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La rehabilitación de la mujer alcohólica: Una etapa para recuperar la sexualidad olvidada

“No te avergüences, no estás sola,

dá el paso, déjate ayudar

y tu vida cambiará“

 

Creemos que sólo tienen problemas con el alcohol los hombres, pero no es así, son muchas las mujeres que “mal viven“ en silencio y beben a escondidas, por miedo a ser rechazadas y etiquetadas por una sociedad injusta que las discrimina.

A la mujer alcohólica, socialmente, se la ve como inmoral, promiscua. De hecho, según Jeannette Rojas, por ejemplo, en el antiguo Israel existían reglas que restringían el acceso al alcohol a las mujeres, fundamentadas en la creencia de que éste actuaba como un estimulante sexual y promovía el adulterio. El Talmud, citado por Gomberg, expresa este punto de vista: “Una copa de vino es buena para la mujer, dos son degradantes, tres la inducen a actuar como una mujer inmoral y cuatro causan que pierda el respeto por ella misma y su sentido de vergüenza”. 

Actitudes similares fueron mantenidas en la antigua Roma, donde las mujeres tenían estrictamente prohibido el uso de alcohol. La ley de Rómulo impuso la pena de muerte tanto para las que bebían como para las adúlteras, siendo igualmente graves ambas ofensas.

Suelen comenzar a beber por problemas, sobretodo, de índole familiar que no saben resolver

Las causas que originan la enfermedad alcohólica en la mujer son de diversa índole, aunque hay que diferenciar entre la mujer alcohólica que hoy tiene 30, 40 ó 50 años y las jóvenes adolescentes o de 20 años que tienen problemas con el alcohol. Éstas últimas están adoptando el mismo patrón de bebida que tienen los varones, es decir, beben grandes cantidades de alcohol, los jueves, viernes y fines de semana, “porque esa es la moda“, porque hay que “coger el puntillo“, porque “si no, no se está en la onda“; además, el alcohol que beben es de alta graduación, lo beben en forma de atracón y no sólo consumen alcohol, sino que, muchas veces, lo ingieren con otro tipo de sustancias tóxicas como cocaína, porros,…. Estas mujeres beben por ir en sintonía con las pautas de consumo que marca la sociedad y no suelen beber porque tengan problemas que no saben afrontar.

Los motivos que llevan a beber en exceso a las mujeres alcohólicas de 30, 40 ó 50 años, son bien distintos: suelen comenzar a beber por problemas, sobretodo, de índole familiar que no saben resolver, normalmente, después de  contraer matrimonio o de iniciar una convivencia y, lo más peligroso, que caracteriza a este grupo de mujeres es que beben a escondidas, lo que las hace beber grandes cantidades en un momento concreto porque no saben cuándo van a tener otra situación en la que se encuentren solas para tomar alcohol. Por regla general, la mayoría de estas mujeres alcohólicas beben sin compañía, en su propia casa, todo ello suele estar motivado, en la mayoría de las ocasiones, por sentimientos de culpabilidad o vergüenza que se producen tras la ingesta de alcohol por la dejadez hacia sus hijos, su descuido personal, laboral; todo esto les hace entrar en un círculo vicioso del que no pueden salir, porque esta situación se va agravando con el paso del tiempo y si no se le pone remedio.

sexualidad_mujer_alcoholica

Podríamos decir que son mujeres que beben por problemas psicológicos, baja autoestima y autoconcepto, se sienten infravaloradas, por el sentimiento de soledad, por no sentirse realizadas, por frustraciones, por problemas que es incapaz de superar, por sentimientos de inferioridad características que muchas veces terminan en un trastorno de tipo depresivo o de ansiedad.

El alcoholismo de la mujer está muy poco estudiado, seguramente, debido a las pocas mujeres que deciden ponerse en tratamiento, aunque cada vez son más las que luchan y hacen frente a la enfermedad que padecen, plantando cara a las ideas inmorales que, aún hoy, existen sobre las mujeres alcohólicas en la sociedad en la que vivimos.

