Cuando tú eres lo importante
Estamos viviendo desde hace un par de años unos momentos muy agitados emocionalmente en nuestras vidas, y esto ha hecho que a la Salud Mental en los últimos tiempos se le preste más atención de la que había gozado antes y, a su vez, adquiera mucha más visibilidad. Que esto último haya ocurrido está bien, el por qué, no tanto, pero las adversidades existen y seguirán existiendo a lo largo de la vida.
Y no es que antes no supiéramos que el cuidado de nuestra salud física y emocional es algo básico para vivir mejor, pero sí que igual no se la ha prestado la debida atención que se merecía y se merece. Las recomendaciones y los artículos poniendo en valor el autocuidado siempre han estado ahí y, de hecho, son y siguen siendo muy numerosos, pero de seguro, más de una vez habremos pasado de largo sobre ellos.
Además, con esta vorágine con la que a veces vivimos la vida, vamos aparcando los problemas, echándolos a un lado o “tirando palante”, y así, hasta que llegue otro, y otro más, hasta que el cuerpo aguante. Creyendo que tenemos una mochila para ir llenándola porque tiene un fondo sin fin.
En otras ocasiones, y como medio de seguir tirando y aguantando, se recurren a otros paliativos, ya sean farmacológicos y/o también a través de conductas o ingestas insanas. Entonces sí, entonces cuando ya lo “hemos arreglao del to” definitivamente.
Y claro que los problemas vienen a incordiarnos, a fastidiarnos cuando los tenemos, porque los problemas existen, los reales y los imaginarios. Pero no son los problemas por sí mismos los que nos lo crean todo, sino nuestra relación con ellos lo que determinará cómo finalmente lo acabemos resolviendo. El cuánto y de qué manera va a afectarnos, dependerá de los recursos que tengamos y de la forma en la que lo afrontemos. Y para estos casos, sí que es bueno tener a mano un “botiquín emocional de emergencias”.
Por todo esto, porque la vida continua con sus avatares cotidianos, y para no ser presos de la incertidumbre continua, lo aconsejable es aprender a regular nuestras emociones. De la misma manera que aprendemos a expresar de forma adecuada la alegría, así es prioritario manejarse con las emociones llamadas negativas.
Todas las emociones, todas, cumplen una función. Todas nos dan información precisa de cómo nos sentimos en cada momento. Por eso, darles una salida regulada emocionalmente es básico para manejarnos por la vida para vivir un poquito mejor. Y lo más importante de este manejo emocional, es que es una habilidad que se aprende, y que es bueno que la aprendamos y nos la enseñen desde la infancia.
Además de este aprendizaje, también es vital tener unos hábitos de vida saludables. En esta dieta saludable es necesario incluir el ocio, dormir las horas adecuadas, aprender meditación o técnicas de relajación y tener una alimentación sana; y, sobre todo, cuidar nuestras relaciones sociales, cuidar de nuestra familia, de nuestros amigos y, además, ser tremendamente agradecidos.
Otra cuestión muy importante es aprender hasta donde alcanza nuestra responsabilidad en algunos ámbitos de la vida. Que si y que no está bajo el paraguas de mi responsabilidad.
Por ejemplo:
-Cosas que NO puedo controlar: las acciones de los demás, los sentimientos, las creencias, las palabras, las consecuencias, las ideas y los errores de los demás.
Y, por el contrario:
– Cosas que SI puedo controlar: mis acciones, mis palabras, mis hábitos, mi esfuerzo, mis prioridades, mis límites, mis consecuencias, mis objetivos.
Si hemos aprendido algo en estos últimos tiempos es lo cambiante que puede llegar a ser todo. Y para los cambios hemos de estar preparados, tanto a aquellos que sean inevitables como a los que generemos nosotros de forma activa. De todos podemos aprender algo. Afrontarlos es vital para madurar, seguir creciendo y vivir mejor con nosotros mismos.
Si todos estos últimos envites nos han servido para tomar más conciencia de nuestra salud mental y emocional, es para que la cuidemos como se merece. Y es que, de la misma manera que vamos a un profesional cuando nos duele algo, hemos de acudir a otro profesional cuando es dolor es emocional. Porque aprendamos algo, no tenemos que poder con todo, ni con todo, ni en todo momento, y antes de que nos derrumbemos, seamos inteligentes, acudamos a un profesional de la psicología para que nos echen una mano y nos ayuden a seguir caminando bien por la vida.
Y es que, lo importante eres tú, por eso, cuídate como te mereces.
Salud y Sobriedad.
Un abrazo.
Luis C Vertedor
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