ActualidadOpinión

Del Champín al Champán

La socialización con el alcohol está presente desde el nacimiento. Prácticamente los padres y/o madres brindan para celebrar la llegada del hijo o hija al mundo. En cada cumpleaños, en cada navidad, el alcohol está presente en la mesa, en formas diversas: vino, cerveza, champagne, sidra u otras de más alta graduación. Pero con este acompañamiento presente a lo largo del crecimiento y evolución, no es de extrañar que, llegada la adolescencia, todo se celebre con la presencia de alcohol. Al fin y al cabo, es el aprendizaje que se ha hecho, por imitación, a la largo de la vida.

Luego hay también otros ‘inputs’. Los pasillos del supermercado dedicados en exclusiva a estas bebidas, como una parte más de la alimentación. No encontraremos ahí cigarrillos, esto ya no forma parte de la normalidad. Es en estos espacios donde encontramos el ‘champin’, una bebida sin alcohol pensada y dirigida en exclusiva a los menores de edad, que recordemos, no pueden consumir alcohol. Aunque los datos de las estadísticas ESTUDES, publicadas de forma bienal por el Plan Nacional Sobre Drogas, digan lo contrario.

Pero, ¿Qué se pretende con esto? Al final, es una forma más de normalizar el consumo de alcohol, allanando el camino de los futuros consumidores, como si no se pudiera brindar con otro líquido, ¿agua?, no, que da mala suerte, ¿zumo? ¿horchata? Encorsetamos, una vez más las celebraciones. Se trasmite que se tiene que bridar y que no puede ser con cualquier cosa.

Y empiezan así a surgir otras bebidas de alta graduación en los anuncios de televisión, en los que se habla de cuidar la dieta, mantenerse en forma, etc. Porque ya sabéis, que estar delgada (es una mujer la que lo anuncia), es mucho más importante que preservar la salud.

No sé si os acordaréis muchos de vosotros de los cigarrillos de chocolate que existían en los años 80-90. Imitaban de una forma espectacular las cajetillas de tabaco en un momento de gran auge y poder de la industria tabacalera. Que, por cierto, ahora, y ante la bajada de consumidores, busca nuevos adeptos reinventándose en mercados como los cigarrillos electrónicos o la industria del cannabis. No olvidemos, que al final, son empresas que buscan ganar dinero, aunque sea a costa de la salud de las personas.

Para mí el ‘champin’ y los cigarrillos de chocolate tienen un mismo objetivo: normalizar el consumo desde la edad infantil. Y nadie se lo plantea ni pone el grito en el cielo, pero a mí me parece una autentica barbaridad. Se ha demostrado científicamente que cuando antes empieza el consumo de alcohol, mayores probabilidades hay en la edad adulta de tener una adicción. No digo que por consumir ‘champin’ estemos consumiendo alcohol, digo que la normalización, reduce la percepción del riesgo y esta hace que el consumo se realice a edades cada vez más tempranas, incrementando el riesgo de adicción en un futuro.

Además, tenemos otros retos importantísimos. Hemos sido capaces de regular, creo, temas como los juegos de azar, en momentos de alta vulnerabilidad de la población o para colectivos concretos; a través de un decreto ley durante el confinamiento, por ejemplo, y ante el auge del juego online por el cierre de las casas de apuestas y salones presenciales. También tenemos una ley general de la publicidad que intenta poner normas a la publicidad relacionada con las bebidas alcohólicas. Pero se presentan nuevas formas de publicidad, y como siempre, en regulación y políticas vamos por detrás. Sobre todo porque teniéndola, no siempre hacemos que se cumpla.

Nuestros adolescentes se mueven en redes sociales y espacios de internet con total normalidad, siguen a influencers, chicos y chicas, que tienen vidas idílicas en las que viajan, tienen casas espectaculares, cuerpos de envidia (para la sociedad actual y desde un prisma muy concreto), montones de ropa nueva cada día, etc. Les siguen y les hacen caso y los escuchan. ¿Qué ocurre cuando en Instagram, una red social a partir de 14 años, un/a influencer publicita alcohol y lo asocia al éxito y a una vida maravillosa que todos quisieran vivir? Y esto impacta en edades de alta vulnerabilidad como la adolescencia. ¿Cómo se regula este tipo de contenido si también tienen seguidores mayores de edad a los que se dirigen, y tiene derecho a llegar a ellos también?

La Ley del Alcohol, paralizada desde hace años, debería poner sobre la mesa y resolver estas y otras muchas cuestiones. Pero la realidad es que el Congreso está ahora sacando adelante otros temas, aquellos que, según el CIS, son de interés para la población. Y por suerte, o por desgracia, el consumo de drogas está muy lejos de los intereses de la ciudadanía y se priorizan otras muchas cuestiones, que ojo, también son importantes, no digo que no.

Sin embargo, creo que en muchas ocasiones algunas están ciertamente ligadas entre sí. ¿Por qué no es al final un tema de salud mental lo que acaban por producir en los y las adolescentes las redes sociales, generando problemas graves de autoestima, de trastornos de la alimentación, de falta de confianza en uno/a mismo/a, que pueden acabar derivando en consumos de sustancias?

Hay tanto trabajo por hacer.

The following two tabs change content below.
Editora de la Revista InDependientes. Además periodista en gabinete de prensa de Socidrogalcohol y CAARFE. Monitora y periodista en GARA Alcoy. Colaboradora en Ara Multimèdia y columnista en Radio Alcoy-Cadena Ser. Miembro del Instituto de Investigación en Drogodependencias de la UMH y secretaria técnica de la publicación Health and Addictions. Miembro de la Asociación Nacional de Informadores de Salud.

What's your reaction?

Excited
0
Happy
0
In Love
0
Not Sure
0
Silly
0
Mireia Pascual Mollá
Editora de la Revista InDependientes. Además periodista en gabinete de prensa de Socidrogalcohol y CAARFE. Monitora y periodista en GARA Alcoy. Colaboradora en Ara Multimèdia y columnista en Radio Alcoy-Cadena Ser. Miembro del Instituto de Investigación en Drogodependencias de la UMH y secretaria técnica de la publicación Health and Addictions. Miembro de la Asociación Nacional de Informadores de Salud.
Next Article:

0 %