Romper con la negación de la adicción
La negación de la persona con adicción es muy habitual. De hecho, casi siempre es la familia la que fuerza al paciente a que acuda a tratamiento. Él o ella suelen negar la enfermedad, alegando que consumen ‘lo normal’ o que solo lo hacen de un modo recreativo que no pone en riesgo su salud. Sin embargo, la realidad, es que cuando la familia llega a poner un ultimátum, es porque las consecuencias sobre el propio individuo o sobre su entorno ya son patentes.
La comunicación en las familias en las que hay un problema de adicción, suele ser inexistente, o suele tener un componente de toxicidad. La intervención en adicciones se hace aquí fundamental. Se va tener que trabajar desde perspectivas muy amplias, y es que aunque es el entorno más cercano, la familia, la que suele dar la voz de alarma; suelen haber ya otras esferas afectadas como el trabajo, las relaciones de amistad y sociales, la salud mental, la física, etc.
En muchas ocasiones, la personas con adicción, ante el NO reconocimiento de su problema, se niega a acudir a tratamiento. Pero la familia y/o pareja de esta persona, suelen presentar codependencia u otros problemas derivados de la adicción, que produce de forma irremediable un daño colateral. Por este motivo, es interesante, que aunque el enfermo con adicción no quiera acudir a terapia o tratamiento, sí lo haga la familia.
Es una forma de que la familia empiece a hacer algo, aunque él/ella no quiera. Se empezará de esta forma a trabajar el cambio de comportamientos en el hogar, a establecer límites y a modificar la comunicación hacia la persona. Poco a poco se irá guiando a la familia, para que pueda ser posible (aunque no siempre lo será), un cambio en la negación en el reconocimiento del problema por parte de la persona afectada.
Trabajar para combatir esa negación es fundamental para que se pueda empezar el proceso de rehabilitación y el tratamiento. El objetivo es, evidentemente, mejorar la calidad de vida de la persona y de su entorno. Para ello habrá que trabajar a nivel emocional y también restablecer o crear de cero hábitos de vida que estén alejados del comportamiento adictivo en sí. El trabajo a realizar es duro, tanto por parte de la familia, como de la propia persona con adicción. Pero la rehabilitación es posible. La adicción es una enfermedad que tiene tratamiento y con resultados exitosos en la mayoría de los casos.
La ayuda profesional es clave. La adicción está muy relacionada con factores individuales y sociales, y el entorno puede servir como factor de riesgo o cómo factor de protección. En ocasiones hay que trabajar en los entornos tóxicos que condicionan el consumo y/o en otras hay que trabajar sobre cuestiones relacionadas con la forma de ser la persona y en cómo esta afronta las dificultades de la vida.
Las emociones mal gestionadas pueden derivar en adicción, como refugio que acalla lo que se siente. Pero, la adicción, puede también repercutir emocionalmente. Ambas, están íntimamente relacionadas y se necesita de un acompañamiento para poder trabajarlas. Recordemos: La adicción es una enfermedad que tiene tratamiento y con resultados exitosos en la mayoría de los casos.
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