La falta de apoyo socio familiar, el temor al estigma y priorizar el cuidado de los demás, son algunas de las razones que hacen que las mujeres acudan a tratamiento más tarde
El porcentaje de mujeres que acuden a Proyecto Hombre para tratar su adicción al alcohol y otras drogas es mucho menor respecto a los hombres. Las principales razones por las que la mujer retrasa la petición de ayuda son: menor apoyo sociolaboral, temor al estigma y priorizar el cuidado de otros antes que el suyo propio.
Desde 2012 la evolución de las mujeres atendidas en Proyecto Hombre ha ido incrementándose levemente. En 2021 el porcentaje era de 16,5%. De acuerdo con el Informe 2021 del Observatorio Proyecto Hombre sobre el perfil de las personas con adicción en tratamiento, el porcentaje de mujeres que acudieron a la organización para tratar su adicción fue del 18,1%; un número mucho menor que el de varones (81,9%) pero más alto que años anteriores.
Con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer, Proyecto Hombre recuerda que las mujeres se enfrentan mayores dificultades y barreras a la hora de pedir ayuda y acceder al tratamiento que necesitan.
A nivel internacional, son numerosos los estudios que confirman la evidencia científica de que las mujeres tienen, en general, más dificultades para iniciar el tratamiento, encontrando más obstáculos que los hombres, y que existen muchas barreras relacionadas con el estigma y los prejuicios, pero también derivadas de las propias mujeres, de la familia con la que conviven, de los profesionales de la salud y de la propia estructura de intervención creada para dar respuesta al problema (Tucker et al., 2011).
El perfil de las mujeres que acuden a Proyecto Hombre
De acuerdo con el Informe 2021 del Observatorio Proyecto Hombre sobre el perfil de las personas con adicción en tratamiento, la edad media de las mujeres que acuden a los centros es de 41,8 años, casi 3 años superior a la del hombre (38,9).
Con respecto a la sustancia, en el caso de las mujeres adquiere mayor protagonismo el consumo problemático de alcohol (46,2%), que el de cocaína (31,1%) a diferencia de en los hombres, que la cocaína ocupa el primer lugar (37,9%) y en segundo lugar el alcohol (33,9%).
Sin embargo y por primera vez, la cocaína ha alcanzado el 30% de referencia en los ingresos de mujeres. A pesar de su relativamente baja incidencia sobre el conjunto cabe destacar el hecho de que el porcentaje correspondiente a benzodiacepinas y otros sedantes siga siendo comparativamente superior entre las mujeres (1,6%) frente a los hombres (0,3%).
Encontramos además que, proporcionalmente, las mujeres se incorporan a tratamientos de centro de día/ambulatorios (29,4%) en mayor medida que los hombres (14,9%).
Razones que dificultan el acceso al tratamiento a las mujeres
De acuerdo con los datos del informe 2021, las mujeres tardan más en pedir ayuda, de media 2 años más que los hombres. Ser mujer y tener una adicción supone enfrentarse a una doble vulnerabilidad y desventaja social: por acercarse a la ilegalidad y por incumplir los roles tradicionalmente asignados a las mujeres.
“Su vulnerabilidad también se pone una vez más de manifiesto cuando hablamos de la situación económica. Las mujeres atendidas también muestran mayores dificultades: su principal fuente de ingresos a lo largo de 2021, y de acuerdo con los datos obtenidos a través del Informe del Observatorio de Proyecto Hombre, ha procedido de los subsidios, con un 40%, muy alejado del 28,7% que representan los hombres, cuya fuente principal sigue siendo el empleo”, expone Doña Elena Presencio, directora general de la Asociación Proyecto Hombre.
De acuerdo con el informe, en general, las mujeres presentan un menor apoyo socio familiar y, por lo tanto, una mayor traba a la hora de acceder al tratamiento. Un 12% viven con sus hijos, frente al 1,3% de los hombres. Las responsabilidades familiares, priorizar el cuidado de los demás, así como una mayor carga económica y asistencial y el temor a la estigmatización social son algunas de las causas que provocan que las mujeres soliciten ayuda más tarde que los hombres.
¿Cómo aplica Proyecto Hombre la perspectiva de género?
Proyecto Hombre aborda la perspectiva de género de manera transversal en todos sus recursos, desde la prevención y el tratamiento basado en el modelo biopsicosocial.
“La perspectiva de género debe seguir potenciándose como un eje indispensable en la intervención diaria como en el desarrollo, actualización y creación de centros, programas y dispositivos. Las mujeres con problemas de adicción presentan unos factores que dificultan desde el acceso a la primera atención”, apuntan desde la Asociación.
Desde la organización y a través de sus 28 centros se han puesto en marcha campañas de sensibilización y programas de prevención, evaluación y apoyo específicos, como son los programas que contemplan que muchas mujeres cuentan con hijos a su cargo o son gestantes, programas para aquellas que han sufrido violencia de género o concebidos para reducir los factores de desigualdad, incomprensión y estigmatización de las mujeres.
También cuenta con formación específica, a través de su escuela como el programa “Proyecto género: visión integral de la intervención en adicciones”.
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