El movimiento asociativo: de un modelo de salud a un espacio de convivencia
La persona que llega a una asociación con un trastorno adictivo viene empujada por dos realidades, una, la familia, y, la otra, por la deriva de su propio consumo.
Cuando viene solamente empujado por la primera, que es en la mayoría de los casos, y no admite la segunda, nos encontramos con la resistencia inicial para involucrarse en su recuperación. Y…, ¿qué suele ocurrir en estos casos? Que el objetivo de esta persona no sea otro que contentar y acallar a la familia. En la mayoría de ellos, la persona suele abandonar a las primeras de cambio, y pocos son los que un despertar o toma de conciencia de su realidad les haga continuar, aunque también sucede.
También existen aquellos casos en los que más que venir por sí mismos o por contentar a la familia, lo hacen por recuperar lo que creen ya perdido, y una vez conseguido suelen abandonar su recuperación, aunque algunas también se quedan. Pocas son las personas que deciden por sí mismas pedir ayuda e involucrarse en su recuperación, pero, afortunadamente, también las hay.
De la entrevista motivacional a una buena acogida.
Hagamos un ejercicio, … intentemos convencer a una mujer o un hombre de que cambie de su equipo favorito a otro, a ver si lo conseguimos. El resultado será negativo, y da igual si su equipo va el último en la clasificación, porque siempre, aunque lo critique, lo defenderá. Y le dará igual si nosotros le intentamos convencer de que en nuestro equipo el juego es mucho mejor, más divertido y de que obtenemos mayores victorias, la negativa será la misma.
Así que de esto se trata, de no convencer, y esto es lo que debemos tener en cuenta a la hora de hacer una entrevista con la persona que se sienta frente a nosotros, sea cual fuere el caso de los descritos al inicio del artículo.
Por todo esto, los profesionales o expertos que nos manejamos desde la Ciencia, no podemos circunscribirnos con pasar la entrevista motivacional (aunque válida, me atrevo a decir que es prescindible), pues de esta tan solo vamos a obtener datos, muchos datos -no siempre fidedignos, ya que la mentira es parte de la sintomatología-, y, sobre todo, resistencia, mucha resistencia. Porque no se trata tan solo de hacerles reflexionar, amplificar o replantearles las resistencias, de resaltar sus cambios de ambivalencia, de cambiarles el foco o atribuirles que es su decisión, pues, de una forma u otra, le estamos “haciendo ver” que su equipo juega fatal y va el último en la clasificación.
No olvidemos que tratamos con una persona, una persona enferma, sí, pero persona.
Entonces, ¿qué procede?, pues desde la escucha activa, la empatía y la comprensión dejarles que nos expliquen como “juega su equipo y qué rol tiene en él como jugador”. Con toda probabilidad nos diga que su equipo o él no juega tan mal, y que piensa remontar, que tan solo es un bache de mal juego. Pues seamos comprensivos con lo que nos dice y no le contradigamos, tiene derecho a “creer” en él, aunque sepamos que la realidad es bien distinta. Al final, esa realidad le demostrará que los goles los encaja ella o él, o que todas las canastas que intente encestar serán fallidas.
Desde el profesionalismo, en esa primera toma de contacto, lo adecuado es comprender ese espíritu de lucha, esa persistencia en superarlo por sí misma, en no querer aceptar una imagen negativa de su persona. Pero comentarles que conocen muchos casos de personas que jugaron en ese equipo o uno muy parecido y que, un día, decidieron mejorar su juego, y para ello cambiaron de estadio (la asociación), y de entrenador (la salud), y como consecuencia de esa decisión, hoy juegan en una liga maravillosa (La Vida), con otros equipos (familia y nuevos amigos).
Desde el modelo de autoayuda, si el que lo o la acoge es otra persona con su misma problemática, dejar que la persona se desahogue y cuente como es su juego, pues no se trata de convencerles de las bondades del nuevo juego y de lo bien que le va al que lo recibe. Sino que, sin contarle su vida, con pocas palabras, repito, muy pocas, hay que comentar que él o ella jugó también en esa liga (identificación), que tenía la misma demarcación o puede que jugara con otro número de dorsal, pero que él o ella, particularmente, conoce muy bien ese terreno de juego y que se lesionaba una vez tras otra.
Tengamos en cuenta que en esa primera toma de contacto no solo se le entrevista o acoge, sino que también se le da información, y el exceso de esta es contraproducente en ese contacto inicial, pues no están, por razones obvias, muy receptivos. Lo importante será comunicarle los horarios de terapias, servicios y poco más. Y, a partir de ahí, lo esencial es dejarle espacio entre la acogida, esa información y su propia decisión. Insistirle en que se quede el primer día, suele ser contraproducente. La persona debe sentir que toma sus propias decisiones.
Hay algo fundamental que hemos de tener en cuenta, y es que, aunque él o ella crea que pueda remontar, los que le reciben saben que mientras la persona no tome la decisión de afrontarla, la enfermedad seguirá su progresión y empeorará con el tiempo. Y algo más importante aún, cuando ellas o ellos “creen” estar convencidos de que la pueden “controlar”, sabrán, si no lo saben ya, que llegado a un punto ni el autoengaño les funciona, pues su conciencia es más poderosa que sus propios pensamientos o creencias. Y es en esa voz de la conciencia interior en quien tenemos que confiar, porque ella siempre hace bien su trabajo.
Por todo esto es tan importante una buena acogida, porque si la persona decide no quedarse en un primer momento, y persiste en su forma de jugar, en su estadio, en su terreno, y con los mismos contrincantes se enfrentará inexorablemente a su deteriorada realidad. Y ese espejo roto no le engañará, aunque él o ella lo intente. Entonces recordará ese estadio que piso por primera vez o estuvo poco tiempo, aquellas palabras y aquel buen trato, la escucha recibida sin juicios ni prejuicios, palabras dichas desde el respeto, la sinceridad, la comprensión y el corazón.
Ante lo descrito hasta ahora se deduciría que son muy pocas las personas que superan un trastorno adictivo, pues nada más lejos de la realidad. Son muchas las personas, mujeres y hombres que salen…..
(Este artículo continuará con una segunda parte).
Salud y Sobriedad.
¡Un abrazo a todas y a todos!!
Luis C Vertedor
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