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Trainspotting

«Elige la vida. Elige un empleo. Elige una carrera. Elige una familia. Elige un

Ficha Trainspotting

Ficha Trainspotting/InD

televisor grande que te cagas. Elige lavadoras, coches, equipos de compact disc y abrelatas eléctricos. Elige la salud, colesterol bajo y seguros dentales. Elige pagar hipotecas a interés fijo. Elige un piso piloto. Elige a tus amigos. Elige ropa deportiva y maletas a juego. Elige pagar a plazos un traje de marca en una amplia gama de putos tejidos baratos. Elige bricolaje y preguntarte quién coño eres los domingos por la mañana. Elige sentarte en el sofá a ver tele-concursos que embotan la mente y aplastan el espíritu mientras llenas tu boca de puta comida basura. Elige pudrirte de viejo cagándote y meándote encima en un asilo miserable, siendo una carga para los niñatos egoístas y hechos polvo que has engendrado para reemplazarte. Elige tu futuro. Elige la vida… ¿pero por qué iba yo a querer hacer algo así? Yo elegí no elegir la vida: elegí otra cosa. ¿Y las razones? No hay razones. ¿Quién necesita razones cuando tienes heroína?».

De manera tan fulminante comienza Trainspotting, considerada película de culto de los ’90, que narra la historia de un grupo de adictos a la heroína. En estas primeras líneas se puede percibir la filosofía que anida en todo el film: la adicción, en este caso a la heroína, aleja a quien decide tomar este camino de todos los convencionalismos y presiones sociales. Así, Renton, el protagonista, emplea la heroína como un medio de vida para no tener que enfrentarse al aburrimiento y al tedio de una existencia rutinaria (como diría Gide, “a la terrible mediocridad de la vida cotidiana”). Así, en Trainspotting vemos cuál es la otra cara de esa vida convencional: el sentimiento trepidante de seguir un día más con vida  consiguiendo la próxima dosis, robando, entrando y saliendo de la cárcel…

Así, esta película, como fue acusada en el momento de su estreno, parece realizar una apología del consumo de drogas, en la medida en que éstas se presentan como una manera de huir de todas las preocupaciones que atenazan nuestra existencia. Sin embargo, Trainspotting también muestra el sinsentido de esa existencia y los dolores y riesgos que la atenazan. Así, por ejemplo, vemos en varias ocasiones sufrir a Renton el peligro de una sobredosis o de haber sido contagiado por VIH. Asimismo, también se enfrenta a lo complicado que puede resultar dejar cualquier droga, los padecimientos que se han de sufrir provocados por el síndrome de abstinencia y el temor de una nueva recaída. El dolor y la muerte están presentes a lo largo de todo el film, como cuando muere uno de los amigos de Renton, precisamente el que había tratado de no tomar drogas, pero que, finalmente, acaba convirtiéndose en adicto. De esta manera, también se muestra la presión del grupo y si influencia en los consumos de drogas.

De esta manera, Trainspotting compone un universo con sus propias reglas, peligros y preocupaciones en el que aparecen muchos de los elementos asociados a cualquier proceso adictivo. Así, el cine nos presenta una manera de conocer la existencia que puede llevar una persona adicta a la heroína, pero desde la tranquilidad que brinda una vida convencional.

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