Soju: el licor más bebido del mundo
Si habláis con un surcoreano de alcohol, seguramente saldrá la palabra Soju. Y que no os extrañe, porque este licor de arroz es la bebida más vendida del mundo. Esto no extrañaría tanto si no fuese porque principalmente sólo se bebe en Corea del Sur.
Si nos basamos en cifras, 3,4 millones de estas características botellas verdes son consumidas al año; tanto es así que la marca Chamisul es la primera en bebidas a nivel mundial y la marca Cheoeum Cheoreom, la tercera en el ránking.
¿La razón? Muy sencilla, el Soju es uno de los principales símbolos arraigados a la cultura surcoreana y una de las señas de identidad de su pueblo. Aunque antiguamente era el licor tradicional con un porcentaje del 40% de alcohol el que más se consumía, con los años, el licor destilado, con menos alcohol -alrededor del 20%- y más barato -una botella de 360ml cuesta menos de un euro-, le ha quitado el puesto del licor más bebido.
Sin embargo, el porcentaje de alcohol de este último ha ido variando con los años, siendo en 1990 sobre el 30%. La causa del descenso de graduación se debió a la conciencia saludable de las nuevas generaciones y a la entrada de jóvenes y mujeres al consumo.
El Soju es producido con arroz, aunque la mayoría de las marcas lo mezclan con otros almidones como la papa, el trigo, la cebada, el camote o la yuca. El color de esta elaboración es claro y el sabor es parecido al del vodka, aunque más dulce y suave debido a los azúcares añadidos. De hecho, es muy popular mezclarlo con la cerveza, ya que al poseer un sabor suave, el paladar apenas lo nota, produciéndose una mezcla perfecta para la desinhibición.
Como se ha dicho anteriormente, el Soju es un símbolo de la cultura coreana. Los autóctonos perciben esta bebida con un significado que va más allá del simple hecho de beber, ya que para ellos no existen clases sociales a la hora del ritual del Soju; representando el confort y, en muchos casos, la evasión de una dura realidad -destacar que en la cultura surcoreana se vive para trabajar y no se trabaja para vivir-. De hecho, el lema es embriagarse mucho y no establecer límites; “se bebe hasta el final” en lugar de “beber con moderación”.
Tanto llega a ser parte de la cultura que el beber en compañía con los compañeros del trabajo es casi una obligación para cualquier surcoreano; siendo el licor el perfecto aliado para establecer relaciones sociales.
Asimismo, no es de extrañar que sobre las siete de la tarde las calles de Corea del Sur se encuentren llenas de gente embriagada y lo que occidentalmente se vería como un escándalo, allí es totalmente normal.
Por lo tanto, ¿es el alcohol una vía de escape ante una sociedad que busca el rendimiento laboral como su meta para la felicidad? Entonces, ¿cómo puede percibirse la felicidad en base a la evasión de la realidad?
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