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La Fundación FAD Juventud apuesta por la coeducación como forma de conseguir la igualdad de género

La Fundación FAD Juventud, en su esfuerzo por promover el desarrollo juvenil y adolescente a todos los niveles, tiene entre sus propósitos la prevención de las desigualdades de género en estas etapas de la vida, a través de modelos coeducativos de intervención y sensibilización social

Según la directora general de FAD, Beatriz Martín Padura: “Como agente de la sociedad civil, la Fundación FAD Juventud pone foco específico en las desigualdades, discriminaciones y violencias de género a la hora de ANALIZAR el universo de la juventud, ACTUAR en España y América Latina e INFLUIR en el cambio de los y las jóvenes, no solo como adultos del futuro, sino sobre todo como ciudadanos del presente, directa o indirectamente a través de la escuela, la familia y la comunidad, así como la opinión y políticas públicas. A punto de celebrar el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, queremos insistir en que la promoción de la educación en y para la igualdad debe ser prioritaria”. 

ELLAS Y ELLOS SEGÚN JÓVENES Y PERSONAS ADULTAS

Según el último “Barómetro Juventud y Género. Identidades y representaciones en una realidad social compleja” del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de FAD, persisten entre la juventud imágenes tradicionales sobre la masculinidad y la feminidad: las mujeres siguen siendo percibidas como más trabajadoras, inteligentes, responsables, sensibles, comprensivas y preocupadas por su imagen; y los hombres son percibidos como más dinámicos, superficiales, dependientes y posesivos. 

En el caso de los aspectos que definen a las mujeres, en la autopercepción de las chicas se destaca la capacidad de trabajo y estudio (48,6%), la inteligencia (41,8%) y la independencia (37,5%). En el caso de la visión de los chicos, destacan en mayor medida en ellas la sensibilidad y ternura (24,5%) y la preocupación por la imagen (17,3% frente a 10,4%). Con respecto a los aspectos que definen a los hombres, encontramos menos diferencias entre lo que dicen ellas y ellos. Ambos destacan mayoritariamente la independencia (33% y 34,4%), y la capacidad de trabajo/estudio (27,2% y 27,9%), como características de los chicos. Ellas, sin embargo, perciben en mayor medida a los hombres como emprendedores (27,8%), dinámicos y activos (28,3% frente a 19,1%) y superficiales (25,8% frente a 20,6%).

Para las personas adultas, como se concluye en la investigación “Entre la añoranza y la incomprensión. La adolescencia del siglo XXI desde las percepciones del mundo adulto”, también del Centro Reina Sofía de la Fundación FAD Juventud, la mayoría caracteriza a los chicos con adjetivos negativos y a las chicas con calificativos positivos, características basadas en una construcción estereotipada y rígida, que atribuye también desiguales roles entre ellas y ellos.

ESTEREOTIPOS PROFESIONALES DE GÉNERO Y PRESIÓN SOCIAL

Tal y como se señala en el “Barómetro Juventud y Género 2021. Identidades y representaciones en una realidad social compleja”, aunque entre el 54% y el 64% de jóvenes consideran que todas las profesiones son adecuadas tanto para hombres como para mujeres, todavía continúan existiendo importantes estereotipos profesionales asociados al género: un 26% de las mujeres y un 30,8% de los hombres considera que los sectores asistenciales y de cuidados son más adecuados para las mujeres, así como también el ámbito de la educación y la docencia (22,2% en el caso de ellas y 27,1% en el caso de ellos).

En cuanto a las atribuciones vinculadas con los hombres, destacan característicamente las profesiones relacionadas con la informática (35%), con las ingenierías (un 28,9% de las mujeres y un 33,8% de los hombres consideran que es mejor para ellos) y, en menor medida, la gestión empresarial (21% y 28,1% de ellas y ellos, respectivamente) y la ciencia e innovación (20,8% de ellas y 24,4% de ellos).

Por lo que respecta al sentimiento de presión social, también según el Barómetro del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, el éxito laboral y/o académico son los aspectos que generan más presión entre mujeres que entre los hombres (55,9% de ellas se sienten muy presionadas, frente al 46,2% de ellos). Las mujeres se sienten más presionadas para tener éxito en el trabajo o los estudios, para no defraudar a otras personas, para ser físicamente atractivas y a la hora de ocultar la tristeza o la ansiedad. Entre un 43% y un 56% de las mujeres sienten una presión alta en estos ámbitos mientras que para los hombres estos porcentajes oscilan entre un 36% y un 46%. Los hombres se sienten más presionados a la hora de tener éxito para ligar (28,1% ellos frente al 23,5% de ellas) y para tener éxito en las redes sociales (20,1% de ellos frente al 18,5% de ellas). 

Además, en el caso de las mujeres, y respecto a 2017 aumenta significativamente la presión social para sentirse atractiva físicamente (46,3%, + 9,2 puntos porcentuales), mientras que, entre los hombres, aumenta la presión para ocultar la tristeza (36,9%, +6 puntos porcentuales).

COEDUCACIÓN, EN LA PRÁCTICA Y EN LA TEORÍA

Los resultados de la investigación “Entre la añoranza y la incomprensión. La adolescencia del siglo XXI desde las percepciones del mundo adulto”,  indican que el 39,6% de las personas adultas perciben que la educación de chicos y chicas no es “ni diferente ni igual”, el 32’7% advierte que es muy o totalmente diferente y el 24,7% da cuenta de que es poco o nada diferente. De estos porcentajes se puede desprender que la coeducación tiene todavía un camino por recorrer tanto en su aplicación como en su definición.

Cuando se pregunta a las personas adultas sobre las cualidades que se trata de inculcar mediante la educación de los chicos y chicas, las respuestas muestran que los valores educativos supuestamente inculcados a los chicos y las chicas tienden a ser bastante similares en ciertos aspectos pero también bastante diferentes en otros.

Se encuentran en común valores como “responsabilidad” (36,6% para ellas y 34,6% para ellos,) “buena educación” (34,4% vs 32,4%) y “esfuerzo” (29,8% para ellos y 25,9% para ellas, con algo más de diferencia entre géneros). Le siguen otros valores como “disciplina” (21,9% de los chicos por el 20,2% de las chicas), “honradez” (20% por 18,7%), “tolerancia” (17,6% vs 17,9%), “humildad” (17,5% por 16,6%) y “obediencia” (15,3% por el 16,6% de ellas), donde chicos y chicas se posicionan muy similarmente.

Más lejos como características que deben formar parte de la educación de ellos y ellas se encuentran la “independencia” (13,8% por 12,7%), el “sentido de la justicia” (13,5% vs 14%), la “generosidad” (11,7% vs 12,9%) o la “conciencia social” (10,5% y 11,6%, respectivamente). Algo más minoritarios en la balanza de la educación, se encuentran los valores de lealtad, paciencia, capacidad crítica, sensibilidad o imaginación.

Entre los valores que se inculcan de manera diferente, y también minoritaria, entre chicos y chicas a ellas se les inculca algo más la “paciencia” (11,9% a ellas por el 9,3% a ellos) y más marcadamente la “sensibilidad” (8,9% a ellas por el 5% de ellos) o el “sentido del ahorro” (12,7% vs 10,8%). A ellos se les inculca más la “competividad” (12,4% por 6,9% de ellas) o el “liderazgo” (9,4% vs 4,8%).

 

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