Bienestar

¿Afición o adicción al deporte?

Estamos viviendo un boom deportivo en el que cada vez más deportistas populares se suman a la competición e incluso se dedican prácticamente a nivel profesional, a veces vistos como «adictos al deporte» por otras personas. Quizás acertadamente, quizás utilizando de manera generalista el término adicción. Raquel del Águila, psicóloga experta en adicciones y en coaching deportivo, dedicada también al mundo del deporte como entrenadora y triatleta, nos habla en este artículo sobre dónde están los límites entre afición deportiva y adicción. En su web podréis encontrar otros artículos y servicios relacionados con la psicología y el deporte, además de un espacio dedicado especialmente a la mujer.

Deporte aficionado, deporte profesional, aficionados que entrenan como profesionales… Cada vez más gente practica deporte y parece que con más intensidad y dedicación. Positivo, ¿no? Pero quizás te suenan las preguntas ¿no crees que entrenas demasiado? ¿No te estarás obsesionando? ¿Cuándo vas a parar? etc. Quizás alguna vez has pensado que algún compañero es adicto al deporte, o te lo han dicho a ti… Desde fuera a veces cuesta entender qué siente un deportista, cómo una actividad en la que te cansas, te hace sudar, en la que a veces hay dolor, te acelera el corazón y la respiración (y encima muchas veces hay que pagar…) puede resultar gratificante.  ¿Qué nos lleva a hacer deporte? ¿Qué nos engancha? ¿Sabemos cuál es el límite entre afición o adicción? Y algo que está muy de moda… ¿Adicción al triatlón?

Practicamos deporte por muchos motivos, puede que sea un hábito que nos hayan introducido desde pequeños, una actividad nueva para conocer gente o que pruebo con los amigos, y lo hacemos sabiendo que es una forma saludable de pasar el rato, que nos puede ayudar a despejar la cabeza, a relajarnos, a reirnos, etc. lo más interesante es que sea el motivo que sea, la mayor parte de las personas que prueban a practicar deporte acaban con la sensación de querer repetirlo…

deporte_adiccion

Hacer deporte y sobretodo un deporte que nos gusta, estimula la producción de endorfinas (Circuitos neuronales del placer). Las endorfinas vienen a ser como una droga natural, unos neurotransmisores que producen sensación de satisfacción, placer y analgesia, ayudando a bajar la ansiedad e incluso a sentirnos más felices, por lo que nos deja con ganas de volver a repetir la experiencia, fácilmente nos engancha. ¿Afición o adicción?

Dicho esto ¿dónde está el límite entre engancharse al deporte de manera saludable, es decir, crear un hábito “normal” (¿qué es normal??), o engancharse problemáticamente, es decir, lo que sería propiamente una adicción?

 Una adicción, según el DSM-V, se define por:

  • conducta en la que cada vez se emplea más tiempo
  • ocupa mucho tiempo de nuestra vida (incluso más del previsto)
  • incapacidad por controlar o abandonar la actividad (a pesar de intentarlo),
  • se reducen de manera importante otras actividades personales, sociales o laborales
  • se continúa haciendo a pesar de haber consecuencias negativas.

Por otro lado, algunas de las razones para considerar claramente que el deporte se está convirtiendo en un problema son:

  • trastornos alimentarios
  • clara distorsión u obsesión por la imagen
  • conductas de dopaje

Es posible que podamos identificar alguna de las partes, pero ¡ojo! deberíamos ser más cuidadosos a la hora de juzgar y decir que alguien es adicto, y al contrario, tener conocimiento para poder detectar cuándo empieza a salirse de lo “normal”. Hay quien dedica más o menos tiempo, quien se lo toma más o menos enserio, quien invierte más o menos recursos, todo dependiendo del significado que le de al deporte y qué objetivos tenga. Es delicado juzgar a alguien sin conocer cómo es, su entorno, sus expectativas, sus recursos, etc. A veces puede resultar confuso y una misma conducta puede ser extraña en algunas personas y no en otras, acercándonos a la zona de riesgo. Hay que tener en cuenta distintas situaciones como el tipo de dedicación, las aspiraciones y el realismo de estas, así como su situación personal.

La frustración e insatisfacción en distintas áreas de nuestra vida como por ejemplo en el trabajo, familia, amigos, puede hacer que encontremos en el deporte esa válvula de escape que nos hace sentir mejor, evadirnos, sentirnos realizados, etc. De este modo (dramatizando un poco), estaríamos utilizando el deporte como una droga, al principio sin conciencia ya que es algo saludable, tomando cada vez más espacio en nuestra vida mientras abandonamos otras más importantes, y acabando por generar un enganche en el que no somos felices y no nos sentimos satisfechos si no practicamos deporte, y sentimos el síndrome de abstinencia mostrándonos nerviosos, irritables, buscando cualquier espacio para poder practicarlo. ¿Te suena? No te preocupes, es muy lícito, siempre y cuando tengamos conciencia de ello y sepamos dónde estamos, qué hacemos y para qué. No lo hagas buscando solucionar las cosas metiendo la cabeza bajo tierra (¡Alerta!) Hecho que resultaría un factor de riesgo para hacer del deporte una verdadera adicción, además de acabar siendo un detonante que tarde o temprano hará explotar todo aquello a lo que no hemos querido hacer frente  antes. Ante este tipo de situaciones, usa el deporte como válvula de escape para ayudarte a reducir la ansiedad y paralelamente ponte en manos de un profesional que te ayude a resolver la base de estos problemas y a poner límites.

Fuente: http://www.raqueldelaguila.com/

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