Entrevista a Pier Giorgio Semboloni, codirector del Centro Genovese di Terapia della Famiglia. Parte II
Continuamos con la segunda parte de la entrevista a Pier Giorgio
Semboloni, codirector del Centro Genovese di Terapia della Famiglia, especialista en neuropsiquiatría infantil y psicoterapeuta.
P: ¿Qué innovaciones respecto a la terapia familiar y su epistemología ha introducido el Milan Approach, modelo con el que se formó en el Centro Milanese per lo Studio della Famiglia?
R: La familia en la definición clásica del Centro Milanese per lo Studio della Famiglia es como un grupo natural con historia, que en el curso de su desarrollo ha creado sus propias reglas, cuyas fuentes se encuentran frecuentemente en las normas que reglan las relaciones de la familia de origen y que la pareja, al constituirse, tendrá que negociar, por ensayo-error, en el curso de su convivencia. En los años ‘80 este centro era ya conocido a nivel internacional en el campo de la psicoterapia por haber propuesto un tipo de intervención “paradojal” que al final de la sesión creaba una fuerte intensidad emotiva movilizando a la familia hacia cambios y reorganizaciones que los mismos miembros del sistema familiar ponían en marcha. Pero luego lo que se ha definido central en este tipo de abordaje ha sido utilizar las preguntas, las llamadas “preguntas circulares” como instrumento para implementar cambios. G.F. Cecchin, atrayendo nuestra atención sobre “la curiosidad”, seguramente indicó una vía para trabajar en toxicomanías. Utilizando sus palabras se puede decir que: “lo mejor es hacer surgir pautas en la intervención con la familia. No debemos imaginarnos como profesores que ofrecen a las familias el mejor ‘escenario’ para ello. No conocemos todavía qué escenario tendrá éxito para esta familia. Solo podemos hacer interacciones para perturbar el sistema, de modo que la familia encuentre, ella misma su escenario”.
Una epistemología de la terapia familiar debe mirar por tanto a cómo el paciente y el terapeuta construyen una realidad terapéutica
Una epistemología de la terapia familiar debe mirar por tanto a cómo el paciente y el terapeuta construyen una realidad terapéutica
P: ¿Cómo se han trasladado éstas al Centro Genovese di Terapia della Famiglia?
R: La reflexión a propósito de los instrumentos clásicos utilizados en el tratamiento de la drogadicción (en primer lugar los fármacos) y la frecuente cronicidad nos había empujado a buscar nuevos modelos de intervención, más coherentes con una epistemología del cambio utilizando para ello, en este contexto, los recursos específicos de nuestro equipo y las experiencias conocidas de otros lugares. Nuestras fuentes estaban constituidas por nuestra formación sistémica en el Centro Milanese di terapia della famiglia, con Luigi Boscolo y Gianfranco Cecchin y por nuestra experiencia terapéutica sistémica con pacientes psiquiátricos. Desde este punto de vista, hacer terapia con un toxicómano es sobre todo hacer interacciones con su sistema de pertenencia y comunicarle por las interacciones, los recursos que puede utilizar en su “acoplamiento estructural” que puede producirse o puede ser aplazado para otro momento, después de otras interacciones entre el sistema terapéutico y el sistema del toxicómano.
La reflexión en esta materia nos ha llevado a ver estos dos sistemas como el único sistema que, utilizando la proposición de Goolishan, se podría denominar “el sistema determinado por el problema”. Según Goolishan, el sistema determinado por el problema existe únicamente en el lenguaje y en la acción. En un sistema de comunicación lingüística los problemas existen porque cada uno dice que “es un problema” y otro acepta la afirmación. Muchas veces no se está de acuerdo a propósito de la definición del problema. Todos los que participan en la conversación a propósito del problema son importantes para el tratamiento del problema. La conversación a propósito del problema define pues los componentes del sistema con los que debemos trabajar en la terapia. Los terapeutas no tratan a las familias, familias extensas, las redes, los individuos, la estructura intrapsíquica, sino más bien crean interacciones con una ecología de ideas que representa una transformación de la experiencia comunicada por el lenguaje de una manera que determina un contexto y algunas veces nuevos sistemas .
