Expertos

Dejando atrás la desidia en las aulas

noviembre 23, 20171199 views0

Continuación de los artículos Prevención en adicciones, la (des)información en el aula y La (des)igualdad frente a la lucha contra las drogas.

DrugsLab, Breaking Bad y Réquiem por un Sueño.

Seguramente, a la mayoría nos suene alguna de estas tres referencias, ya sea por nuestra afición a Youtube la que nos ha permitido conocer este canal subvencionado por el gobierno Holandés, DrugsLab , porque hemos visto por la televisión la célebre serie dirigida por Vince Gilligan, Rian Johnson y Peter Gould llamada Breaking Bad o porque tuvimos la mala suerte (en el buen sentido) de que nos rompieran el alma con Réquiem por un Sueño y sus terribles escenas finales a manos de Jennifer Connelly.  Independientemente de nuestra crítica sobre estas obras o el canal de Youtube, hay una cosa que puedo afirmar en la que todos coincidiríamos si nos ofrecieran las sustancias que se muestran en ellas (y dando por hecho que no poseyéramos una previa adicción a las mismas), nos negaríamos.

¿Qué ha ocurrido entonces?  Pido disculpas por este inconexo comienzo pero ha de quedar clara una cosa: Nuestros alumnos, hijos, nietos y, en definitiva, menores, pueden asistir a horas de charlas escolares contra las drogas y a la salida aceptarlas, consumirlas y tenerlas en buena estima (así como a sus consumidores).  Mientras que nosotros vemos un documental ilustrativo en Youtube, una película o una serie y se nos instaura un aborrecimiento superior por dichas sustancias (y aquellos que incitan a su consumo y consumen). Y no, siento decir que no es por la edad.

Ha ocurrido que acabamos de realizar el mismo procesamiento mental que nos llevaría a ponernos el cinturón inmediatamente tras ver morir a alguien al volante por no llevarlo, el que haría que rechazáramos un pitillo tras haber perdido un amigo por un cáncer de pulmón y exactamente el mismo que nos llevaría al urólogo tras lamentar la pérdida de un ser querido de los que dicen “para qué voy a ir si me encuentro genial” y que luego supo que pudo haber sabido a tiempo su condición. Porque tenemos una relación emocional con el tema en cuestión.

Hemos descuidado durante años a uno de los motores principales de la supervivencia del ser humano, la empatía.  Un amigo, un conocido, un familiar o alguien a quien vemos a nuestro lado suscita en nosotros de forma innata una serie de procesamientos mentales que nos llevan a intentar dilucidar su estado mental, su condición actual para poder anticiparnos a las reacciones de nuestros semejantes y poder construir así una comunidad mejor.  Pero en su caso negativo, nos hace experimentar el dolor de los demás e instaura en nosotros un sentimiento de preservación personal para evitar que dichas sensaciones creadas por la empatía en nuestra mente se vuelvan reales, no solo figurativas. Pero, repito, han de ser situaciones cercanas.

Retomando artículos anteriores y resumiendo, la prevención en las drogas es inocua… mientras que la introducción de estas en las vidas de las personas (y cuanto más jóvenes sean peor es la perspectiva) es extraordinariamente destructiva en los factores social, psicológico y fisiológico.  Llegando a potenciar el desarrollo de patologías mentales en sus descendientes tal y como explica Karla I. Pieck en este breve artículo.  En definitiva, las aulas han librarse de esos “documentales” sobre las drogas y llenarse de experiencias, vivencias, charlas por supervivientes a las drogas que describan con pelos y señales el sufrimiento que conlleva una abstinencia, de la locura que provoca la visión de una dosis cuando no se tiene, en definitiva, ha de llenarse de significación emocional para nuestros alumnos.  Tomemos ejemplo del canal de Youtube DrugsLab, financiado por el gobierno Holandés con la colaboración de la televisión pública del país ilustra a los jóvenes, obteniendo muchísimos más resultados que nosotros con un ponente una hora por clase al año.

Más emociones, menos memoria.