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Las dependencias relacionales: cuando el amor se convierte en una adicción. Segunda parte

Posiblemente la dependencia al amor sea una de las dependencias relacionales más destacadas. El amor, de acuerdo con el estudio “Curso temporal de los componentes básicos del amor a lo largo de la relación de pareja”  realizado por Carlos Yela, profesor de Psicología Social de la Universidad Complutense de Madrid, posee cuatro factores. El primero de ellos se corresponde con la pasión erótica y se refiere a la dimensión física y fisiológica del amor: taquicardia, atracción física, deseo sexual, etc. La pasión romántica sería más amplia que la anterior, pues en ella se agrupa todo un conjunto de ideas y actitudes hacia la pareja que están influidas por el estereotipo de amor romántico que impera en nuestra cultura. Este factor propicia la aparición de fenómenos como, por ejemplo, la idealización de la pareja y de la relación que se comparte con ella, pensamientos intrusivos, identificación de la pareja con el amor romántico, etc. El factor intimidad es producto de compartir un vínculo de unión afectiva especial e incluye aspectos como, por ejemplo, el apoyo afectivo, la seguridad, la comodidad con la pareja, etc. Por último, el compromiso se refiere al deseo de seguir manteniendo la relación a pesar de los problemas que puedan surgir, debido a la importancia otorgada tanto a la relación como a la pareja.

Estos factores van avanzando conforme va pasando el tiempo, de manera que el amor atraviesa, de acuerdo con el mismo estudio, tres fases diferentes: a) Enamoramiento: periodo breve donde crecen relativamente rápido todos los componentes del amor mencionados anteriormente; b) Amor pasional, donde cobran más importancia los factores de intimidad y compromiso y se mantienen los factores pasionales; y c) Amor compañero, donde comienzan a descender los componentes pasionales. En opinión de Silvia Congost, psicóloga especializada en autoestima y dependencia emocional, el enamoramiento es la fase destinada para conocer mejor a la otra persona y ser conscientes de aquello que nos gusta y no nos gusta de ella. “Pasado ese tiempo, con toda la información que tenemos, si vemos que encaja con lo que buscamos o esperamos de una relación, entonces empezaremos a quererle y tendremos la oportunidad de construir una relación sana. Si por lo contrario en este tiempo hemos visto que no nos trata bien, no es lo que buscábamos o simplemente no somos felices a su lado, debemos irnos. Pero en muchas ocasiones, el miedo a volver a quedarnos solos nos paraliza y hace que irnos no sea una opción para nosotros. Entonces es cuando entramos en una dependencia emocional. No me gusta, no soy feliz, pero le prefiero antes que estar solo/a. Intentaremos cambiarle para que se ajuste más a lo que queríamos, o cambiaremos nosotros para ajustarnos al otro”, indica (Para leer la entrevista completa, pinche en este enlace).

Las tecnologías de la comunicación agravan las dependencias emocionales al permitir un mayor control de la pareja

Pero, ¿por qué el amor puede ser tan adictivo? En opinión de Blanca Estela Retana, profesora de psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México y con una experiencia de investigación de diez años en el campo de la adicción al amor, las causas son, principalmente, dos. En primer lugar, el amor es algo deseado por los seres humanos. En este hecho también influye que, constantemente, las personas reciben mensajes como, por ejemplo, que no están completas si no tienen pareja, y son presionados por familiares y amigos/as para que encuentren una. “En segundo lugar es algo que cuando se tiene se vive de una manera intensa, la conciencia se nubla y todo parece color de rosa, las personas no sienten el cansancio, ni el dolor, dejan de sentir hambre y esto lo hace totalmente adictivo, ya que se busca constantemente por presiones externas y por lo bien que se siente el individuo al estarlo experimentando. Es como cualquier cosa que le provoca placer al ser humano, va a tratar de repetirse y de consumirse en mayores cantidades para llegar a ese primer embriagamiento que causa la primera vez. Sin embargo nunca se llegará a él y se buscará estar en contacto cada vez con mayor ahínco”, señala Retana (Para leer la entrevista completa, pinche en este enlace).

Así, los principales síntomas que se experimentan cuando se padece una adicción al amor, de acuerdo con Retana, son los siguientes:

  • Sentir que se necesita a la pareja para cualquier cosa. No se pueden tomar decisiones de ninguna clase sin contar con ella.
  • Las personas del entorno pueden empezar a comentar que algo no va bien. Sin embargo, en este caso, el/la dependiente al amor lo toma a mal y se dice a sí mismo/a: ‘Es que ellos no tienen una relación tan buena como la mía. Tienen tanta envidia que por eso me critican’.
  • Abandono de los amigos y la familia, la escuela-trabajo y todas las responsabilidades por solo querer estar en contacto con la pareja.
  • Se comienza a ceder en cosas que se consideraban muy importantes con el objetivo de no perder a la pareja.
  • Se dejan controlar por medio de llamadas o mensajes para saber cómo, dónde y con quién están.
  • Se soportan escenas de celos, por no querer perder a la pareja.

En opinión de Jorge Castellópsicólogo especialista en trastornos de la personalidad y autor de obras relacionadas con este trastorno como, por ejemplo, “Dependencia emocional: características y tratamiento”  y “La superación de la dependencia emocional”, las nuevas tecnologías de la comunicación están agravando también las dependencias emocionales en la medida en que permiten un control sobre la pareja, en tiempo real y de manera habitual, inusitado hace 30 años. Este control puede no solo darse en la comunicación con la pareja sino también se puede canalizar hacia un control de los estados de conexión, las fotos que se suben a las redes sociales, etc. (Para leer la entrevista completa, pinche en este enlace).

