La ‘locura’ tiene un nombre, trastorno mental
Alethia Rangel | Psicóloga y arteterapeuta en Alemania
Siempre que me preguntan si trabajo con locos respondo que “NO“. No trabajo con locos. Lo que conocemos como “locura“ tiene otro nombre. Se llama “trastorno mental“ y afecta, en sus diferentes formas, a aproximadamente 450 millones de personas en todo el mundo. Las enfermedades o trastornos mentales abarcan una amplia variedad de problemas y cada uno de ellos presenta características específicas distintas. A pesar de contar con el Manual de Diagnóstico, muchas veces es difícil realizar un diagnóstico exacto, debido a que se deben de tomar muchos factores en cuenta, como: la sintomatología, la edad, experiencias de vida, entre otras. Además, los síntomas de algunos trastornos son muy parecidos y a veces solamente cambian debido al tiempo de duración de los mismos.
En la antigüedad, se relacionaba los trastornos mentales con causas sobrenaturales. Unas culturas se lo atribuían a los dioses, otras a espíritus malignos. Hace más de 5.000 años, a las personas con diferentes enfermedades mentales se les torturaba y/o confinaba. En el siglo XIX, se les encerraba en manicomios, donde se les “trataba”, manteniéndolos atados o sumergiéndolos en agua fría para se les quitar los síntomas.
En los años 40 comenzó a aplicarse la lobotomía y en los 60 se realizaron experimentos con radiación, entre otros. Esto sólo logró que muchas personas sufrieran daños cerebrales irreversibles. Gracias a los avances de las neurociencias, en la actualidad se sabe un poco más sobre lo que pasa en el cerebro de estos pacientes. Los hallazgos de diferentes investigaciones científicas nos comparten sus observaciones en cuanto a los cambios estructurales y bioquímicos que se dan en el cerebro de personas con diferentes diagnósticos.
A mis doce años comencé a sentir una gran curiosidad, heredada de mi padre, por lo que pasa en la mente de estas personas. Desde hace 10 años me adentré más en el mundo de los trastornos mentales. Ahora conozco esas caras y esas voces de cerca. Les acompaño en su vida diaria y tratan de relatarme lo que pasa por su mente.
A su manera, poco a poco les acompaño en su integración a la sociedad. A una sociedad que aún los rechaza, que aún posee muchos prejuicios acerca de los trastornos mentales. A su tiempo lo logran unos y unas. Otros pacientes recaen hasta dar un paso atrás en el “escalón de la independencia“ y se quedan a vivir en una casa psiquiátrica, en alemán llamada “Wohnstätte“.
Ellos y ellas también tratan de adaptarse a este mundo. Como tú, como yo. Tienen sus dificultades, como tú, como yo. Sólo que a ellos les acompaña, además de la enfermedad, el estigma. En la actualidad, se va comprendiendo mejor este mundo insólito. Se requiere tiempo y paciencia, pero lo positivo es que ha habido avances. Desde mi punto de vista, uno de las principales tareas consiste en brindar información a la gente acerca de los diferentes trastornos. Al saber aspectos importantes, podemos entender más a las personas y desarrollar la empatía. Comprendemos que una persona no es “floja” al no poderse levantar de la cama debido a una depresión. O que decirle a una persona que se calme al experimentar un ataque de pánico no ayudará mucho.
En esta publicación les comparto imágenes que realicé basadas en entrevistas y relatos de mis
pacientes. Además, les comparto información que puede ser útil en cuanto a los trastornos mentales. Comencemos a desaprender lo aprendido para poder abrir paso a la empatía y comprensión. Esto aligerará mucho el peso que sienten algunas personas al padecer alguno o varios de los diferentes trastornos. “Soy una persona tratando de vivir, no un ser poseído” me dijo un paciente.
El trastorno límite de la personalidad (borderline) también llamado limítrofe o fronterizo, es definido por el DSM-IV (DSM-IV 301.831) como «un trastorno de la personalidad que se caracteriza primariamente por inestabilidad emocional, pensamiento extremadamente polarizado y dicotómico, impulsividad y relaciones interpersonales caóticas». Tienden a tener conductas autolesivas, como consumir sustancias tóxicas, hacerse cortes en los brazos o exponerse a situaciones de riesgo. En su caso, se trata de una forma de descargar la tensión interna que sufren y que no son capaces de expresar de otra forma. Las autolesiones se realizan con el objetivo de reducir el malestar emocional.