Hay mujeres que un día decidieron dejar de beber, empezando así, su proceso de rehabilitación y están aprendiendo a vivir sin alcohol, con lo cual, su calidad de vida va mejorando constantemente. Para dar ese paso, llega un momento en el que la mujer “toca fondo“, es decir, tienen que vivir situaciones, verdaderamente peligrosas que atentan contra su vida o contra la de alguien muy querido o cercano, que le hace ver su situación de otra manera y le hace plantearse y ver que su excesivo consumo de alcohol le está originando muchos problemas. Después vendrá el reconocimiento de padecer la enfermedad del alcoholismo.

Las particularidades del alcoholismo femenino hacen que el tratamiento que estas mujeres deben recibir haya que adaptarlo. La primera consideración importante que hay que destacar y que la diferencia del hombre es que las mujeres que acuden a tratamiento llegan solas, ya sea a terapia individual o de grupo, sus familiares más directos, no suelen acompañarlas; además, la adherencia al tratamiento es baja, porque se producen muchos abandonos terapéuticos, ya que no existe “algo“ o “alguien“ que les motive para mantenerse en tratamiento, cosa que no suele suceder cuando el hombre acude a terapia.

Las particularidades del alcoholismo femenino hacen que el tratamiento que estas mujeres deben recibir haya que adaptarlo

Que la mujer enferma alcohólica acuda a solicitar ayuda es bastante difícil por miedo “al qué dirán“, a ser etiquetadas y suele ponerse en tratamiento 10 años después de que aparezca la enfermedad, si la comparamos con el momento en que llega el hombre, de ahí que el deterioro físico y psicológico de la mujer suponga un peor pronóstico. Una mujer debe reconocer que cuando surgen problemas relacionados con su consumo excesivo de alcohol, ahí, ya es posible que exista una dependencia del alcohol y, por tanto, la enfermedad del alcoholismo; me refiero a ese “sin vivir” que tiene esta mujer por el deseo imperioso de quedarse sola para beber. Esa dejadez de su apariencia física, de las tareas laborales, educativas, de la casa, de relación con los demás debe hacer pensar sobre el problema que parece existir ya.

SEXUALIDAD

Aunque son pocas las terapias de grupo específicas para mujeres alcohólicas que se llevan a cabo por la falta de mujeres que inician el tratamiento, los grupos que existen están funcionando bien y con ellos se están consiguiendo unos resultados excelentes, ya que se está produciendo la recuperación de éstas y de su unidad familiar, apreciándose, además, su alta implicación en el tratamiento lo que siempre va a repercutir, positivamente, en su rehabilitación y mantenimiento de la abstinencia.

Por otro lado y en lo que se refiere a la sexualidad en sí de la mujer alcohólica, Colombo Meyer, ofrece unos datos que se corresponden con la realidad de estas mujeres cuando acuden a tratamiento: es frecuente que sean abandonadas por su compañero, ya que nueve de cada diez perderán a su pareja, mientras que de diez hombres alcohólicos, sólo uno perderá a su pareja. La disfunción sexual más frecuente que presentan es la disminución del deseo, lo que provoca la evitación de las relaciones sexuales. Con dosis relativamente bajas de alcohol se ve un aumento de la excitación sexual subjetiva, así el efecto desinhibitorio se traduce en una liberación de tabúes, con crecientes expectativas del contacto íntimo deseado. Además, se produce un descenso de la circulación sanguínea vaginal, lo que ocasiona una disminución de la lubricación vaginal que también dificulta la relación sexual. Datos éstos que coinciden con los resultados de insatisfacción sexual encontrados en el estudio realizado por López Lorente.

La disfunción sexual más frecuente que presentan es la disminución del deseo, lo que provoca la evitación de las relaciones sexuales

Destacar que el tratamiento debe ser integral sin olvidar la esfera sexual, ya que, una vez que la mujer alcohólica logra mantenerse en abstinencia, la disfunción sexual puede ser reversible, para ello, se recomienda la orientación de un/a Especialista en Sexología que le sirva de guía en su proceso de recuperación, que le va a permitir recuperar su función sexual, al tiempo que va a ir aprendiendo a gozar de su capacidad afectivo-sexual, a través del autoconocimiento y del autoerotismo, que le va a facilitar el aprendizaje sobre cómo disfrutar y compartir con su pareja momentos de intimidad.

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Ana María López Llorente

Psicóloga y sexóloga de la Asociación Libre de Adicciones Cástulo de Linares (Jaén) y asesora del comité técnico de la Confederación de Alcohólicos, Adictos en Rehabilitación y Familiares de España, CAARFE

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