Consumir drogas en el trabajo, ¿realidad o ficción?
Según el Observatorio Español de la Droga y las Toxicomanías (2013-14) el consumo de sustancias en el ámbito laboral es un reflejo de lo que sucede en la ciudadanía general, destacando el alcohol, el tabaco, el cannabis y la cocaína como las drogas más consumidas durante la jornada laboral.
Pero, ¿cómo es posible esto? ¿Acaso no hay compañeros y compañeras alrededor que se den cuenta? ¿O una jefa o jefe que se percate de comportamientos “extraños” en sus empleadxs? Pues sí, de hecho 1 de cada 5 trabajadores conoce a algún compañero o compañera que consume en exceso alcohol u otras drogas en horas de trabajo.
Algunos factores de riesgo que pueden favorecer estas situaciones dentro del entorno laboral son:
La Asociación Proyecto Hombre ya destacó en su Informe sobre el Perfil de las Personas con Problemas de Adicción en Tratamiento (2014) que la mitad de las personas atendidas en centros de tratamiento se encuentran en activo.
Según las estadísticas derivadas de la encuesta ESTUDES 2013-14, el perfil más común de trabajadorxs consumidorxs son hombres dedicados a trabajos manuales cualificados (el 17,6%) y no cualificados (el 10,7%), destacando el sector de la construcción (el 19,4%) y de la agricultura, ganadería, pesca y extracción (el 13,5%) como los de mayor prevalencia de consumo de bebidas alcohólicas.
En el caso del tabaco y el cannabis, vuelve a ser el sector de la construcción junto con el de hostelería el que más despunta. Sin embargo, la cocaína está presente en mayor medida en las actividades artísticas, recreativas y deportivas.
Así mismo, esta prevalencia de consumo destaca en las jornadas de trabajo continuas por la noche para el alcohol, cannabis, tabaco y cocaína; y en jornadas partidas de mañana y tarde en el caso de las bebidas alcohólicas.
¿El Estado podría hacer algo al respecto?
Rotundamente sí. Con una legislación laboral que velase por unas condiciones laborales óptimas muchos factores de riesgo como las jornadas de trabajo excesivamente largas o la precariedad desaparecerían.
Esto es imprescindible que se haga de la mano de la empresa, donde el respeto por el bienestar de cada empleado/a sea prioritario.
Por tanto, ¿la empresa puede implicarse en esta cuestión?
Nuevamente, sin lugar a dudas, sí. Guiada por una legislación estatal en materia de empleo, la empresa deberá encontrar sus canales más adecuados para estar sensibilizada con este problema social, comprometida y capacitada para encararlo adecuadamente.
Tradicionalmente, esta cuestión ha sido abordada –en aquellos casos en los que se ha contemplado- desde los grupos o comisiones de trabajo de prevención de riesgos laborales pero, sin duda, creo que es el momento de que entre dentro de la tan conocida ya como “Responsabilidad Social Empresarial o Corporativa” (RSE o RSC).
Dentro de esta RSE o RSC no sólo tienen cabida las causas ambientales y sociales. Tampoco únicamente las normas de calidad, la trazabilidad o la inversión socialmente responsable. Dentro de esta apuesta empresarial tiene que tener especial hincapié el cuidado y promoción de la plantilla profesional, en donde se contemplaría el análisis de factores de riesgo de cada puesto de trabajo y el bienestar y satisfacción individual de cada profesional. Por tanto, también estaría contemplada la casuística de la salud psicológica y física de cada persona.
Es curioso cómo, como ya señalaba, aunque 1 de cada 5 trabajadores reconoce que alguno de sus compañeros tiene problemas con las drogas, 9 de cada 10 trabajadores afirma no haber participado ni recibido información sobre este tema. Y es justamente ahí por donde se debe comenzar a trabajar; por la información, el apoyo, el análisis de los riesgos y la puesta en marcha de medidas e iniciativas para paliarlos.
Sólo así, desde un cuidado responsable de los empleados y empleadas, se podrá comenzar a intervenir y prevenir el consumo de sustancias durante las horas laborables, lo que producirá grandes beneficios a la empresa como: mayor productividad, disminución de bajas por enfermedad o absentismo, así como mejoría del clima laboral y aumento de la satisfacción en cada puesto de trabajo.
Paula Castilla
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