Entrevistas

Entrevista a Yezid Arteta, excomandante de las FARC

abril 19, 20181781 views0

Publicado en la Revista impresa para socios Nº2, Año 2016.

«El narcotráfico es una actividad económica que se rige por la ley de la oferta y la demanda»

Yezid Arteta es excomandante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), colaborador de la Escola Cultural de Pau de la Universidad Autónoma de Barcelona y columnista del diario colombiano Semana.

Pregunta. ¿Crees que el posicionamiento ideológico de las FARC ha provocado que una parte de la derecha apostase por el no en el referéndum, no tanto por las supuestas concesiones a la guerrilla como por el miedo a la institucionalización de su ideología?

Respuesta. No tanto temor a la ideología sino, en un sector de la sociedad, como castigo a ciertas acciones de las FARC, como el secuestro. Incluso la guerrilla años después dio marcha atrás en la utilización del secuestro como arma política y económica. El secuestro, justamente, fue uno de los métodos de las FARC que le paso una cuenta de costo político muy alta.
Pienso que también ha afectado el relato construido alrededor de las FARC en el seno de la sociedad colombiana. La primera, y seguramente la única, batalla que ha perdido la guerrilla fue la mediática. En esa batalla el stablishment, el Estado, logró sembrar una matriz en la cual convirtió a las FARC en la quintaesencia del mal en el país y como una organización carente de ideología y de principios con prácticas netamente terroristas asociadas prácticamente a una organización de carácter gangsteril.
Ese relato se lo hizo el stablishment a las FARC y la guerrilla no ha hecho su propio relato, se lo han hecho sus enemigos. Ese relato es el que empezó a prevalecer en el conjunto de la sociedad colombiana. Uno de los problemas que hay ahora es como los medios de comunicación que hasta hace muy poco tiempo despotricaban y trataban de narcoterroristas a los miembros de las FARC han empezado una labor de desmaquillaje y de desdemonización, cambiando el trato, la denominación y los modales.

P. ¿Hasta qué punto las FARC tenía una relación directa con el narcotráfico como nos ha llegado aquí a través de los medios?

R. El narcotráfico es una actividad económica que se rige por la ley de la oferta y la demanda. Por razones geográficas, Colombia tiene unos suelos con condiciones físicoquímicas que facilitan la siembra de los cultivos de hoja de coca. El campo colombiano se vio afectado por las políticas neoliberales del gobierno de César Gaviria por las que el campo quedó muy maltrecho. Hubo campesinos que perdieron tierras, quedaron arruinados y se fueron hacia las profundidades de la selva. Allí, la única posibilidad real de mantener una supervivencia aceptable era mediante los cultivos de coca. Esta es una realidad que se desarrolla independientemente de la guerrilla. Incluso había zonas donde antes que nosotros llegáramos ya existían cultivos de coca. Como economía, a Colombia le tocó la parte de la producción. En esas zonas los frentes guerrilleros aplicaron una serie de impuestos revolucionarios a todo lo que era la actividad económica. Como la principal actividad económica era la coca, le aplicaron los impuestos especialmente a los que hacen la labor del narcotráfico. Hay que diferenciar el campesino cocalero cuya renta a penas es para subsistir y otra los compradores y los que están dentro de la cadena del narcotráfico. Las FARC lo ha reconocido: “Nosotros hemos cobrado impuestos a los narcotraficantes para poder mantener un esfuerzo bélico frente al gran esfuerzo militar que hizo el Estado colombiano”.

P. Si es así, el proceso de paz no ayudará a terminar con el narcotráfico…

R. Sí ayuda porque unos de los puntos de la agenda de negociación es el tema de los cultivos ilícitos. En los procesos de paz que han existido en Colombia en el pasado solo se han ofrecido posibilidades a los combatientes pero los territorios no fueron intervenidos. En cambio, este acuerdo tiene un carácter territorial. Se trata de atacar las raíces del conflicto.
Hay un plan importante dentro de la negociación para buscar la redención de esas zonas donde prevalecen los cultivos de coca a través de una substitución gradual de los cultivos. Eso es posible porque para el campesino cocalero es mucho más seguro cultivar los productos tradicionales pero para ello necesita que el Estado lo provea de una serie de infraestructuras, de canales de comercialización, de cooperativas para la compra y adquisición de los productos de primera necesidad… Este era uno de los puntos muy importantes para resolver los problemas en las zonas rurales del país.

P. Ahora hemos tenido todo un proceso de negociaciones, con un acuerdo, un referéndum en el que la mayoría de colombianos ha dicho no y después el anuncio de otorgar el Premio Nobel de la Paz al actual presidente colombiano, Manuel Santos.  ¿Qué análisis haces de una situación en la que parece que hay cierto bloqueo?

R. Hay un impasse que tiene que resolverse porque hay una organización que está en tregua con un cese al fuego bilateral. Hay que evitar a toda costa que se presente un incidente militar que se convierta en una especie de efecto dominó y volvamos otra vez al estallido de la guerra. Este es un escenario que nadie quiere. Los que votaron por el no, no lo hicieron porque estaban contra la paz. Por eso fue un referéndum viciado y muy tramposo en el que prácticamente hubo una contienda entre dos jefes políticos.
Creo que lo que está pasando estos días tras el referéndum en los que hay grandes movilizaciones sociales es esperanzador. El resultado nadie lo esperaba y generó una especie de miedo, de que volviera el conflicto. Todos los políticos han sido cuidadosos; incluso los de la extrema derecha, que en el pasado buscaban medidas de fuerza, han matizado su discurso porque saben que en estos momentos quien hable de la reanudación del combate contra las FARC podría ser tildado del villano del pueblo que arruinó todas las esperanzas de paz en el país.