Cerca de 2000 expertos se reúnen en Barcelona para hablar de adicciones y trastornos mentales. Parte II
Lea la primera parte del artículo
La patología dual, una conducta adictiva y otro trastorno mental, es una realidad clínica infradiagnosticada. Los expertos alertaron de que se debe pensar en patología dual en cualquier sujeto que demanda atención por uso de sustancias o por otro trastorno psicopatológico. “Siete de cada diez pacientes que consultan por un trastorno adictivo, ya sea a sustancias o comportamental, presenta otro trastorno mental”, aseguró el doctor Nestor Szerman, presidente de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD).
Las sustancias que se consumen de manera más frecuente son alcohol, tabaco, marihuana y cocaína, seguidas de tranquilizantes y medicamentos para dormir. “El problema es que en algunas personas existe una vulnerabilidad genética y psicopatológica que les predispone a consumir sustancias adictivas como una forma de «automedicación» o autorregulación neuropsicobiológica para los trastornos que padecen, pudiendo este proceso derivar en abuso y adicción», explicó Szerman. “Tanto es así, que más del 55% de los adultos que consumen sustancias de forma abusiva presentará un diagnóstico psiquiátrico dentro de los 15 años posteriores”.
Existe una vulnerabilidad genética que les predispone a consumir como una forma de «automedicación»
Existe una vulnerabilidad genética que les predispone a consumir como una forma de «automedicación»
Los médicos han observado un aumento constante de la demanda asistencial de este colectivo y de sus familiares, aunque todavía existen muchos pacientes no diagnosticados. En opinión de los expertos tratar la patología dual es, en primer lugar, ser conscientes de su existencia. “Las dos situaciones clínicas, el trastorno mental y el trastorno por abuso de sustancias, deben ser consideradas como entidades primarias y su abordaje terapéutico exige que sean tratadas simultáneamente y de forma integral” puntualiza el profesor Miguel Casas, presidente del IV Congreso Internacional y jefe de servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Vall d’ Hebrón de Barcelona.
Dependencia emocional
El trastorno por dependencia emocional es una patología que hace referencia a una necesidad enfermiza de cuidado y protección en contextos diversos (familiar, relacional, laboral o académico), cuyo resultado provoca una falta de funcionalidad y autonomía en la persona. Tal y como apuntó la doctora Rosa Fernández Marcote, miembro de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD), se trata de una patología cuya incidencia ha aumentado de manera notable en los últimos años.
Entre los expertos parece que la hipótesis de las nuevas tecnologías (redes sociales, Facebook, WhatsApp) es la que mejor explica el aumento en número e intensidad de casos. “Antes cuando se perdía la relación con un amigo o se terminaba un noviazgo se cumplía un período de duelo, sin contacto, que favorecía la reconstrucción de la vida de una manera razonable. Ahora, siempre existe la posibilidad de saber algo de la otra persona, «espiar» su Facebook, revisar su última conexión a WhatsApp o mirar sus fotos de las vacaciones”, aseguró la psicóloga clínica. La dependencia emocional cumple con todos los criterios de cualquier otro tipo de adicción, siendo que el objeto no es una sustancia sino una persona: deseo irrefrenable, necesidad de contacto, pérdida de control, modificación de los patrones estables de personalidad, etcétera.
La dependencia emocional cumple con todos los criterios de cualquier otro tipo de adicción
La dependencia emocional cumple con todos los criterios de cualquier otro tipo de adicción
La dependencia emocional está relacionada también con la violencia de género. Tal y como aseguró la doctora Fernández “es un componente frecuente y se aborda en las consultas como las adicciones directamente ligadas a la violencia de género. La intervención trata de distanciar la persona y enseñar autocontrol en situaciones de riesgo para evitar recaídas”. En este sentido, las redes sociales están suponiendo una dificultad añadida en la “deshabituación” de las personas.
En las patologías que cursan con ansiedad y depresión, el alcohol y los fármacos depresores del Sistema Nervioso Central pueden suponer un alivio, una forma de automedicación. Tal y como contó la doctora “cuando se está en crisis y parece que la vida está destruida, beber atenúa la angustia y por tanto puede favorecer la aparición de una dependencia psicológica. Además, la potencia de estos fármacos puede esconder la enfermedad y que se pase por alto la necesidad de buscar ayuda profesional”.
Nuevas sustancias psicoactivas
La irrupción del consumo de nuevas sustancias de uso experimental como las “setas mágicas”, el éxtasis líquido (GHB), la marihuana sintética (Spice), los cannabinoides sintéticos o los analgésicos opioides es un motivo de preocupación por parte de los expertos por su capacidad para desencadenar por si mismas o por constituir la puerta al consumo de otro tipo de sustancias ilegales clásicas y provocar el inicio de la “carrera adictiva”.
Los expertos estiman que el 3% de la población mayor de 15 años se ha acercado a estas nuevas “drogas”, sustancias de tipo recreativo y experimental que imitan el efecto de las drogas ilegales clásicas, aunque en ocasiones con bastante mayor potencia y cuyo mayor consumo se produce entre los 25 y los 34 años.
En el contexto del congreso se presentó el libro ‘Nuevas drogas psicoactivas’, dando de este modo un recurso necesario a los profesionales que trabajan o no de forma directa con las adicciones.
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