Shisha: fumar está de moda
La shisha, también llamada cachimba o narguile, es un dispositivo de origen oriental que se emplea para fumar vapor de agua. La shisha se compone de un recipiente de agua, un tubo y una cazoleta donde se coloca el tabaco; ésta se cubre con papel de plata con agujeros o con dispositivos más especializados, y finalmente se colocan carbones encendidos sobre la cubierta de la cazoleta para que la shisha funcione debidamente y salga humo al aspirar por la manguera.
El tabaco utilizado se vende en diversos sabores, lo que le da cierto atractivo, ya que proporciona el placer de un cigarrillo con el añadido de un sabor frutal agradable. Este tabaco es llamado melaza y está formado por una mezcla de hojas de tabaco, melaza (extraída de la caña de azúcar) y aditivos para proporcionar los diversos sabores. A pesar de la existencia de melazas, sin componentes aparentemente dañinos, las más utilizadas contienen un 0.05% de nicotina. Sin embargo, parece ser que los componentes que conforman dicho tabaco para shisha no están del todo definidos. Incluso, diversos estudios señalan que contiene más nicotina, alquitrán y metales pesados que el de los cigarrillos convencionales. En cuanto al humo, el que procede del tabaco de shisha contiene una concentración de monóxido de carbono que varía entre un 0,34% y un 1,40%, mientas que el humo de los cigarrillos contiene un 0,41% de esta sustancia. Esta información es rebatida por otros estudios que afirman que el tabaco de shisha no contiene alquitrán y que es menos nocivo que el cigarrillo convencional. Otros estudios afirman también que una sesión de shisha (30-40 minutos) es equivalente a fumar, en ese mismo periodo de tiempo, una cajetilla de cigarros.
Las diferencias de opiniones pueden deberse al tipo o marca de tabaco estudiado. Sin embargo, ¿es conveniente arriesgarse?
En un estudio del médico americano Brian Primack, publicado en la edición de junio del diario Nicotine and Tobacco Research, se encontró que uno de cada tres estudiantes universitarios ha fumado una shisha en algún momento de su vida, y que más del 50% de esos estudiantes no son fumadores de cigarros. Dice Primack que el problema de la shisha es que fumar shisha es algo hermoso.
En Madrid es cada vez más habitual encontrarse con bares dedicados a la shisha. Incluso es habitual que te ofrezcan el servicio gratuito a cambio de una consumición alcohólica. Para muchos jóvenes el plan para el fin de semana ya no solo se limita al alcohol, sino también a fumar de estos dispositivos.
Para muchos, fumar shisha significa compartir un rato agradable con los amigos sin la necesidad de ir a lugares ruidosos y caros; fumar shisha se asocia con un estado de relajación. Al mismo tiempo, la creencia popular dice que la shisha, lejos de ser perjudicial, es hasta beneficiosa para la salud. Es importante incidir en esta creencia porque muchos jóvenes fuman shisha frecuentemente creyendo que no tiene daños en la salud, a pesar de sufrir síntomas como mareos, tos, etc.
Es fundamental que se cree investigación en este ámbito, ya que el fenómeno shisha es cada vez más fuerte.
Karen Acuña
Psicóloga
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