El Ayuntamiento de Barcelona retira el contrato especial a la Asociación Rauxa que ve peligrar su comedor social
La Asociación RAUXA tiene un comedor social que atiende de manera diaria a 150 personas. En la ‘Terraseta’ se ofrece una cena caliente a las personas sin hogar de Barcelona. Trabajan ocho personas rehabilitadas, un trabajador social y una persona encargada de la organización, rehabilitada también. Ahora su continuidad se ve en peligro por un cambio de los requisitos de contracto del Ayuntamiento de Barcelona.
Rauxa es una asociación que trabaja con personas sin hogar con trastorno por uso de alcohol (dependencia del alcohol). Les ofrece la posibilidad de rehabilitarse en un programa de más de dos años en los que se trabaja no solo la desintoxicación, deshabituación y rehabilitación sino también la reinserción social. El comedor social de la Terraseta permite a las personas que se han rehabilitado, optar a un puesto de trabajo con contrato y que sus vidas puedan dar un giro de 180 grados, permitiéndoles tener un sueldo del que puedan vivir y alejados de la adicción. Salen así de una situación de calle y de dependencia al alcohol. Allí ejercen de cocineros, camareros, etc. mientras atienden a las personas sin hogar que están en la misma situación en la que ellos estuvieron hace unos años. Su identificación es tan grande, que los usuarios están plenamente satisfechos con la atención que reciben. Esto permite que muchas veces las personas que cada día se acercan a cenar, acaben por dar el paso también hacia la rehabilitación. Ellos les tienden una mano y les ofrecen un camino de esperanza: “Son ejemplo, son esfuerzo de vida y resiliencia. Ellos que han tenido que soportar tanto dolor, ahora ayudan a los demás también”, explica la Dra. Maria Luisa Marín, directora de la Asociación Rauxa.
En el año 2000, el Ayuntamiento ofreció a la Asociación un contrato especial legal (Procedimiento negociado sin publicidad. Artículo 92 bis, ley 7/1985 de 2 abril, reguladores de las bases de régimen local) que se ha ido renovando cada cuatro años hasta este 2024. El 21 de marzo de este 2024 se les convocó a una reunión para hablar de la prórroga de este contrato especial sin mencionar concurso alguno en este email. La reunión telemática se efectuó el 10 de abril y en ese momento se les indicó que podían presentarse a un nuevo concurso de comedores sociales, siendo el 17 de abril el término de presentación con lo que no dio tiempo de preparar el dosier: «A parte que durante estos años jamás nos tuvimos que presentar a ningún concurso porque teníamos el contrato especial», explica Marín.
CONTRATOS ANTERIORES
«Ganamos el primer concurso en 1995 del comedor Social del Clot, de 300 comidas diarias, convocado por la Generalitat de Catalunya, llevando la gestión con gran éxito», explica la directora. Los comedores sociales pasaron a los ayuntamientos en el año 2000: «En ese mismo año el Ayuntamiento de Barcelona convocó un concurso para los comedores de Navas y Paralelo al que nos presentamos. Obtuvimos la puntuación técnica más alta y propusimos el precio más bajo, pero se lo concedieron a EUREST, empresa multinacional con ánimo de lucro», narra y añade: «Recurrimos porque la razón era que no teníamos una certificación de empresa, pero en las bases del concurso decía claramente “tener certificación de empresa o otra demostración de experiencia”. Al ver que iban a ganar el recurso, se les propuso como compensación la entrega de 20 millones de pesetas y el contrato especial del que han gozado hasta la actualidad, explica Marín: «Con ese dinero pudimos comprar “La Terrasseta” y se ha mantenido este contrato especial legal todos estos estos años».
Sin embargo, el Ayuntamiento de Barcelona, ha decidido ahora, que para que su actividad pueda seguir subvencionada, se deben presentar a los concursos para para gestionar un comedor social. Este concurso, al que se podrían haber presentado sin problemas si se les hubiese visado con tiempo, argumenta Marín, ha sido ganado por una empresa multinacional, ARAMARK, con ánimo de lucro, que ofrece comida precocinada.
“Nada tiene que ver con lo que hacemos nosotros que cocinamos con productos de proximidad y además elaboramos menús con alto valor nutricional que yo misma reviso”, explica la directora de Rauxa que también es médica. Ahora el Ayuntamiento ha decidido dejarlos sin el contrato especial: “Ya hace tiempo que estamos en controversia con ellos, pues el precio por comida es muy bajo y no cubre los costos. Estamos perdiendo dinero. Además, fuimos de los pocos comedores sociales que se mantuvo abierto durante el covid, atendiendo a unas 260 personas diariamente, cuando nuestro tope es 152. Hemos hecho un sacrificio, todos, y además no es humano dejar de reconocer el esfuerzo diario que las personas que trabajan en la Terrasseta hacen. Son personas rehabilitadas, un ejemplo para todos. Es indignante”, opina.
El precio de las comidas que se van a pagar a ARAMARK es de unos 13€, el doble de lo que se paga a Rauxa. Marín también denuncia que todo han sido obstáculos desde hace dos años, que cambiaron los funcionarios encargados de hacer el seguimiento de estos contratos en el Ayuntamiento: “Antes nos ayudaba el Banco de Alimentos, a partir del 2022, nos dijeron que no podíamos recibir comida del Banco porque ya nos pagaban por servir comida en el comedor”.
El futuro no es incierto, como podría parecer, pues Rauxa en sí misma está construida sobre una base de lucha constante. Para los próximos cuatro años van a buscar patrocinadores y financiación en supermercados como Mercadona, entre otros. Seguramente dentro de cuatro años se volverán a presentar al concurso, que esperan ganar y que se les respete.
La suya es una historia de lucha y superación, de todos y cada uno de los integrantes y pacientes de Rauxa y también de la propia directora. Así, que seguirán en esa lucha por la justicia social: “Nosotros seguiremos. Pero esto que nos han hecho se tiene que saber. Les tiene que caer la cara de vergüenza”, concluye la Dra. María Luisa Marín.
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