Red de recursos especializados en drogodependencias(Parte III):
Intervención y tratamiento con personas adultas
Una vez efectuado un recorrido por los dispositivos y programas destinados a la prevención de trastornos adictivos, trataremos de acercarnos al ámbito de la intervención y el tratamiento para personas adultas.
Los recursos de intervención con adultos que presenta un trastorno adictivo, se han dividido tradicionalmente según diversos parámetros relacionados con los mismos.
Un ejemplo lo encontramos en la división de recursos en base a los objetivos que tratan de alcanzar con las personas que se beneficiaban de los mismos; podemos encontrar recursos de bajo umbral o baja exigencia, objetivos intermedios o alta exigencia. La distribución de los recursos sería algo parecido a lo que se muestra en la siguiente tabla:
Si tenemos en cuenta los perfiles que presentan las personas que actualmente demandan tratamiento (Según fuentes del Plan Nacional Sobre Drogas, en 2009 (último dato disponible, o al menos que he sido capaz de encontrar), se registraron en España 52.549 admisiones a tratamiento por abuso o dependencia de sustancias psicoactivas, excluyendo alcohol y tabaco, y 27.958 admisiones para el alcohol (PNSD, 2011), las dificultades que presentan a nivel médico-psiquiátrico, socio-familiar, laboral, el número de reingresos en los dispositivos de tratamiento…, y que acceden a dichos dispositivos como les es posible, o derivados por una unidad pública de atención a personas con trastornos adictivos, es más que posible que no encontremos perfiles absolutamente ajustados al tipo de “umbral” del recurso de tratamiento, o que el recurso haya diversificado y flexibilizado sus objetivos y actuaciones, de manera que no cuadre en ninguno de los tres modelos presentados en la tabla.
Otra posible forma de clasificación de los recursos se basa en la modalidad: ambulatoria o residencial, si bien esta clasificación es muy limitada, ya que no describe nada, más allá del tipo de atención prestada.
Quizá, la clasificación más completa de los recursos, sea una combinación de la modalidad del dispositivo (ambulatoria/residencial) y los programas e intervenciones que se desarrollan en el mismo.
Una aproximación a esta idea la podríamos ver en la figura que se presenta a continuación.
Claro que la clasificación pura es difícil, ya que ninguna engloba la variedad de recursos e iniciativas que actualmente se desarrollan para a tender a personas con problemática adictiva. Lo que es altamente positivo, ya que, como postulábamos en el primer artículo de la serie, la diversidad de recursos y el trabajo en red es una necesidad esencial para el tratamiento de las adicciones.
Por último, es preciso recordar que muchas de las personas atendidas en los recursos de drogodependencias, son usuarios de otros servicios de la red no relacionados directamente con drogas o adicciones: Servicios Sociales, Salud Mental…, por lo que surge la pregunta obligada: ¿estos también son recursos para drogodependientes?
Para completar lo expuesto en el presente artículo, se puede obtener información detallada en la red a través de los siguientes enlaces:
En el próximo artículo ahondaremos en los dispositivos ambulatorios. Hasta entonces, invito a l@s lector@s a discutir, opinar, corregir… las ideas aquí expuestas. Recuerden que, desde un punto de vista Aristotélico: “el conocimiento compartido es más que la suma de los conocimientos individuales”.
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