Mitos y falsas creencias en torno al amor

No obstante, la adicción al amor no solo es una cuestión individual sino que también tiene una dimensión social. Así, los mitos creados en torno al amor romántico, el tipo de amor imperante en nuestra sociedad (es necesario recordar que ni en todo momento ni en todo el mundo el amor adquiere las mismas características socialmente) empujan a la persona a considerar, por ejemplo, que si no se sufre es porque no es un amor verdadero o que si hay celos es porque la persona nos quiere, en palabras de Congost: “Tenemos una concepción claramente equivocada del amor. Frases como ‘quien te quiere te hará llorar’ o ‘si quieres a tu pareja tienes que dar sin esperar nada a cambio’ o ideas que defienden que cuanto más cosas inaceptables aguantes, es una señal de que más quieres a tu pareja, etc. Todo esto es de lo más falso y erróneo y nos lleva a sufrir demasiado en el amor, cuando no debería ser así”.

 Gala Almazán, psicóloga que aborda desde la modificación de la conducta los trastornos relacionados con las adicciones y las relaciones de pareja, resume y completa los mitos relacionados con el amor expuestos por Yela en su investigación “La otra cara del amor: mitos, paradojas y problemas”. A continuación los presentamos en la siguiente infografía (Para leer la entrevista complenta y ampliar los mitos sobre el amor romántico, pinche en este enlace):

Mitos en torno al amor romantico

Además, los estereotipos de género también están implicados en la manifestación de esta enfermedad. En este sentido, es necesario precisar que las adicciones son agenéricas. No obstante, esta enfermedad es más visible en el caso de las mujeres porque éstas están más predispuestas a expresar sus sentimientos, hecho que podría llevar a pensarnos que éstas son más vulnerables a padecer esta enfermedad. Como indica Pilar Blanco, médico psicoterapeuta en la Fundación Instituto Spiral: “Son diferentes los procesos de socialización y maduración de los hombres y las mujeres y el especial papel que desempeña la estructura familiar. El marco social y cultural define cómo deben ser y comportarse los varones y las mujeres en su medio, generando los  roles sociales sobre el género” (Para leer la entrevista completa, pinche en este enlace).

Es necesario desterrar los mitos dañinos sobre el amor

Sin embargo, Retana explica que el hecho de que las mujeres reconozcan más su adicción al amor y que sean capaces de buscar ayuda no implica que ellas sean las más afectadas: “En las investigaciones que he realizado durante diez años sobre la temática he encontrado que los hombres son más adictos que las mujeres. La diferencia es que ellos no aceptan este tipo de adicción y/o la enmascaran con otros tipos como son las adicciones a las drogas, al trabajo, al deporte, al juego etc.”. Así, la educación y las concepciones en torno al amor que se construyen a nivel social se convierten también en un factor clave en la incidencia de este trastorno en la población.

Relaciones sanas de pareja

A pesar de ello, nadie enseña a las personas a amar ni a tener relaciones de pareja sanas. Este aprendizaje se adquiere de acuerdo con los modelos que vamos viendo en nuestro entorno así como en la experiencia que cada uno/a posee. En este sentido, Congost aboga por eliminar las ideas preconcebidas en torno al amor y por saber distinguir una relación sana de una tóxica. En la misma línea, Almazán define una relación sana como “aquélla que resulte satisfactoria para ambas partes y en la que se respeten y defiendan los derechos e intereses de cada persona, llegando a un acuerdo o negociación mutua en aquellos casos en los que existan puntos de vista diferentes (es, pues, esencial la buena comunicación para dar a conocer esos derechos e intereses y para llegar a un acuerdo)”. Asimismo, afirma que, aunque se deben compartir con la pareja los aspectos importantes, también se ha de reservar un espacio para la intimidad individual.

Algunas recomendaciones generales que realiza Almazán para tener una relación sana son las siguientes:

“-Demostrar valoración, admiración y respeto mutuos.

–  Ser “cómplices” (sentir que se forma parte de un equipo o “frente común” ante cualquier circunstancia externa, comprometerse con la relación).

–  Sinceridad y comunicación, sobre todo en lo relevante a la relación.

– Huir de la rutina.

– Cuidar la intimidad de cada uno, ser independientes al tiempo que se fomenta el tiempo compartido.

– Cuidar los detalles.

– Saber disculparse o rectificar.

– Compartir actividades gratificantes, no sólo tareas y obligaciones. No hay que olvidar que una relación de pareja surgió porque la otra persona se acabó asociando con momentos y emociones muy placenteros, por lo que es importante que esto no se pierda.

– En relación a lo anterior, pedir y hacer demostraciones de afecto.

– Mantener una actitud abierta y flexible para saber afrontar y adaptarse a las situaciones cambiantes”.

En resumen, es importante que las personas comprendan que son seres completos que se unen a otra persona para compartir momentos de placer y diversión y también para afrontar momentos difíciles cuando éstos surjan, pero no se debe buscar en la pareja un medio para suplir una carencia interior.

Si quiere leer la primera parte de este reportaje, pinche este enlace 

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