P: En su artículo ‘Intervenciones relacionales sistémicas en psicoterapia y contextos interculturales’ afirma que la terapia significa también confrontar la epistemología del propio terapeuta con la de la familia que ha acudido a su consulta. Asimismo, esta familia posee una propia cultura. ¿Se ha de entender, por tanto, que el terapeuta, en su práctica profesional, ha de conseguir mirar a esa familia como si fuera un Otro al que ha de estudiar y sobre el que debe aprender sus normas culturales?
R: Hay que mirar al contexto cultural del paciente y al contexto en que el terapeuta forma y construye sus puntos de vista. Gregory Bateson se definía como un epistemiólogo. El acto fundamental de una epistemología es definir una distinción. Lo que nosotros conocemos está sometido a las distinciones que nosotros designamos. Bateson se refería a esta actividad como “puntuación”. Culturas e individuos pueden variar según cómo es punteado su mundo de la experiencia. El inicio del cambio del esquema de referencia de un paciente a menudo conduce a la modificación de un comportamiento problemático. Conocer cómo los pacientes construyen estos mundos define una “epistemología clínica”. Una epistemología de la terapia familiar debe mirar por tanto a cómo el paciente y el terapeuta construyen una realidad terapéutica. Los terapeutas familiares son epistemiólogos en el sentido de que incorporan patrones de conocimiento y de construcción de una realidad terapéutica.
El uso de drogas es hoy un fenómeno de masas, típico de la cultura dominante
El uso de drogas es hoy un fenómeno de masas, típico de la cultura dominante
P: ¿Por qué la cultura influye en la expresión de unas determinadas patologías en cada momento histórico? ¿Cómo influye el contexto social y cultural actual en la aparición de las adicciones? ¿Vivimos en una sociedad que propicia la aparición de esta patología? Si es así, ¿por qué?
R: Es posible con un abordaje holístico y antropológico desarrollar una clínica que tenga juntos los diferentes sistemas en juego: biológicos, psicológicos, sociales. El uso de drogas es hoy un fenómeno de masas, típico de la cultura dominante y no ya de subculturas desadas. Vivimos en un contexto en el cual nos han transformado en “máquinas corpóreas” que van buscando continuamente “consuelos químicos”: el remedio químico para mejorar nuestro estilo de vida (fármacos contra la calvicie, la arrugas, etc.) fármacos que más que terapias son instrumentos para nuestro bienestar, la dichas “Life-style-drugs “.
Por otro lado, están los jóvenes y las dificultades de crecer: aguantar la frustraciones, sentirse inadecuados a los pares, probar la fatiga de hacer trabajo… las incertidumbres de construir hipótesis hacia el futuro (no sentirse capaces ni de divertirse…) y al lado de todo esto las drogas para ser adecuado, más valiente, más resistente bailando… drogas de relación, ponerse más fácilmente en contacto… Podemos utilizar una posición étnica a un nivel macrosistémico más amplio, para conceptualizar y describir desde este punto de vista cómo las patologías nacen y crecen en determinadas épocas. Respecto a esta aproximación el trastorno étnico representa la expresión de los esfuerzos y de las tensiones que están en el interior de una particular cultura o de un particular periodo histórico (Devereux). Existiría una continuidad entre los síntomas del trastorno, sus dinámicas y elementos normales de aquella cultura. Como escribe Benasayag (Les passions tristes), la crisis personal choca con aquella de la cultura. El fondo sobre el que se desarrollan las realidades individuales y familiares es el de la crisis en la crisis. La historia y las historias personales, familiares y sociales son otras tantas dimensiones que se interceptan incesantemente delimitando encrucijadas y singularidades.
Trastornos de personalidad y patología de la gratificación pueden encontrar correspondencia en “las nuevas dependencias” (o abuso sin sustancias) como los juegos de azar, la dependencia de internet, la dependencia del trabajo y la compra compulsiva. Típica de esta sociedad es también la oferta de sustancias, alcohol, fármacos y comidas, como formas de “autoterapia” en relación a conflictos psicológicos y evolutivos.
Para leer la primera parte de la entrevista pinche aquí
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