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Cerca de la mitad de la población española de entre 6 a 64 años juegan a videojuegos

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En España, casi 17 millones de personas juegan a los videojuegos de manera regular, lo que supone cerca de la mitad de la población española comprendida entre los 6 a los 64 años, según los últimos datos oficiales de la Asociación Española del Videojuego (AEVI). El Grupo Triora, expertos en tratamiento de adicciones con centros en Alicante, Málaga, Madrid y Barcelona, alerta, con motivo del Día Internacional del Videojuego, que el colectivo de jugadores de la población infantil y adolescente es más vulnerable y con mayor riesgo de caer en una adicción

Los especialistas de Triora destacan que el gaming tiene muchas ventajas como fuente de arte y entretenimiento, pero también advierte sobre el riesgo de que menores y jóvenes adquieran malos hábitos e incluso padezcan problemas de adicción. En este sentido, señalan la importancia que tienen los padres o tutores en saber detectar y combatir una posible dependencia de los videojuegos, un paso que resulta clave para que la situación no se vuelva insostenible tanto para el afectado como para las personas de su entorno.
Según los últimos datos de AEVI, en Europa aproximadamente el 50% de la población juega a videojuegos y sólo en España hay más de 16,8 millones de gamers. Desde Triora destacan varias utilidades de los videojuegos, como es la toma de decisiones más precisa; la mejora de la memoria, la concentración y la capacidad de hacer varias cosas a la vez; el aumento de la capacidad para la lectura; la adquisición de nuevos conocimientos y la mejora de la capacidad motora. El problema, como con cualquier adicción, está en el exceso: hay un impacto negativo cuando se usa mal, así como un impacto positivo cuando se sabe usar.
El psicólogo y director del Área de Prevención y Nuevas Adicciones del Grupo Triora, Antonio Soto, ha aconsejado a los padres “que programen un horario de uso de juegos en función de la edad de sus hijos y que, al mismo tiempo, fomenten actividades de ocio y actividad física al aire libre para evitar que los videojuegos sean la forma habitual de ocupar el tiempo libre”. Además, Soto ha sugerido “que los padres prueben a jugar a los videojuegos de sus hijos para tomar conciencia del tipo de contenido que están consumiendo”.
Recientemente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recogió por primera vez la adicción a los videojuegos en su Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11). El llamado gaming disorder se encuentra dentro de la sección sobre trastornos mentales, del comportamiento o del desarrollo neurológico. Para que su diagnóstico sea válido han de manifestarse de manera constante una serie de indicios de esta conducta durante doce meses, o en menos tiempo si dichos síntomas son severos.
Entre estos criterios, destaca especialmente la falta de control sobre el videojuego, es decir, la frecuencia, la intensidad y la duración de la actividad. Este síntoma implica que la persona es incapaz de controlar su conducta hacia el juego y no puede poner límite al tiempo que invierte ni a las veces que lo hace durante el día o la semana. Se detecta cuando una persona sale muy poco de su habitación y aparca los estudios, los amigos y la relación con su familia.
Las endorfinas que produce nuestro cuerpo en situaciones positivas también se crean jugando videojuegos, lo que provoca que, en algunos casos, una persona juegue de forma prolongada y muy a menudo para sentirse mejor consigo misma o escapar del estrés diario”, expone Antonio Soto. “A largo plazo, esto puede convertirse en un comportamiento adictivo”, señala.
También es preocupante cuando el videojuego se convierte en una prioridad. Si el resto de intereses, rutinas o responsabilidades se dejan de lado por el juego en cuestión, existe un problema. Es posible que incluso el afectado sea consciente de ello y, aún así, la escalada continúe pese al daño que esté recibiendo su salud o su situación vital. La ansiedad, los cambios de humor, la falta de motivación e intereses en la vida, o la alteración del sueño, entre otros, son síntomas de una probable adicción.

 ¿Cómo actuar en caso de adicción a los videojuegos?

En caso de detectarse una dependencia, es importante poner el acento en la persona y no criticar el papel de los videojuegos en el mundo del entretenimiento, pues no todo el que juega a un videojuego acaba enganchado”, declara Soto. La adicción se puede prevenir siempre que exista un orden, unas normas horarias, una rutina y un sentido de la responsabilidad. Pero, en caso de afrontar sin éxito el problema, es conveniente realizar un tratamiento llevado por expertos.
El tratamiento de la adicción a los videojuegos debe ser personalizado y han de estudiarse las causas que pueden haber llevado a la persona a dicha dependencia.En Triora buscamos hacer un análisis profundo de la persona y su entornoCuando alguien padece un problema relacionado con la adicción a los videojuegos, sobre todo si es el caso de un menor de edad, trabajamos directamente con la familia”, explica Soto. Lo importante no es prohibir, sino supervisar.
Existen muchas variables a la hora de identificar y tratar a un individuo que padece un trastorno a raíz de los videojuegos. Es crucial que cada caso reciba una atención singular y se estudien individualmente las soluciones. Aquí gana peso la entrevista clínica o personal, que ayuda a los especialistas a comprender cómo la persona vive la situación. Se trata de un análisis funcional en el que se comprueban los detonantes y las consecuencias académicas, laborales o afectivas.
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