El alta terapéutica en Proyecto Hombre: Un concepto finalista de los programas de tratamiento de adicciones
El pasado 26 de junio, coincidiendo con el Día Mundial de la Lucha Contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, en el centro de Proyecto Hombre Alicante 9 personas recibieron el “Alta Terapéutica”.
En dicho acto se reconocía la trayectoria seguida durante el proceso de tratamiento tanto de la persona que presentaba el trastorno adictivo como de su familia, que es también partícipe tanto del propio fenómeno adictivo, como del proceso de recuperación.
Tras un promedio de 20 meses, cada una de las personas a las que se hacía entrega del diploma que simbolizaba el fin de un proceso, extinguían el contrato terapéutico que firmaron el día que iniciaron tratamiento en Proyecto Hombre.
Podemos pensar que 20 meses (los tiempos de duración de los programas de tratamiento para adultos oscilan entre los 18 y los 24 meses) son demasiados, o que quizá son pocos, pero la realidad es que nadie que inicie un proceso de rehabilitación ha llegado al mismo tras un corto espacio de tiempo, más bien al contrario, el fenómeno adictivo se inició años atrás de una manera progresiva e insidiosa, y se ha desarrollado a lo largo del tiempo, deteriorando diferentes áreas de la personalidad: conducta, pensamiento, afectividad, relaciones familiares, relaciones sociales…
Si el desarrollo personal sigue un proceso secuencial que precisa de tiempo y esfuerzo para ir consolidando los cambios que se producen en la persona que sigue dicho proceso, del mismo modo, cuando alguien inicia un proceso de tratamiento para un problema adictivo, se ha de esperar que dicho proceso lleve un tiempo donde se superen una serie de grados o niveles donde el fin del proceso sea el culmen de un trabajo bien hecho.
Por otro lado la definición de la OMS (2004) del trastorno adictivo implica conceptos tales como “carácter crónico, y a menudo recurrente”, pero también hemos de pensar que tales recidivas pueden producirse o no.
Y entonces, ¿cómo sabemos que un proceso de rehabilitación ha finalizado?
El concepto de finalización del proceso de tratamiento puede ir asociado a diferentes modalidades, en función de cómo se dé dicha finalización.
Pasemos a revisar algunos de esos conceptos tradicionales que pueden variar en el nombre, pero no en la esencia, en función del tipo de recurso.
En primer lugar podemos encontrar el concepto de abandono. El abandono del tratamiento consiste en que la persona deja de asistir al recurso donde lo recibe sin dar explicación alguna; otro modo de finalizar el tratamiento antes de la culminación del mismo es la interrupción voluntaria, esto es, cuando la persona da explicación del motivo por el cual desea finalizar el vínculo que tiene con el dispositivo donde recibe tratamiento.
Otros motivos para finalizar el proceso sin haber terminado el mismo, pueden ser: problemas de salud, ingreso en prisión, fallecimiento.
Pero el hecho de finalizar el proceso de tratamiento habiendo alcanzado todos los objetivos planteados tanto por la propia persona beneficiar del programa como por el propio recurso de tratamiento en función del programa donde haya sido dispensado el mismo, ese hecho hace que se considere a la persona que se encuentra en dicha situación como candidata a recibir el “alta terapéutica”.
Este concepto, tradicional de las Comunidades Terapéuticas, implica que durante el proceso, a pesar de que hayan acontecido altibajos, consumos puntuales, recaídas…, la persona ha efectuado cambios esenciales en su escala de valores, que afectan tanto a nivel personal como a nivel familiar, social, laboral, etc.
El cambio de valores ha de iniciarse desde el cambio de conducta, favoreciendo comportamientos proclives a un cambio de actitudes, que generen dichos valores.
Es decir, recibir el Alta Terapéutica supone que quien la recibe, y su familia, poseen una serie de principios de acción que rigen su vida, que son incompatibles con el consumo de sustancias o los comportamientos adictivos, así como con todo lo que rodea a dicho fenómeno: red social consumidora, tráfico de drogas, actividades ilegales, y otros de índole similar, de manera que se reincorporan como miembros activos de la sociedad, volviendo a ser personas activas validas.
Así mismo, la adquisición y el mantenimiento de responsabilidades familiares, de pareja, con sus hijos, económicas, sociales, laborales…, suponen que el proceso de cambio se inició durante el tratamiento, se consolidó durante una fase de inserción o reinserción, y se mantendrá tras el Alta.
Quien recibe el citado diploma, sabe que su proceso no ha terminado, sino que ha de continuar durante toda la vida, que el día a día conlleva reafirmarse en esos valores que se han adquirido y consolidado durante todo el proceso.
El acto es sencillo, la Directora de Proyecto Hombre Alicante conduce el evento, y va llamando a cada una de las personas que reciben el Alta y algún familiar que lo ha acompañado durante el proceso, una/a miembro del equipo de tratamiento hace entrega del simbólico diploma tras decir unas breves palabras de reconocimiento a la persona que ha realizado el proceso. Por último, la persona que recibe el Alta y su familia, pueden expresar cómo se sienten en dicho momento, cómo ha sido su proceso… al público asistente, compuesto sobre todo por otras personas en tratamiento, sus familias, antiguas personas que recibieron el Alta, Patronos y Patronas de la Fundación Noray que es la que gestiona Proyecto Hombre en Alicante, personalidades públicas y privadas de la sociedad, voluntarios y voluntarias, integrantes del equipo técnico, y otras personas afines a Proyecto Hombre.
El hecho de que el acto sea público, es decir, que se realice en las instalaciones propias de Proyecto Hombre Alicante pero sea abierto, contribuye en la transmisión de los valores de la entidad, así como facilita la comunicación pública de resultados en la sociedad de Proyecto Hombre: que las personas que reciben tratamiento vuelven a ser miembros activos de la misma. Y ni que decir tiene que las personas que en el momento del acto de entrega de Altas se encuentran en tratamiento, se pueden sentir identificadas con cada uno/a de sus compañeros y compañeras que reciben el reconocimiento público de haber finalizado exitosamente el programa, a la vez que es posible que sientan que ese momento está más cerca para ellos y ellas, y que el cambio hacia una vida mejor es posible.
El Alta Terapéutica es un momento emotivo, fundamental para reconocer que se ha realizado un esfuerzo esencial para el cambio, y necesario para establecer un momento de “despegue” del recurso de tratamiento, pero no es el fin, es casi “el principio”, de una nueva vida que exige la clara intención de continuar manteniendo ese “nuevo estilo de vida”.
Félix Rueda | Psicólogo de la Fundación Noray Poryecto Hombre Alicante
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