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Las pantallas ante el tiempo libre de la infancia y adolescencia en verano

La adicción a las tecnologías no está reconocida como ‘adicción’ en los manuales de diagnóstico que utilizan los profesionales. Sin embargo, es cierto que el abuso, y sobre todo en edades tempranas, puede tener y tiene consecuencias. 

Las pantallas están hechas para que el cerebro se enganche rápidamente a ellas: Su luz azul, el movimiento de sus imágenes, el sonido, la inmediatez con la que se puede contactar con alguien, la inmediatez con la que se puede comprar, tener un feedback a una fotografía en redes, etc. Está claro que muchas de estas cosas van a interferir en el sistema de recompensa cerebral, el mismo que se activa con el consumo de sustancias o cuando se juega a juegos de azar. Es por este motivo, que aún sin tener evidencia científica suficiente, muchos hablan de adicción a las tecnologías. 

Ahora, la infancia y la adolescencia, encuentra en el verano mucho tiempo libre y esto puede hacer que el uso de las pantallas incremente (tablets, móviles, ordenadores o televisión). Las familias encuentran aquí un reto educativo, pues no quieren coartar la libertad de sus hijos en estos espacios de ocio pero tampoco se debe permitir que estén horas y horas ante los dispositivos. ¿Cuál es la medida exacta de consumo de pantallas? ¿Cuánto es poco y cuánto es mucho? ¿Hay que limitar también contenidos?

Los profesionales recomiendan:

  • Que de 0 a 3 años la exposición a las pantallas sea 0.
  • Que a partir de esa edad el tiempo esté delimitado y no supere 1h/día (cuanto menos mejor)
  • Conforme se crece, se irá regulando el tiempo de uso y también el tipo de dispositivo o contenido al que se accede
  • Además, recomiendan establecer acuerdos previos a su uso y que se acompañe y supervise el contenido
  • No utilizar las pantallas para apaciguar estados emocionales: cuando el niño/nña está enfadado, etc. porque debe aprender a gestionar la frustración.
  • No utilizar las pantallas para ‘tenerlo callado’: Cuando se va a un restaurante y se quiere quietud y silencio. Los niños deben jugar y moverse y aprender por observación de su entorno. Las pantallas no lo permiten.

Recordad que el verano es también tiempo para:

  • Compartir con familiares ya migos
  • Realizar excursiones
  • Bañarse en la playa, ríos o piscina
  • Jugar al aire libre en parques, calles (en pueblos sin peligro), etc.
  • Leer, hacer manualidades, practicar deporte, salir a cenar, etc.

A continuación más recomendaciones:

 

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