Azúcar, ¿adictiva y mala para la salud?
Azúcar, la droga silenciosa
Sustancia química, blanca y en polvo. Se extrae de una planta vegetal y se modifica a base de procesos mecánicos. Actúa directamente en el cerebro y en la sangre. Produce sensación de euforia, autoconfianza, depresión, ansiedad, desórdenes de la emotividad, abstemia, irritabilidad…
Este párrafo define la molécula de la cocaína. Sin embargo hay otra sustancia que comparte dicha descripción, una que el ser humano ingiere diariamente, consciente e inconscientemente: el azúcar. La fórmula química de ambas es muy parecida, derivan de fuentes vegetales comunes, producen fuertes efectos psicosomáticos y crean una alta dependencia.
Entre las enfermedades asociadas al consumo excesivo de este polvo cristalino está el Síndrome Metabólico, que contiene cardiopatías, sobrepeso, obesidad, diabetes tipo II, algunos tipos de cáncer, deterioro renal, problemas en el hígado graso, disfunción endotelial, inflamación silenciosa, estrés oxidativo o poliquistiosis ovárica, entre otras. También se relaciona al consumo de azúcar la hiperactividad infantil, la caries dental o la ceguera.
Cuando es ingerida, el azúcar actúa en las áreas del placer del cerebro, liberando dopamina y serotonina. Al igual que la cocaína, el azúcar es un estimulante del Sistema Nervioso Central e influye en la cantidad de dopamina del cerebro, aumentando considerablemente y produciendo una sensación de placer. Más tarde, los niveles de dopamina descienden y se produce una bajada de azúcar. En este momento, el cerebro busca más y se crea una sensación de recompensa cada vez que se ingiere la sustancia, lo que a largo plazo desemboca en una adicción o craving.
Además, los azúcares añadidos, que se encuentran en el 99% de los alimentos que consumimos diariamente, no representan ninguna fuente nutritiva ni de vitaminas y son calorías vacías, por lo que el cuerpo se siente con un deseo insaciable de seguir comiendo.
Y el problema radica en el azúcar que no se encuentra de manera natural en las frutas. Tras extraer el azúcar de la planta, se lleva a cabo un proceso de refinamiento, para obtener más cantidad, dónde se le quita la cáscara –fibra- utilizando sustancias nocivas como el óxido de calcio, el dióxido de carbono, el sulfato de calcio y el ácido sulfúrico -el azúcar blanco es el que menos fibra tiene, pero las otras opciones como el azúcar moreno, de caña o líquida, también son sustancias químicas que salen del mismo proceso, pero a las que se les extrae menos cáscara-.
El investigador sobre adicciones Sergi Amed afirma en este documental que la actitud que hay sobre el azúcar recuerda a la del tabaco a principios de los años 60. Y mantiene que esta sustancia es igual o más adictiva que la cocaína. De hecho, los cerebros de las personas adictas a la cocaína y de las que ingieren azúcar, varían muy poco en cuanto a sus niveles de dopamina.
Philip James, ex director técnico de nutrición de la Organización Mundial de la Salud (OMS), sostiene en un informe, que aparece en el mismo documental, que el ser humano no necesita nada de azúcar añadido. Esto enfureció al lobby de la industria alimentaria.
James justifica que aquellas personas que consumen una lata de refresco tienen un 60% más de probabilidades de ser obsesas. Al proporcionar una cantidad grande de azúcar al cerebro, éste no controla al contar las calorías y la mayoría pasan a ser grasas. Igualmente, al haber una cantidad grande de azúcar, el cuerpo la metaboliza en exceso y el hígado convierte esa energía en grasa.
Aunque se han realizado investigaciones sobre los efectos perjudiciales del azúcar añadido para la salud, hay otros estudios y estadísticas publicadas en revistas científicas o en organismos internacionales, que no avalan dichas teorías. Algunos de éstos financiados por empresas pertenecientes a la industria de la alimentación.
Asimismo, son muchas las voces que sostienen que el azúcar es una droga perjudicial, con efectos similares a los de la cocaína o el tabaco. En la Unión Europea, a pesar de que se ha intentado hacer un etiquetado basado en los colores del semáforo para alertar a la ciudadanía de aquellos alimentos que más azúcar contienen, sólo se pudo obligar a informar sobre la cantidad de la sustancia por gramos.
Según la OMS, una persona en edad adulta no debería sobrepasar las 12 cucharillas de azúcar al día o 50 gramos –la media europea está en 100 gramos al día-. Sin embargo, para algunas nutricionistas esta cifra debería situarse en no sobrepasar las 6 cucharillas al día, 25 gramos.
Para concienciar a la ciudadanía, sinazucar.org es un proyecto artístico que muestra mediante la fotografía la cantidad de azúcar añadido que tienen muchos de los alimentos que se consumen diariamente, incluyendo aquellos bajos en grasa o sin azúcares añadidos.
Para indagar más en el tema:
http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/10/151013_salud_consecuencias_cuerpo_dejar_consumo_azucar_lv
http://www.elmundo.es/cronica/2014/01/12/52d139ee22601d210e8b4577.html
http://motivacion.about.com/od/alimentacion/a/La-Adiccion-Al-Azucar.htm
http://eldiariony.com/2014/05/09/azucar-tan-adictiva-como-la-cocaina-y-la-heroina/
http://www.lavanguardia.com/vivo/nutricion/20160825/404015455178/cerebro-sin-azucar.html
Documental Los Secretos del Azúcar: https://www.youtube.com/watch?v=m86q45et8fQ
Documental Feed Up Los Sucios Secretos de la Industria de la Alimentación: https://www.youtube.com/watch?v=-K5K_BItktk
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