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Un 61% de los españoles empieza a fumar tabaco antes de los 25 años

adiccion_tabacoEl consumo de tabaco mata cada año, según datos de la Organización Mundial de la Salud, a 6 millones de personas, lo que se corresponde a 1 muerto cada 6 segundos. Según la encuestas EDADES 2015 del Plan Nacional sobre Drogas, la tendencia de consumo de tabaco se mantiene más o menos estable desde la entrada en vigor de la Ley Antitabaco del 2011, aunque incluso así en 2015 se iniciaron 244.000 personas de entre 15 y 64 años. En España un 61% empieza a fumar tabaco antes de los 25 años.

La nicotina, uno de los principales componentes del tabaco, esta sustancia es estimulante y una vez absorbida llega de forma muy rápida al cerebro, es ahí donde actúa sobre los receptores nicotínicos del Sistema Nervioso Central. Tiene una gran capacidad adictiva y una gran nocividad. La adicción se caracteriza por un estado de necesidad biológica que reside en la búsqueda y el consumo compulsivo de la sustancia, a pesar de las consecuencias negativas para la salud. La mayoría de los fumadores consideran el uso del tabaco un hábito dañino y expresan el deseo de reducir o descontinuar su uso. Cada año casi 35 millones de fumadores tratan de romper el hábito, pero desgraciadamente, más del 85% de los que tratan de dejar de fumar sin ayuda, recaen, la mayoría en unas semanas.

La adicción es una de las muchas enfermedades que causa el consumo de tabaco, ya que otros componentes como el alquitrán, entre otros muchos, van a producir numerosas de enfermedades cardiovasculares, respiratorias y otras como cáncer.

TRATAMIENTO

El consenso científico y la evidencia, nos indica que el mejor tratamiento para el tabaquismo son los programas multicomponente en los que se incluyen enfoques psicológicos, el consejo breve y la psicoterapia principalmente con un enfoque cognitivo conductual y en ocasiones apoyado con un tratamiento farmacológico para evitar el síndrome de abstinencia y prevenir recaídas.

En la actualidad existe el tratamiento sustitutivo de nicotina (chicles, parches o sprays), el bupropiom (un antidepresivo dopaminérgico, que actúa en el sistema de recompensa) y la vereniclina (antagonista, agonista parcial de los receptores nicotínicos) muy eficaz cuando se acompaña de psicoterapia de grupo.

A pesar de la demostrada efectividad de las estrategias terapéuticas, los fármacos a utilizar no están dentro de las prestaciones del sistema público de salud, probablemente porque el cálculo se hace en base a la inversión en su coste y no en el ahorro que a medio plazo se obtendría de su uso, además resulta una paradoja saber que el tabaquismo está considerado como una enfermedad adictiva y al final no se trate a los adictos a la nicotina como cualquier otro enfermo, los estudios de farmacoeconomía han demostrado el ahorro que supondría el facilitar estos fármacos con receta en la que se abonase el tanto por ciento correspondiente, ya que el coste total por cada nuevo fumador se eleva a 150.000€ [i]

Cualquier tratamiento debe mantenerse entre 3 y 6 meses con el fin de evitar recaídas y acompañarlos de otras medidas como la realización de actividades, ejercicio, nutrición, etc.) de modo que se eviten malestares y aumento de peso.

EMPAQUETADO Y CIGARRILLOS ELECTRÓNICOS

Aunque en España el consumo de tabaco ha disminuido significativamente desde la aplicación de la Ley Antitabaco puesta en marcha en el año 2011, sigue siendo un importante problema de salud pública no solo en este país sino en toda Europa. La semana pasada entró en vigor la nueva directiva europea sobre los productos de tabaco. Según esta directiva los productos de tabaco estarán cubiertos por advertencias y riesgos para la salud en un 65%. Esto reduce la presencia de la publicidad y de la marca. Además desaparece el tabaco de sabores y aunque no prohíbe el uso de cigarrillos electrónicos, se introducen ciertos requisitos de seguridad y calidad.

El primer estudio realizado sobre uso de cigarrillos electrónicos en nuestro entorno (Electronic cigarette use among adult population: a cross-sectional study in Barcelona, Spain (2013–2014)), muestran que el 6,5% de la población adulta ha utilizado alguna vez el cigarrillo electrónico y que el 60% de ellos lo utilizaron con nicotina. Este estudio indica también que un 75% de los usuarios del cigarrillo electrónico continúan fumando tabaco convencional, por lo que realizan un uso dual. Se declara así una baja satisfacción con la utilización de estos dispositivos por lo que aún estamos ante una baja evidencia científica sobre la eficacia de estos dispositivos.

 

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