Las apuestas deportivas se han incrementado en un 46% con respecto al mismo trimestre del año anterior
En 2016, la industria de videojuegos vendió más de 24.500 millones de juegos. En cinco años, las cantidades jugadas casi se han triplicado. Pero también se han disparado el número de usuarios y de jugadores activos (registrados en internet). Lo que más han aumentado son las apuestas deportivas, póker (torneos), ruleta, bingo o juegos de cartas. Tanto online como en juegos offline, donde además se han adecuado los espacios para hacerlos más atractivo a los jóvenes, quienes suelen acudir en grupos a jugar/apostar: “El mayor riesgo para desarrollar dependencia o ludopatía ocurre cuando se juega solo. Cuando hablamos de adicción, está constatado científicamente que el juego genera adicción y suele aparecer asociado a alcoholismo.
Cuando un niño juega a un determinado videojuego o está más horas de las que debe online, esto puede conllevar problemas en el contexto del desarrollo del cerebro, no se puede valorar como adicción sino que debe considerarse como un Uso Problemático, aunque no cabe duda de que le sitúa en la antesala de posibles futuras adicciones”, explica A. Rita Martín Caballero, doctora en Psicología Clínica y de la Salud y máster en drogodependencias, con motivo del 5º Congreso Nacional de Patología Biopsicosocial organizado por San Miguel Adicciones y Socidrogalcohol Canarias, entre otros.
Según algunos estudios y los últimos datos recabados de los informes trimestrales sobre juego online de la Dirección General de Ordenación del Juego, se han incrementado en un 46% las apuestas deportivas, en relación al mismo trimestre del año anterior, no solo se han incrementado las cifras de inversión en juegos, sino también el registro de jugadores. “Tenemos conocimientos de problemas en relación a conductas problemáticas de juego, nos llegan casos de chico/as y familias que están experimentando problemas” -argumenta la doctora Martín Caballero-“y la cuestión no es si se ha incrementado los casos de ludopatía sino ¿qué estamos haciendo para prevenirla?, puesto que el perfil de persona con problema de adicción al juego suele situar el inicio de la misma en torno a los 19 años y en este caso desconocemos la cifra exacta de personas que juegan y cuántos menores lo hacen. Desafortunadamente, no tenemos conocimiento de ello hasta que el problema se ha desencadenado. Lo que parece estar claro es que hay un abanico más amplio de posibilidades, lo que conlleva a que se generan más riesgos”.
INTERNET COMO FACILITADOR
Permite un acceso más fácil, rápido, sin tener que salir de casa, e incluso desde el propio móvil, en el trabajo, la calle o en los centros educativos, es accesible siempre en todo momento, es anónimo y no hay tanto control, sobre todo para menores, el control no es lo suficientemente estricto ni seguro de cribar: “Aunque, si bien es cierto que parece que ya se empieza a tener cierta conciencia de la necesidad de trabajar en este punto para garantizar la seguridad y que los menores no acceden de forma tan fácil, aún siguen estando muy expuestos a la publicidad de juego online y son más vulnerables, lo que aumenta los riesgos para desarrollar adicción”, comenta la doctora.
Martín Caballero ha hablado en la conferencia de términos como Hikikomori, que fue acuñado por el psiquiatra Tamaki Saito, en el año 2000 y significa apartarse, estar recluido. Se define como una forma voluntaria de aislamiento social o de auto reclusión, debido a factores tanto personales como sociales. Este trastorno afecta fundamentalmente a personas jóvenes, aunque puede darse en jóvenes adolescentes y adultos y tiene cierta relación con las conductas adictivas: “Generalmente suelen ser personas sensibles, tímidas, introvertidas, con pocas relaciones de amistad y con una percepción del mundo exterior como violento que les agrede o daña. Mantienen escasa comunicación y malas relaciones en el ámbito familiar. La relación con las adicciones viene dada por el acceso a internet y videojuegos, que suavizan los sentimientos de soledad y permiten evadir los sentimientos de ansiedad y a la vez permite estar en contacto con el mundo (virtual), donde se experimentan como más seguras las relaciones al no tener que mantenerlas cara a cara”.
Otro de los temas sobre los que ha versado la conferencia ha sido la nomofobia, que hace referencia a una adicción comportamental que implica un alto temor a quedarse sin teléfono móvil.La importancia de este nuevo fenómeno viene dada por un lado por la importancia que ha tomado los móviles en nuestra vida cotidiana y por otro por las consecuencias que está teniendo, sobre todo en los más jóvenes, y cómo interfiere en la vida cotidiana (estudios, trabajo, relaciones familiares, amigos, ocio) el uso de las nuevas tecnologías, especialmente los teléfonos móviles: “La Nomofobia se presenta como un desorden psicológico muy común en nuestros días, consistente en una dependencia desmedida al teléfono móvil en detrimento de otras actividades más saludables”.
¿CUÁNDO SE PUEDE HABLAR DE PROBLEMA?
La doctora en psicología explica que el problema empieza “cuando perdemos el control, es decir, cuando nos genera ansiedad, miedo, infelicidad, cuando no nos permite llevar una vida cotidiana con bienestar, cuando descuidamos nuestras responsabilidades o podemos decir que adoptamos un comportamiento negligente con nuestra propia salud y con nuestro entorno. Cuando nos cuesta desprendernos del móvil por unas horas sin sentir ansiedad, miedo o malestar que nos impida sentirnos bien. Cuando abandonamos actividades y relaciones para estar “conectados””.
Algunos indicadores van desde el tiempo que se permanece conectado (más tiempo del que tenemos previsto o hacerlo en situaciones que no es habitual e incluso que puede ponernos riesgo ), a las emociones de malestar que se experimentan si no se puede hacer uso del móvil o jugar. Cambios en el humor, irritabilidad, abandono de responsabilidades, interferencia con actividades de la vida cotidiana, cambios de comportamiento, relaciones y aficiones.En el caso del juego, además, pérdida de dinero o deudas.
Este congreso ha tenido espacio también para otros temas relevantes en el mundo de las adicciones como: La comorbilidad psiquiátrica (coexistencia de una adicción más uno o varios trastornos mentales), el alcoholismo, la reducción de daños, la desintoxicación, el ChemSex (sexo y drogas), entre otros.
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