La cocaína es una droga poderosamente adictiva. Las personas que la hancoca probado describen la experiencia como una euforia (conocida en inglés como un “high”) potente que les da una sensación de supremacía. Sin embargo, una vez que la persona comienza a usar cocaína, no se puede predecir ni controlar hasta qué punto continuará usando la droga. Las formas principales de ingerir cocaína son inhalar o aspirar por la nariz, inyectar y fumar, (este es el caso tanto con la cocaína de base libre como con el crack).
Los riesgos a la salud existen independientemente de si la cocaína se inhala (aspira), se inyecta o se fuma. Sin embargo, parece ser que el uso compulsivo de la cocaína puede desarrollarse más rápido cuando se fuma que cuando se inhala. Fumarla permite que dosis extremadamente altas de la droga lleguen al cerebro con mayor rapidez y produce una euforia intensa e inmediata. El usuario que se inyecta también corre riesgo de contraer o transmitir una infección con VIH/ SIDA si comparte agujas u otro equipo para inyectarse.
Cuando las personas mezclan la cocaína y el alcohol, están incrementando el peligro que presenta cada droga y causando, inadvertidamente, una interacción química compleja en el cuerpo. Los investigadores han encontrado que el hígado humano combina la cocaína y el alcohol para fabricar una tercera sustancia, el cocaetileno, que intensifica los efectos eufóricos de la cocaína y aumenta, posiblemente, el riesgo de muerte súbita.

La gravedad de la intoxicación depende de la cantidad consumida y de las características físicas y psicológicas de quien la consume. La dosis letal es, en general, de 1,4 gramos para una persona de 70kg, cuando se emplea de forma inhalada, y 700mg al utilizarse de forma intravenosa, pero en personas con problemas de hígado, riñón o corazón se pueden producir reacciones con riesgo de muerte con dosis mucho menores. En general, los síntomas de sobredosificación suponen un aumento de los síntomas físicos y psicológicos ya citados, produciéndose una intensa ansiedad, ideas paranoides de persecución, agresividad, aumento de la temperatura, taquicardias y arritmias, y elevación de la presión arterial que puede provocar infartos cerebrales y cardíacos. Estos síntomas requieren atención médica para su valoración y, en general, remiten tras unas horas de abstinencia en un entorno tranquilo, fresco y seguro, con o sin administración de tranquilizantes.

Fuente:

http://www.laantidroga.com/

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