Las comunidades terapéuticas. Parte II
Un recurso residencial tradicional con una vigencia de más de 40 años
Félix Rueda |Psicólogo experto en adicciones. Fundación Noray Proyecto Hombre Alicante
Tras la descripción general, que se realizó en el anterior artículo de esta serie, del funcionamiento de una Comunidad Terapéutica, hoy profundizaremos en el día a día de este recurso.
La vida en una Comunidad Terapéutica es activa. El volumen de actividades y la intensidad de las mismas son elevados, tratando siempre de equilibrar los tiempos entre las diversas actividades y respetando el descanso necesario para el mantenimiento de un estado físico saludable.
La descripción que realizaremos es genérica, ya que los horarios y el ajuste de cada régimen puede variar entre los diferentes recursos.
Normalmente el día comienza temprano, en torno a las 7:00-8:00 de la mañana, el aseo personal y de habitaciones es la primera actividad del día, a lo que sigue el desayuno, la correcta alimentación es una prioridad en el recurso residencial, no solo en lo que respecta al equilibrio calórico, proteínico, vitamínico, etc., sino también en cuanto a horarios prestablecidos y tiempo suficiente para efectuar cada comida de forma apropiada (sin prisas, correctamente sentados, etc.).
Tras el desayuno puede haber algo de tiempo libre, iniciarse directamente el trabajo en sectores (para entender a que nos referimos ver artículo anterior), o la actividad psicoterapéutica, dependerá de cómo se vea más adecuado para la organización diaria.
En muchas de las Comunidades Terapéuticas de las existentes hoy en día, y en base al modelo americano de la Comunidad de Daytop, se comienza la actividad psicoterapéutica con un grupo denominado “Encuentro”, en el que todas las personas residentes, y algún@s miembros del equipo se reúnen para informar de cómo se encuentran, organizar y planificar el día, etc., tras lo que se desarrollan las actividades grupales o los sectores de trabajo.
Normalmente suele haber descansos cada 1’5-2 horas de actividad, y al final de la mañana tiene lugar la comida de medio día.
En los espacios de comida, ya que toda la comunidad se encuentra junta, se trata de fomentar la comunicación entre las personas residentes, como si de una familia se tratara, hemos de tener en cuenta que el número de residentes es elevado, y que no suelen coincidir tod@s en tod@s las actividades.
Tras la comida es posible que directamente se continúe con las actividades terapéuticas o psicoeducativas, o haya un tiempo de descanso.
Por la tarde, nuevamente se realizan actividades psico-terapéuticas/psico-educativas/formativas, en muchos de los centros se dispone de tiempo para actividades lúdicas, deportivas y de ocio, tras lo que suele realizarse el aseo personal (si es que las duchas no se han efectuado por la mañana), se cena y se suele disponer de tiempo libre.
El día finaliza en torno a las 23:00h.
Los fines de semana el nivel de actividad psicoterapéutica suele descender, primando las actividades psico-educativas, el tiempo libre, las actividades culturales (que también pueden realizarse fuera de la comunidad), deportivas…
El tiempo destinado a los grupos de psicoterapia, a los sectores, a los talleres suele estar equilibrado, de manera que hablamos de, aproximadamente, entre 8 y 9 horas de descanso, 4 horas de actividad psicoterapéutica, 4 horas de sectores/talleres, 2 horas de tiempo libre, 3 horas para las comidas, 1 hora para el aseo personal.
En cuando a la distribución de las personas en la comunidad, se puede efectuar por sectores de trabajo, por niveles de intervención, o una mezcla entre ambas estructuras, esto es, una persona puede pertenecer al nivel inicial de tratamiento y al sector de limpieza, por ejemplo, y tener a uno o a dos profesionales de referencia, según sea el caso, eso sí, siempre habrá algún profesional de referencia que se responsabiliza del diagnóstico, el seguimiento de la evolución, al toma de decisiones terapéuticas, etc.
Ante la necesidad de intervenciones individuales o puntuales con un grupo específico, el equipo puede decidir que una serie de personas realicen un cambio en sus actividades.
Otra de las herramientas básicas de la Comunidad Terapéutica, que hay que añadir a las mencionadas en el artículo anterior, es la asamblea, que puede emplearse con múltiples fines: regulación de la convivencia, intervención de incidencias con las Comunidad o con algún/a miembro de esta, acogida de una nueva incorporación o despedida de personas que interrumpen el tratamiento…
Otro de los objetivos de la Comunidad Terapéutica es la reinserción de las personas que se encuentran en ella, por lo que a las salidas de la comunidad, sea para cosas puntuales, sea los fines de semanas, se les da una importancia especial. La distribución del tiempo durante las salidas, las actividades a realizar, los gastos, los objetivos a alcanzar, etc. se planifican con antelación, se plasman por escrito, y se revisan a tras la salida, realizando ajustes en la red social, la gestión del tiempo y económica, la mejora de las relaciones familiares e inter-personales, etc.
El momento del inicio de las salidas, y la modalidad de las mismas (ida y vuelta en el día, pernocta, varios días…), dependerá de la evolución de la persona, de las normas de cada centro, de las posibles situaciones de riesgo que se puedan encontrar fuera del recurso, y del apoyo de su red primaria (padres, herman@s, amig@s) fuera del centro.
Por ello, otro de los objetivos relacionados con la reinserción es la integración de las personas que integran la red socio-familiar de la persona en tratamiento en el proceso de la comunidad, para ello se planificaran grupos uni o multifamiliares, jornadas de puertas abiertas, grupos de revisión de fin de semana, y otras actividades similares.
La desvinculación de la Comunidad terapéutica, es recomendable que se realice de forma gradual, es decir, que la persona no pase de reside en ella ininterrumpidamente, a volver a su entorno de origen de manera brusca. Incluso hay comunidades que plantean un alta temporal de la misma, con una vuelta breve tras un tiempo fuera, recibiendo el alta definitiva una vez verificado que, tras unos meses fuera de la comunidad, los cambios efectuados se mantienen, y el estilo de vida adquirido es estable en el tiempo.
Tras este segundo artículo, en la próxima publicación abordaremos los recursos destinados a la reinserción, con lo que finalizaremos la presente serie, hasta entonces, ¡feliz verano!
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