En el trastorno de la esquizofrenia puede aparecer el síntoma de las “alucinaciones auditivas“ lo que se conoce como “escuchar voces“. Este síntoma afecta al 80% de las personas diagnosticadas con este trastorno. Existen también cambios neurofisiológicos en los cerebros de las personas con esquizofrenia. Estudios recientes señalan que no procesan la información del exterior y del interior igual que una persona sin esquizofrenia. Eso puede explicar que sientan que las voces algunas veces procedan del exterior.
El trastorno bipolar es una enfermedad mental caracterizada por cambios extremos en el estado de ánimo que van desde la manía hasta la depresión. A la persona con bipolaridad le es muy difícil controlar sus emociones. Los episodios maníacos varían de persona a persona y presentar conductas compulsivas y a veces hasta nocivas para la salud, como consumir grandes dosis de drogas.
Los trastornos disociativos suponen una desconexión entre pensamientos, recuerdos, entornos, acciones e identidad. Es como si la persona ya no se sintiera en su cuerpo. En este trastorno la persona escapa de la realidad de formas involuntarias. Es frecuente que estos trastornos aparezcan en reacción a un trauma, como parte de una respuesta ante una emoción muy intensa y desagradable para la persona.
El trastorno de personalidad múltiple o trastorno de identidad disociativo se caracteriza por la existencia de dos o más estados de la personalidad o identidades que controlan de manera frecuente el comportamiento de la persona. La persona experimenta diferentes cambios de personalidad y en la conexión entre ellas suele darse con un episodio de amnesia. La mayor parte del tiempo no son conscientes de las acciones que realizan sus otras personalidades.
La depresión es más que solamente sentirse triste y pensar que pasará. Es un trastorno emocional caracterizado por una profunda tristeza y pérdida de interés en realizar diferentes actividades. Es importante que, si una persona conocida o un ser querido ha sido diagnosticado con este trastorno, no pensemos que es un “flojo“o “floja“ que no quiere levantarse de la cama. Este trastorno afecta los sentimientos, los pensamientos y el comportamiento de una persona, y puede causar una variedad de problemas físicos y emocionales.
Existen los llamados “trastorno de personalidad“. Se caracterizan por tener un patrón de pensamiento, desempeño y comportamiento marcado y poco saludable. Estas personas tienen problemas para percibir y relacionarse con las situaciones y las personas. Esto causa problemas y limitaciones importantes en las relaciones, las actividades sociales, el trabajo y la escuela. Existen de diferentes tipos, entre ellos la personalidad narcisista y la dependiente.
El trastorno de pánico es un tipo de trastorno de ansiedad. Causa ataques de pánico, que son sensaciones repentinas de terror sin un peligro aparente. La persona puede sentir que está perdiendo el control o que se va a morir. También se presentan síntomas físicos como taquicardia, sensación de asfixia, sudoración, entre otros.
El trastorno por déficit de atención con hiperactividad es frecuentemente detectado en la infancia y puede persistir hasta la edad adulta. Se caracteriza por falta de atención, hiperactividad y comportamiento impulsivo. Las personas con este trastorno presentan inestabilidad emocional y conductas impulsivas que produce problemas en múltiples áreas de funcionamiento, lo cual dificulta el desarrollo social, emocional y cognitivo de la persona que lo padece.
La psicosis es un estado mental que se caracteriza por la pérdida de la realidad. Entre los trastornos psicóticos se encuentra la esquizofrenia, trastorno esquizoafectivo y trastorno delirante, entre otros. Los fenómenos psicóticos más conocidos son las alucinaciones y los delirios. Se desconocen las causas de la psicosis, aunque estudios muestras que muchas de las veces tiene causas genéticas.
Las personas con el trastorno esquizoafectivo experimentan síntomas psicóticos, como alucinaciones o delirios, y síntomas de un trastorno del estado de ánimo, ya sea de tipo bipolar (episodios de manía y a veces depresión) o de tipo depresivo (episodios de depresión). Estas personas también pueden tener dificultades para comunicarse y para hablar y presentar una conducta extraña o inusual.
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