Expertos

Desazón en la negación

mayo 2, 20181274 views0

Continuación del artículo: Destruyendo ideas y esquemas racionales

Más allá de los grandes nombres como el de Ellis y Beck, nombres que han adquirido su peso dado sus avances en sus distintas teorías, existen otras muchas de menor desglose (actualmente) pero igualmente útiles y aplicables a nuestro contexto.

Sin salir de las Terapias de Segunda Generación, tenemos aún unas cuantas en nuestro haber, a saber: La Parada de Pensamiento, el Condicionamiento Encubierto y el Entrenamiento en Autoinstrucciones.  Por último, antes de entrar en la generación en la que nos encontramos, que sin romperse demasiado la cabeza y siguiendo la deriva del resto de nomenclaturas, denominaron “Terapias de Conducta de Tercera Generación”, no podemos dejar de hablar de las Técnicas de Afrontamiento y Resolución de Problemas, que engloban al Entrenamiento en Resolución de Problemas, la Inoculación de Estrés y el Entrenamiento en Habilidades Sociales.

Ahora, hagamos un ejercicio, somos un adolescente y nos encontramos junto a nuestros amigos/as en el lugar de siempre y ocurre, nos ofrecen consumir una sustancia. Terror por no encajar, miedo al aislamiento, “si no lo hago no soy parte del grupo”, “si ellos lo hacen no estará tan mal”… No creo que sea difícil pensar que esto se nos pase por la cabeza ¿verdad? Bien, esta deriva de pensamientos puede llevar al consumo y ahí es donde entra la técnica de la Parada de Pensamiento.  Mediante esta técnica detenemos la avalancha mental habiendo identificado (normalmente mediante ayuda de un profesional) dicha avalancha como nociva. Nos distraemos y adquirimos capacidad de maniobra, nos reforzamos por haber sido capaces de frenar y nos concienciamos de nuestra capacidad de control personal y del ambiente.

Bien, volvamos al ejercicio, somos el mismo/a adolescente, pero esta vez estamos sentados frente a un profesional y este nos guía, por medio de la imaginación a la situación anterior. Mediante su ayuda adquirimos la capacidad para adelantarnos a la situación y deducir lo que sentiríamos (y cómo) si nos negáramos a participar del consumo. Cierto, si, es cierto, la imaginación no es lo mismo que la vivencia, pero está más que estudiado que esta técnica enseña a los sujetos cómo se sentirán en el caso de lograr negarse. Pongámoslo de otra forma ¿Quién no ha experimentado en sus carnes la alegría de un premio que aún no ha recibido y eso le ha hecho luchar más arduamente por lograrlo? Es exactamente lo que esta técnica logra. El sujeto identifica refuerzos intrínsecos (no obtenidos mediante regalos y otras fuentes) que gratifican su ser y actúa, primero en imaginación y luego en la realidad, en pro de estos objetivos.

Volvamos a ser adolescentes, volvamos a encontrarnos en ese lugar, mirando a ese amigo de toda la vida que nos ofrece una sustancia, ¿No sería genial tener un manual de instrucciones de cómo proceder? Esta es la última técnica de la Segunda Generación, el Entrenamiento en Autoinstrucciones. Resumidamente, consiste en eso, un profesional entrenado da al paciente, al alumno, una serie de pautas que se practican en ambientes controlados para luego llevar a la práctica en situaciones clave. Luego, cuando esas situaciones se manifiestan, hay una parte en la mente del / la joven que sabe cómo proceder.

Acompáñenme a ese parque de nuevo. Negarnos a consumir es decir “no” a la cara a un amigo, es decir “no” a un grupo de ellos posiblemente, es un conflicto, es un problema. Entrenemos en su resolución o, como la técnica se denomina, démosles Entrenamiento en Resolución de Problemas. Consta de una serie de pasos que determinan una serie de soluciones eficaces y varios planes de acción que evalúan la situación y la aplicabilidad de cada una de las situaciones, entrenando igualmente al alumno en su evaluación práctica, no su aplicación ciega. De nuevo, damos un buen manual de aplicación que, siendo sinceros, no creo que nadie discuta que vendrían bien.

En ese parque, mirando aquella droga, bajo un torrente de emociones y pensamientos, muy posiblemente nos achicamos, reaccionamos como el conejo ante las luces del coche en la carretera y bueno… acaba mal, al menos para el conejo la mayoría de las ocasiones. La Inoculación de Estrés se basa en la correcta evaluación de las distintas situaciones y trata de prevenir (con mayor lenguaje técnico) el bloqueo ante las luces del coche. Mediante esta técnica se aprende a identificar las situaciones de riesgo, se adquieren las habilidades y se practican en ambientes controlados. Dicho de otra forma, puede que esa situación del parque ya la hayamos vivido con el terapeuta haciendo un role-playing… entonces ¿Qué hice? Y resulta que adaptando lo aprendido y practicado en situaciones similares, nuestro particular conejo adolescente continúa caminando hacia el arcén de la carretera diciendo adiós a los faros del consumo que se le echaban encima.

Sólo una vez más, vuelvan conmigo al parque. Ese amigo que nos ofrece, ese grupo que nos presiona… eso es lo que no queremos perder. Tenemos en nuestra memoria información suficiente acerca de lo dañino del consumo y nadie quiere volverse un adicto a una sustancia o una conducta, nadie quiere que un elemento extraño dictamine su vida. Pero ahí estamos, creyendo que vamos a perder a nuestros amigos y a quedarnos solos para siempre. Aquí entra nuestra última técnica, el Entrenamiento en Habilidades Sociales. Ni mucho menos se puede resumir tanto una técnica así y aceptaré mi lapidación por parte de los partidarios de esta técnica si algún día llegan a pedirla, pero esta técnica nos dará la capacidad para no perder estas amistades tras negarnos en rotundo a hacer lo que nos piden, tras criticar sus acciones o tras tratar de convencerles del finalizar su consumo.

Hay herramientas y, como viene siendo constante en mis puntos y finales, pediré un imposible: Tiempo, profesionales entrenados, un lápiz y un papel. Esto es lo único que estas técnicas precisan.