By Divulgadores de ciencia en redes sociales
¿Quién debe comunicar la ciencia? ¿Los propios científicos? ¿Profesionales sanitarios si hablamos de salud? ¿Periodistas sanitarios o especializados en salud? Es una respuesta difícil. Se puede dar que un científico sepa comunicar poco o mal y se puede dar que un periodista que sabe comunicar no tenga los conocimientos suficientes sobre el campo concreto que se encuentra divulgando. Desde mi punto de vista, ambos pueden hacerlo pero deben controlar bien el contenido del campo y el fuerza de comunicar y cómo debe hacerse.
Cada vez son más los profesionales sanitarios que utilizan las redes sociales para divulgar su conocimiento, para divulgar ciencia. Y esto me parece estupendo porque es una forma sensacional de hacer llegar a la población lo complejo del lenguaje científico y la importancia de la misma.
La semana pasada una ginecóloga con 900.000 seguidores en Instagram publicaba varios comentarios acerca de qué hacía ella ahora que está embarazada, con respecto al consumo de alcohol. Pronto, otros divulgadores de la red de múltiples campos de la medicina, enfermería (matronas), ginecología, etc. Se hacían eco e intentaban arreglar el daño causado, desmintiendo el bulo de la seguridad de su consumo moderado y aprovechando para dar a conocer el TEAF, los Trastornos del Espectro Alcohólico Fetal.
Aquí reside la importancia de conocer el poder de la comunicación y de cómo comunicar. En este caso, la divulgación no se basaba en la evidencia científica, es evidente. Pues esta dice que ninguna cantidad de alcohol es segura en ningún momento del embarazo ni en la lactancia. Este, a mi parecer, es un mal uso de las redes sociales, donde una comunidad sensible al tema, puede tomar una decisión muy equivocada por venir de quien viene.
Pero no todo es negativo y malo en las redes. En Instagram, esta misma semana también, la conocida Lucía, mi pediatra, respondía en su ronda de los viernes, a una consulta de una chica de 14 años que aseguraba encontrarse triste y muy mal ante la muerte de su padre, y no sentirse con fuerzas de contárselo a su madre. La fuerza de la comunidad hizo que muchas de las seguidoras la animaran a dar el paso; y tras el contacto de la profesional y la hija de esta (que es adolescente); consiguieron que la chica expresara ese malestar a su madre y que, muy probablemente, ambas se cojan de la mano para pedir ayuda a un profesional de la salud mental.
Para los que no sepan qué es un ronda de preguntas, aquí un ejemplo:
Y no creáis que este es un ejemplo aislado. Hay múltiples perfiles de profesionales de muchos campos variados haciendo una labor sensacional. Criar con Sentido Común o Álvaro Bilbao son un par de ejemplos de los muchos que hay en la red. También los hay en campos variados: de deportes varios, nutrición, psicología (os invito a escuchar los podcast de Entiende tu Mente), etc.
Y ante todos estos ejemplos, me pregunto, ¿Y en adicciones? De momento no conozco a ningún profesional que se haya animado a realizar ese trabajo tan arduo de actualizar las redes sociales con contenido de calidad, respondiendo a rondas de preguntas de seguidores, y desmintiendo bulos desde sus perfiles.
Sí lo hacen en otros espacios, mediante la participación en plataformas como Salud Sin Bulos. ¿Sería una buena manera de llegar a los jóvenes? ¿se podría hacer con un tema aún rodeado de tanto tabú y prejuicio sin exponer la intimidad de nadie y contribuyendo a ayudar a los demás?
Solo son preguntas que me lanzo. Lo que está claro es que las redes sociales no son ni buenas ni malas, todo depende del uso que se les dé. Y que la ciencia se pude y se debe comunicar, pero siempre de forma responsable, basándose en evidencias y teniendo en cuenta cuál puede ser la consecuencia de comunicar de una forma determinada la información.
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