El drama de la pasta base de cocaína. Parte II
Lea la parte primera del artículo
Degradación progresiva de la piel, debilitamiento de los músculos, reducción acelerada del peso corporal, insomnio, midriasis, mareos, náuseas, vómitos, expectoración de sangre, taquicardias, ulceraciones en los labios y la cavidad bucal, convulsiones, problemas pulmonares (bronquitis crónica, asma o granulomas, entre los más comunes), infartos, hemorragias cerebrales, migraña severa, hipertensión arterial, fiebre, falta de coordinación, temblor, comportamiento errático y violento… Estos son algunos de los daños más comunes que la pasta base de cocaína produce en quienes la consumen. Secuelas que incrementan al sumar al alcaloide propio de la coca solventes como de los de los elementos químicos utilizados para su elaboración –parafinas, bencinas, éter, ácido sulfúrico… etc.- y adulteración (cal, tiza e incluso harinas, entre otros). Unas consecuencias negativas a tener muy en cuenta, aún sin que el consumo sea prolongado ni frecuente, ya que desde el primer contacto con la pasta base de cocaína, se acusa un síntoma intenso de abstinencia al suspender su uso, que se traduce en ataques de ansiedad y agudos dolores abdominales al inicio.
De esta forma, es por su bajo costo y, en especial, por la rapidez con la que genera una fuerte adicción que la pasta base de cocaína se ha convertido en un alarmante problema social en Latinoamérica. Y es que, la necesidad imperiosa de obtenerla genera una gran serie de conductas de riesgo entre sus consumidores, quienes, además, en muchos casos son responsables de malos tratos a familiares, hurtos menores e incluso asaltos con violencia con tal de proveerse la siguiente calada. Porque, como sucede en algunos casos con la cocaína refinada, lo más habitual es combinar la pasta base con tabaco o con marihuana y fumarla. Así, cuando se inhala, su efecto es muy rápido e intenso. De hecho, este aparece ya entre los ocho y los 40 segundos y su evolución suele dividirse en fases.
Un círculo difícil
La primera se distingue por la euforia porque disminuyen las inhibiciones, aumenta la sensación de poder y bienestar y se acelera el ritmo cardiaco. Sin embargo, este estado apenas dura unos minutos (entre dos y ocho, de media) y da paso a la disforia. Entonces aparece la angustia, la depresión y la inseguridad, que llevan al consumidor a volver a fumar para evitar esta caída. Es precisamente por este estado por el que, popularmente, a los adictos a la pasta base de cocaína se le conoce como los “angustiados”. Si se entra en el círculo vicioso se produce la adicción, motivada por la búsqueda de aquella euforia inicial de forma constante e incontrolada. Finalmente, tras un tiempo prolongado de consumo compulsivo y sobre todo en personas con tendencia genética a sufrir enfermedades mentales, el fumar pasta base de cocaína intensifica los desequilibrios como la psicosis y las alucinaciones que, mientras no se abandone el consumo, pueden durar hasta por semanas. En este estado se pierde el contacto con la realidad y se sufre agitación, paranoias y agresividad.
El bajo precio unitario de de esta sustancia facilitó que se expandiera masivamente
El bajo precio unitario de de esta sustancia facilitó que se expandiera masivamente
Por esto, como leyenda urbana, se dice que la pasta base produce el efecto de la cocaína potenciado diez veces, pero con una duración mucho menor y con perjuicios para salud aún más inmediatos. A pesar de todo, el bajo precio unitario de de esta sustancia facilitó que se expandiera masivamente. Algo que agravó el problema al producir una alta rentabilidad y convertirse en un aliciente para aquellos jóvenes que se incorporan al comercio de la pasta base, como un micro-emprendimiento que les permite conseguir ingresos y, así, seguir consumiendo. La buena noticia es que, salvo en casos muy extremos, se cree que, con la abstención total y el tratamiento adecuado, muchos de los daños causados por esta droga son reversibles. La mala noticia, sin embargo, es que pocos de sus afectados disponen de la atención necesaria para combatir el drama de la pasta básica de cocaína. Un hecho que pone en relieve la situación de abandono y pobreza de las clases sociales a las que gran parte de los consumidores pertenece y cuyo negro panorama personal puede ser precisamente uno de las principales causas para caer en esta adicción.
Neus Pastor Pastor
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