problemas laborales, etc.

– Cambio en el estilo de vida. Como ya apuntábamos en el desarrollo de actividades alternativas reforzantes, para que la persona no retome conductas abusivas es importante que el vacío producido al abandonarlo tenga alguna respuesta. Este vacío se produce por no existir ya una actividad, unas emociones y unos pensamientos que antes se producían. Parte se completará con el trabajo y la familia, dado que estas facetas de la vida estarían desatendidas, pero otra parte importante debe completarse con actividades reforzantes de ocio y tiempo libre, aficiones que ya existieran y se retomen o aficiones nuevas en personas que refieren no haberlas tenido previamente.

 2/ Terapia cognitivo-conductual.

Existen diferentes modelos de esta terapia, vamos a ver los puntos que comparten todos ellos.

1. Información sobre el juego o la sustancia que se consume

Informar a la persona con adicción de lo que es un juego de azar y de apuestas. La mayoría de los jugadores o consumidores conocen mal lo que determina estos comportamientos adictivos.

2. Corrección de creencias erróneas.

La terapia de reestructuración cognitiva se centra en la identificación de las creencias erróneas sobre el juego o efectos del consumo de sustancias y su sustitución por pensamientos más realistas.

3. Entrenamiento en la solución de problemas respecto al juego.

El entrenamiento en la solución de problemas será a menudo una fase importante.

4. Entrenamiento en habilidades sociales.

El jugador-consumidor aprende en forma de representación de rol a rechazar las peticiones que se le hacen, a aceptar los comentarios negativos y desagradables de sus semejantes y a desarrollar una red social que le convenga.

5. Prevención de recaídas.

La fase de mantenimiento es la más importante en el proceso de cambio.

3/ Grupos de Ayuda Mutua.

En qué puede ayudar el grupo al jugador patológico o al adicto a sustancias:

– Facilitar el afrontar las condiciones emocionales que a menudo acompañan a la adicción.

– Dar respuesta a la necesidad de sentirse aceptado.

– Aumentar la capacidad de reconocer, anticipar y encontrar alternativas a situaciones que pueden precipitar una recaída.

– A partir de las vivencias de sentimientos y reacciones de los demás, aceptar más fácilmente sentimientos similares en ellos mismos.

– Facilitar la introspección al verse reflejado en los demás.

– Facilitar alivio de la tensión que presenta el jugador-consumidor, al no sentirse único, extraño y raro.

– Motivación al tratamiento producida, entre otras cosas, al comprobar que otras personas con un problema similar han conseguido superarlo o lo están superando. Aceptar técnicas propuestas que parecerían difíciles de conseguir si no observa cómo otras personas pueden realizarlas, por ejemplo, la técnica de control de estímulos (control de acceso a dinero).

– Recordar las emociones negativas producidas por el juego o el consumo de sustancias tóxicas al percibir la afectación de una persona que llega a tratamiento, en comparación con su situación actual más estable emocionalmente tras un período de abstinencia

– Aprender de errores cometidos por otros miembros del grupo ayuda a entender las recaídas. El individuo que comete errores y los comenta en el grupo sirve al grupo como ejemplo de una actuación que lleva a resultados no deseados.

– Reorganización del estilo de vida, modificación de hábitos, planteamiento de otras actividades alternativas.

– Aprendizaje grupal. Posiblemente los comentarios realizados en grupo por uno de los miembros del mismo, sobre todo si estos comentarios son corroborados por otros compañeros de grupo, tengan mayor peso para realizar cambios en los sujetos que las indicaciones que le transmita el coordinador del grupo aunque éste sea un profesional.

Bibliografía:
– Echeburúa, E. (2006). Avances en el tratamiento psicológico de la ludopatía y de las nuevas adicciones. Revista de Formación Continuada en Trastornos Adictivos de la Sociedad Española de Toxicomanías. 2:169-186.
– Graña, J.L. (1994). Conductas Adictivas. Teoría, evaluación y tratamiento. Madrid: Editorial Debate S. A.
– MANUAL DE INTERVENCIÓN EN JUEGO PATOLÓGICO
Junta de Extremadura. Consejería de Sanidad y Dependencia.
Servicio Extremeño de Salud. Secretaría Técnica de Drogodependencias.

 

– Rodríguez –Martos, A. (1987). El juego. Otro modelo de dependencia. Aspectos comunes y diferenciales con respecto a las drogodependencias. Fons Informatiu, 12.

 

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Cristina Prados

Psicóloga de la asociación AARIF de Illescas y coordinadora del comité asesor técnico de CAARFE

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