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Uno de cada diez estudiantes de 14 a 18 años ha jugado alguna vez dinero real de forma online

En 2021 el 9,4%1 de los estudiantes de 14 a 18 años jugaron con dinero online. Por sexo se observa que los niveles de juego con dinero online es mayor en los hombres que en las mujeres: 15% ellos y 3,8% ellas.

Continúan siendo los videojuegos, las apuestas deportivas y los deportes electrónicos los que cuentan con unos porcentajes más altos, tanto para hombres como para mujeres. La prevalencia de juego con dinero online aumenta según aumenta la edad, siendo los jóvenes de 18 años los que presentan una prevalencia mayor, patrón que se repite desde 2014.

Este es el tema del último videotutorial elaborado por BBVA y Fad Juventud en el marco del proyecto “Educación Conectada” que, dirigido a familias, pretende facilitar una serie de consejos e indicaciones para que padres y madres puedan ayudar a gestionar la relación de sus hijos e hijas con lo digital. 

Apostar online se ha convertido en una actividad de ocio más entre adolescentes y jóvenes, una actividad que realizan en la intimidad y de cuyos riesgos muchas veces no son conscientes. Normalizar este tipo de actividades y entenderlas como un tipo de entretenimiento más, unido a la publicidad en TV e Internet y a la facilidad de descarga de estas aplicaciones genera un entorno en el que la juventud no percibe los riesgos de apostar dinero online. 

Es una actividad inmersiva, que les atrae y que tienen al alcance de la mano pero que puede acarrearles serios problemas como el fomento de una ludopatía, pérdida de dinero; situaciones de ansiedad y estrés para ocultar las pérdidas; o problemas en la relación familiar. 

De hecho, cuando el juego se convierte en el centro de la vida de una persona; ocupando una gran parte de la actividad diaria, pensando en cómo jugar, cuándo o de dónde sacar el dinero para poder jugar; y se es incapaz de dejar de jugar a pesar de las consecuencias negativas que dañan sus relaciones familiares, laborales o personales, estamos ante lo que se conoce como trastorno del juego. 

La posibilidad de realizar ciertas actividades online favorece muchos comportamientos potencialmente adictivos, incluido el trastorno de juego. La inmediatez de la recompensa, la fácil accesibilidad y acceso 24 horas al día, el anonimato y el entorno íntimo que proporcionan las nuevas tecnologías, facilitan la pérdida de control.

Para padres y madres, detectar este tipo de actividades no es sencillo porque suele suceder en la intimidad y en dispositivos personales. Sin embargo, existen ciertos indicadores que pueden alertarnos de los posibles riesgos.

Algunos de ellos son la aparición de gastos injustificados; cambios bruscos en hábitos y rutinas; cambio en las amistades; disminución del rendimiento escolar; o cambios físicos o de ánimo acusados (nerviosismo, cansancio, preocupación, mentiras, desmotivación o apatía). 

¿CÓMO REACCIONAR SI DESCUBRIMOS QUE NUESTRO HIJO O HIJA APUESTA?
  • Lo primero y fundamental es hablar de forma clara sobre los riesgos de apostar online y expresar una actitud firme en contra del juego de apuestas.
  • Mantén una comunicación fluida sobre el tema e interésate por sus hobbies digitales.
  • Ayúdales a desmontar mitos. Recuérdales que los resultados de las apuestas dependen del azar. Saber mucho sobre un deporte o practicarlo muy bien no implica que se puedan ganar todas las apuestas.
  • Explica a tu hijo o hija, que las personas menores no pueden jugar y que no se deben utilizar los datos de otra persona para acceder.
  • Es importante que tengan claro que el dinero que apuestan es real y que se gana con el esfuerzo de toda la familia.
  • Dales pautas sobre cómo actuar si sienten presión por apostar desde su grupo de amigos.
  • Utiliza controles parentales para sus dispositivos personales. 

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