SHABÚ o la droga de los pobres
Marta Saiz | Periodista colaboradora en InDependientes
Las drogas de diseño son cada vez más comunes en nuestra sociedad, muchos afirman que es debido al descenso de las sustancias habituales como cannabis o cocaína; sin embargo, la mayoría de estas nuevas sustancias son derivadas de las ya existentes, con mezcla de medicamentos y productos desconocidos que hacen más barata su producción.
Una de esas drogas es la conocida como Shabú, una metanfetamina cristalina situada en la lista II de la Convención Internacional de Psicotrópicos por su alto potencial de adicción, 15 veces más alto que la cocaína.
Principalmente, esta droga es consumida en el sureste asiático -especialmente en Filipinas-, de ahí su apodo la droga de los pobres, puesto que son los trabajadores de estos países los que la “necesitan” para afrontar las largas horas de trabajo.
Los efectos a corto plazo son, entre otros, insomnio -una dosis es capaz de mantener al individuo hasta tres días despierto-, irritabilidad, agresividad y paranoia. Cuando la euforia disminuye, suelen haber episodios de extrema violencia entre sus consumidores.
A largo plazo, estos efectos empeoran, ya que se pueden erosionar los vasos sanguíneos que llegan al cerebro, generando síntomas parecidos a los del Parkinson. Asimismo, el consumo de Shabú puede desembocar en un ictus cerebral.
Otro de los efectos a largo plazo es la enfermedad incurable de la meta-boca, por la que los dientes se tiñen de un tono grisáceo y se deterioran hasta que caen.
Al igual que la cocaína, el Shabú llega a las neuronas produciendo una liberación de adrenalina, dopamina y serotonina que activan el Sistema Nervioso Central, pero de una manera mucho más potente, ya que, al ser inhalada, se absorbe por el pulmón que tiene una superficie más grande.
Pero, ¿cuál es la diferencia con la metanfetamina que conocemos en España?
El común cristal de nuestro país es sulfato de metanfetamina y se deja reposar bajo la lengua para que se mezcle con el riego sanguíneo; mientras que el Shabú es clorhidrato de metanfetamina y se fuma -siendo más adictivo-.
La fabricación de este último también es diferente, puesto que se deriva de una sustancia llamada Edefina, que se halla en muchos medicamentos para combatir el resfriado, legales en todo el mundo -excepto en Filipinas-, lo que hace de su producción mucho más fácil y barata que otro tipo de metanfetaminas.
En España se conocen dos grandes operaciones policiales contra esta sustancia, en 2011 y el pasado mes de marzo. Aunque no es muy cuantiosa ni popular en nuestro país, es alarmante, puesto que si es confundida con el cristal y se ingiere, puede llegar a ser letal en su primera dosis.
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