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Adolescentes abusadores de sustancias

diciembre 2, 20131530 views0

Programa RecURRA

La composición de la mesa  en forma de ‘U’ acompañaba, como si de un amigo se tratara, a José Luis Sancho Acero, psicólogo y director técnico de RecUrra-Ginso  y Alberto Buale Coka, psicólogo y subdirector del mismo espacio destinado a la rehabilitación de adolescentes abusadores de sustancias y con trastornos conductuales. En esta 14ª Escuela de Otoño organizada por Socidrogalcohol y ubicada en un hotel de Paterna, no podía faltar un espacio de reflexión e intercambio de conocimientos con respecto a una de las mayores preocupaciones por parte del Plan Nacional de Drogas, según explicaba  su delegado Francisco de Asís Babín en una entrevista publicada la pasada semana.

Así uno de los talleres más concurridos de la escuela dedicó 10 horas al intercambio de programas y modos de trabajo. Sancho y Buale presentaron el programa Procurra, que aplican en su centro de trabajo RecURRA-Ginso. Este centro de gestión privada cuenta con 88 profesionales. Su característica principal es que un 25% de adolescentes del centro son adoptados. En total han pasado 270 personas por el programa y destacan un elevado número de gente de la zona de Murcia y la Comunidad Valenciana.

Perfil del centro en datos

El motivo de consulta de los padres se puede resumir en los siguientes porcentajes: El 91% de los que solicitan ayuda hablan de violencia, le sigue la desobediencia con un 81%, el consumo de sustancias es de 29% y la fuga del adolescente en un 21%. “Es curioso ver que el consumo de drogas es lo que menos preocupa a los padres”, explica Sancho, aunque casi siempre es el origen del problema junto con otras circunstancias. Todo tiene una relación directa con los problemas educativos (74%), los problemas escolares (55%), las relaciones conflictivas (46%) y con problemas psicopatológicos (46%).

RecURRA-Ginso acoge a ambos sexos en porcentajes similares (42% de mujeres y 48% de hombres). De las mujeres del programa un 39% han sufrido abusos sexuales. Y sumando ambos sexos, un 39% han experimentado acoso escolar.

El comportamiento de los adolescentes deriva en su mayoría de la educación de los padres y estos encuentran dificultades en diferentes aspectos. Evitan que los adolescentes adopten responsabilidades, les facilitan la obtención inmediata de los resultados, permiten prácticas del hedonismos insanas como la violencia, el consumo de alcohol y otras drogas, hacen que los hijos se encuentren en medio de conflictos en la relación de pareja y viven en un mundo de gran competitividad e inestabilidad laboral. Pero además, tras analizar el comportamiento de los padres que  acuden al centro, los psicólogos destacan que el comportamiento de la madre hacia un hijo barón se caracteriza por poca hostilidad pero mucho daño a nivel personal, mientras que si el hijo es mujer, experimentan una gran hostilidad. En el caso de los padres, muestran enfado con el hijo y depresión con la hija. Además, “en el día a día son ellas las que bregan con los hijos y el padre el que a veces muestra autoridad”, añade Sancho.

Ante la situación general y con la aportación de los distintos profesionales que asistieron al taller y que realizaron ejercicios prácticos (como una puja en la que se tenían que posicionar como si fueran adolescentes y pusieran precio a sus prioridades vitales) y analizaron situaciones para extraer rasgos característicos de familias con adolescentes abusadores de sustancias y en conflicto; se propone la dinámica de Patterson, compuesta por tres pasos. Esta tiene el objetivo de hacer frente a un conflicto padre-hijo:

1.-PADRE: Llamar la atención

2.-HIJO: Contesta

3.- PADRE: Repetir como un disco rayado. (No enfadarse, no gritar, no asustarse…Mantenerse firme en el mensaje tanto a nivel verbal como corporal)