Hábitos de consumo de tabaco en pacientes con y sin trastornos psiquiátricos
Antes de ni tan siquiera abrir los ojos, el cerebro está mandando una señal a su mano. Aún con los ojos pegados y el pijama puesto, de forma inconsciente Pilar (nombre ficticio) se levanta entre el frío invierno de la casa y se arrastra hasta la cocina donde, con una taza de café caliente, llena de humo blanquicino cada rincón de ese espacio lleno de alimentos y, tachado por la alta probabilidad de múltiples enfermedades. Sin darse cuenta, en un espacio menor a cinco minutos, sus dedos sujetan el primero de los muchos cigarrillos del día.
El cáncer más frecuente en EEUU entre las mujeres es el de pulmón, supera incluso al cáncer de mama. La situación se debe al elevado número de mujeres fumadoras y el problema radica en la percepción de riesgo. Cuánto más alta es la percepción de riesgo, menos se va a realizar esa conducta. La situación en España ha evolucionado muy rápidamente en los últimos años en temas de tabaquismo, como consecuencia de la introducción de la Ley Antitabaco (en dos fases, 2006 y 2011).
La culpa de que fumar tabaco se convirtiese en algo habitual entre la población la tiene James Bansack, que creó en 1880 la primera máquina de liar cigarrillos, lo que facilitó la creación y distribución en masa de los mismos, ya que hasta el momento el modo más habitual de fumar era con una pipa. Muy pronto la población se hace dependiente, y esto se debe a que la nicotina llega al cerebro muy rápidamente (5-6 segundos desde la calada), facilitando así la adicción.
La edad de inicio en el consumo está situada en los 13 años, aunque si observamos el resultado de encuestas realizadas en personas entre los 18 y los 65 años, estos empezaron a consumir a los 16’5 años de media. Por lo que la edad de inicio en el consumo ha disminuido drásticamente, al igual que ocurre con el alcohol y el cannabis.
MªCristina Pinet Ogué, es psiquiatra del Hospital Sant Pau de Barcelona y fue la encargada de acercar conocimientos y experiencias en el taller ‘Tabaquismo y Patología Psiquiátrica’. Un espacio de reflexión de esta adicción dentro del marco de la Escuela de Otoño, organizada un año más por la sociedad científica Socidrogalcohol. Pinet explica que “la ley ayuda a asumir los riesgos de consumo y ha facilitado que las estadísticas hayan bajado en los últimos años”. “También contribuye el debate social antes de la aplicación de la legislación”, añade la psiquiatra.
El síndrome de abstinencia que produce parar de fumar puede producir: Irritabilidad, frustación, rabia, tristeza, depresión, dificultades de concentración y ‘craving’ (Deseo de consumo). Sin embargo, Pinet habla de fomentar la motivación antes y durante el cese del consumo. “Una buena forma de hacerlo es elaborar una lista de ventajas e inconvenientes”, mediante la visualización de una balanza.
DEJAR DE FUMAR
Pinet destaca diversas técnicas para superar la adicción. Según el grado de dependencia y la motivación, funcionará mejor un tratamiento u otro. Tan solo un 5% consiguen dejar de fumar sin ayuda, un 10% alcanza este objetivo con un mínimo consejo y entre un 20 y un 40% lo hacen gracias a una intervención, seguimiento y tratamiento (algunos de ellos con fármacos). Pero para saber qué tratamiento es más adecuado para el paciente, primero hay que conocer la situación: Analizar el entorno, las situaciones de riesgo, las estrategias de afrontamiento, el tratamiento farmacológico y el seguimiento. La psiquiatra habla de dos modelos americanos que utiliza para conocer mejor al paciente fumador en relación a su grado de dependencia. En primer lugar, destaca el modelo de las 5 AES: Averiguar, aconsejar, apreciar, asistir y acordar; ) y en segundo lugar de las 5 R: Relevancia, riesgos, recompensas, resistencias y repetición.
Dónde acudir
Material para dejar de fumar
Guías: Hospital Sant Pau y AECC
Material interactivo (Taller motivacional, guía para dejarlo y relajación)
PACIENTES PSIQUIÁTRICOS
El taller impartido por la psiquiatra Mª Cristina Pinet focalizó sobre el tabaquismo en enfermos psiquiátricos. “No es cierto que los pacientes con trastornos de esta índole no puedan dejar de fumar, ni que fumar sea el único placer que les queda”. El tabaquismo en el paciente psiquiátrico se ha tratado hasta el momento como un tema menor, sin embargo, su consumo tiene una prevalencia mayor: Consumen más cigarrillos al día, la inhalación es más profunda, presentan unos niveles más altos de CO y cotinina, presentan una dependencia más alta, experimentan más síntomas de abstinencia, más síntomas afectivos y más dificultades para dejar de fumar. Son por lo tanto, fumadores más graves y con peores consecuencias para su salud. Las enfermedades psiquiátricas que mayor consumo de tabaco presentan son el trastorno bipolar (70%) y la depresión mayor (49%). Además, en el caso de la esquizofrenia, la expectativa de vida se ve reducida entre 15 y 25 años por los riesgos aumentados que presentan de enfermedad cardiovascular, patología respiratoria y neoplasia pulmonar.
Pinet propone una intervención a todos los niveles, ya sean o no los pacientes enfermos psiquiátricos. La Atención Primaria debe servir para recordar al paciente el mal hábito, preguntarles si fuman y si se han planteado dejarlo, y que este recordatorio se repita en todas las consultas que un paciente pueda visitar a lo largo de su vida. “Cuanto más profesionales intervengan más efectivo va a ser el mensaje”, argumenta. Una vez el paciente tenga motivación e interés suficientes para dejar de fumar, habrá que guiarle hacia espacios donde pueda encontrar apoyo y le orienten en los pasos a seguir.
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