12 uvas, doce campanadas para la sobriedad y la paz familiar
Feliz Navidad
Este año he decidido invitaros a todas y a todos a mi mesa, o, mejor dicho, a nuestra mesa, para despedir el año 2019 y darle la bienvenida al año 2020. Y no os preocupéis por el espacio, me he ocupado de ello y estad seguros de que todos tendremos asiento.
La mesa que os he preparado es muy especial, ya os aviso. Es una cometa que forma una figura prodigiosa y en la que viajaremos todos juntos por distintos paisajes. ¿Qué cómo lo he conseguido? Llevo preparándome mucho tiempo para este momento, por eso decidí a primeros de año realizar unos cursos de magia que he terminado hace poco con el curso avanzado, así que estad tranquilos y confiad en mí, que viajaremos seguros. Además, … ¿a quién no le gusta la magia?
Ahora, poneros vuestras mejores galas y tomad asiento que os cuento los detalles. El centro de la mesa lo ocupará una vela que tiene una particularidad maravillosa, y es que tendrá el color preferido de aquél o aquella que la mire. Y su llama tendrá una iluminación tan cálida que, acogiéndonos a todos, nos dará un calorcillo muy enternecedor. Ya os dije que habría magia. Los platos serán de los más variados y, como he adivinado vuestros gustos, no faltará ninguno. Afortunadamente somos muchas personas por lo que no voy a nombrar todos los platos, pero si unos cuantos para que os hagáis una idea; tan solo una aclaración, no habrá entrantes, pues todo lo que os he preparado son platos principales.
Tendremos platos tan sabrosos como: Amistad, Asociación, Sinceridad, Honestidad, Responsabilidad, Perseverancia, Gratitud, Serenidad, Perdón, Aceptación y Humildad, entre otros muchos. Todos preparados con mucho mimo y mucho cariño.
Imagino que os preguntaréis como he conseguido armar esta mesa-cometa. Os lo cuento. He trazado unas varillas principales con una fortaleza a prueba de cualquier inclemencia del tiempo, y, como, además, sé que sois expertos en superar tormentas, pues no tendremos ningún problema. Como os decía, estas varillas las he anclado a lugares muy seguros formando entre todos sus puntos una bella figura, que va, desde Santiago de Compostela a Alicante, desde Ayamonte hasta Barcelona, de Badajoz a Albacete, de Cáceres hasta Castellón y desde Málaga a Guipuzkoa.
Como veis, la mesa-cometa que os he preparado es bastante segura. Y, ya si, ahora que estamos todos juntos, puedo deciros que somos una Gran Familia.
Que alegría me da veros a todas y todos tan contentos, hablando, departiendo, compartiendo, aprendiendo unos de otros, abrazándoos o dándoos un beso. Un momento…, ahora que os miro más detenidamente, me acabo de dar cuenta de una cosa, y es que…, la magia sois vosotros y vosotras.
Como ya se va acercando la noche de fin de año, me apetecía mucho tener este gesto sincero y de agradecimiento con todas y todos vosotros. Pero, ahora voy a ser yo quien os pida un gesto, y es que cerréis los ojos por un momento y nos cojamos de la mano para viajar un ratito todos juntos a ese sentimiento que llevamos dentro y que nos une. ¿Preparados? Viajemos, soñemos hacia adentro…
Y para el final de nuestro viaje y nuestra cena, como no, os he preparado un regalito, y, son unas uvas maravillosas. Para una noche especial, un regalo muy especial, que menos. Son doce uvas para las doce campanadas. Y como nos estamos dejando llevar por una noche mágica, esas doce uvas tendrán un significado extraordinario, pues serán doce campanadas para la sobriedad y la paz familiar.
Me gustaría este año, y es una sugerencia, que cada una de ellas tuviera un valor muy especial, y, como eso es algo muy personal, sois vosotros quienes tenéis que darle ese significado. Igual que los meses del año tienen un nombre, me gustaría que a cada una de las uvas le dierais una palabra, un nombre, un valor muy importante para vosotras y vosotros, de manera que aquello en lo que penséis se fortalezca y siga creciendo todo el año.
Y como la cena va llegando a su fin, quiero daros las gracias por haber aceptado mi invitación y compartir mesa conmigo. Ha sido fantástico teneros y sentiros tan cerca, compartir tanto, tal como os he conocido, ayudándoos unos a otros sin nada a cambio. Por todo eso, y por muchas más cosas, puedo deciros que, soy muy afortunado.
Queridos lectores y lectoras, a vosotros también os doy las gracias, por vuestra fidelidad, por compartir los artículos y ayudar a que esta enfermedad se divulgue más y se tome verdadera conciencia sobre ella. Porque la Esperanza no es una palabra hueca, es una palabra que con trabajo se convierte en realidad como lo demuestran los cientos de personas y familias que se recuperan cada año llevando a sus hogares el Amor, la Alegría y la Felicidad.
Y ya si termino, no sin antes desearos todas y a todos y a vuestras familias lo mejor para el año que está próximo a comenzar, que vuestros sueños, con trabajo, se vean cumplidos y se hagan realidad.
Y, como siempre termino mis artículos, os sigo deseando mucha…
Salud y Sobriedad.
Feliz Año Nuevo 2020.
Luis C Vertedor
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