Una de cada cinco mujeres jóvenes (15-29 años) dice sentirse discriminada por su género en su propia familia
A través de vídeos y guías coeducativas, se construye una plataforma que pretende ser amena y cercana, donde el usuario/la usuaria puede sumergirse en diferentes contenidos didácticos y atractivos sobre la igualdad de género para educar a VIVIR EN IGUALDAD.
Martín Padura ha añadido además que: “La familia y la escuela son espacios para la construcción de la identidad y, por ello, son lugares imprescindibles donde trabajar desde la práctica diaria, el conocimiento y la aceptación de la diferencia, reduciendo el riesgo de actitudes sexistas. Sin duda, son lugares desde los que favorecer el desarrollo de habilidades personales y sociales para resolver conflictos y establecer relaciones igualitarias. Y en Fad Juventud trabajamos para darles herramientas necesarias como el proyecto IgualFad”.
Conscientes de la importancia del papel fundamental que las familias juegan en la socialización diferencial, la Fundación Fad Juventud ha puesto en marcha el portal interactivo IgualFAD. Se trata de un espacio digital de aprendizaje que ofrece a profesorado de entornos formales y no formales, a padres y madres, un conjunto de recursos atractivos para la reflexión y para el fomento de una educación en igualdad.
BRECHAS EN EL ÁMBITO LABORAL
Desde 2017 a 2021, la percepción de desigualdad se ha incrementado entre las mujeres (entre 6 y 7 puntos) pero se ha reducido entre los hombres (de 2 a 4 puntos). El ámbito en el que, de forma global, mayor desigualdad se percibe para las mujeres es el laboral: la mitad de las mujeres consideran que se encuentran en una posición significativamente peor que los hombres a la hora de acceder a puestos de responsabilidad o en los salarios y un 43,6% en la conciliación familiar. Los hombres también perciben esta desigualdad pero 20 puntos porcentuales menos que las mujeres.
Otro tema a destacar es que desde 2017 hasta 2021, el porcentaje de mujeres que se consideran feministas ha pasado del 46,1% al 67,1% y el porcentaje de hombres, aunque también ha aumentado, es significativamente inferior y ha crecido en menor medida pasando del 23,6% al 32,8%.
Otros porcentajes significativos: entre ellos un 28% destaca que el feminismo no se ocupa de los problemas reales de las mujeres (17% entre ellas), un 26,4% que no es necesario (13% ellas) y un 24% que busca perjudicar a los hombres (14% ellas).
TAREAS DOMÉSTICAS, LA ETERNA ASIGNATURA PENDIENTE
El reparto de tareas domésticas sigue, una vez más, mostrando una importante desigualdad estructural en perjuicio de las mujeres, tanto entre quienes viven en pareja como entre quienes residen en el hogar familiar, aunque las desigualdades percibidas son mayores en el hogar familiar.
Además, las mujeres son también más conscientes de esta desigualdad: entre quienes viven en pareja, el 30,4% destaca que ellas son quienes realizan las tareas domésticas, frente a únicamente el 14,4% de los hombres que afirman lo mismo. Entre quienes viven con sus progenitores, el 45,5% de las mujeres y el 30% de los hombres afirma que las tareas domésticas las realizan principal o exclusivamente las mujeres, mientras que el porcentaje de personas que afirman que las realizan principalmente los hombres es insignificante.
BRECHAS DE GÉNERO EN LA SALUD
En la percepción de la salud, también encontramos brechas de género según investigaciones del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de Fad. En 2020 una amplia mayoría de jóvenes consideraba que su estado de salud es bueno o muy bueno (un 69,7% las mujeres frente a un 75,8% los hombres). La percepción negativa del estado de salud es más acusada entre las mujeres, llega al 30% el porcentaje de mujeres que valora su salud como regular, mala o muy mala mientras que en los hombres es de 21,9%. En 2021 la percepción de la salud empeora de forma generalizada aunque se mantiene la misma brecha de género (un 50,2% de las mujeres se percibe en buen o muy buen estado de salud frente al 59,9% de los hombres).
Esto también ocurre si hablamos específicamente de salud mental. Por género, la percepción de haber padecido problemas de salud mental frecuentemente en el último año es prácticamente el doble entre las mujeres jóvenes (20,5%) frente a los hombres (11,2%).
Entre 2019 y 2021 ha aumentado el nivel de estrés de los y las jóvenes, siendo especialmente relevante el crecimiento del estrés con el trabajo (del 46,8% al 63%) y con la salud física y mental (del 28,6% al 45,8%). Un nivel de estrés que es superior entre las mujeres en todos los indicadores: trabajo /estudios (73% ellas, 54% ellos), situación económica (56% ellas, 46% ellos), salud (53% ellas, 38% ellos).
TIC, ¿ESPACIO DE IGUALDAD?
Más allá de las habilidades digitales, un aspecto fundamental de la brecha digital de género es la construcción de los entornos digitales como espacios hostiles para la participación de las mujeres. El miedo a recibir represalias y ser destinatarias de discursos de odio por el hecho de ser mujeres inhibe y dificulta su participación en un gran número de actividades digitales, especialmente en el ámbito de los videojuegos.


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