Expertos

La aceptación como principio de la recuperación

En el artículo anterior comenté que hablaría de la culpa y de la vergüenza, pero no es hoy cuando voy a hacerlo. Hoy quiero empezar por el final. Y no es otro que la aceptación incondicional de la enfermedad o del trastorno adictivo por parte la persona. Un final que en realidad es un principio, el principio de la recuperación.

Como digo tantas veces, este recorrido no es nada sencillo. Y esto lo saben muy bien todas aquellas personas, mujeres y hombres, que, finalmente, aceptaron que el trastorno adictivo o la enfermedad iba a convivir con ellas durante toda su vida. Hoy la han aceptado. Hoy conviven con ella en plena libertad. Hoy se sienten libres porque la trabajan cada día. Hoy han aprendido a vivir. Hoy.

En el devenir de los trastornos adictivos con sustancias cada vez es más extraño encontrar personas con dependencia a una sola sustancia. O bien, aquella que sufre de un trastorno adictivo del comportamiento, o sin sustancias, se quede solo en éste y no lo comparta con alguna otra sustancia mientras está en activo. En ambos casos, la sustancia que aparece de forma reiterativa es el alcohol.

Cuando hablamos de varias sustancias, nos referimos al policonsumo. Todas forman parte de la propia conducta adictiva, aunque la toma de alguna de ellas sea utilizada por parte de la persona para paliar los efectos de otra. La realidad es que, sea cual sea la forma en que se utilicen, todas forman parte de esa espiral que es la adicción. Y si hablamos de un trastorno adictivo sin sustancia como, por ejemplo, el juego patológico, es fácil, muy fácil, que ésta venga acompañada también con otras sustancias, preferentemente el alcohol. En este caso, como acompañamiento durante el juego y, más tarde, usándolo como bálsamo para paliar la angustia ante las pérdidas económicas que le ha ocasionado dicho comportamiento patológico.

Quizás os preguntéis cual es la razón por la que escribo en este artículo sobre la aceptación como inicio de la recuperación y la referencia que hago en los párrafos anteriores al alcohol. Os lo intentaré explicar.

Superar una dependencia única y exclusivamente al alcohol es difícil, pero posible. Es un hecho y una realidad. Superar una dependencia a varias sustancias, entre las que esté incluida el alcohol, es más peliagudo. Sobre todo, cuando el alcohol no es la sustancia primaria de consumo, o no es percibido como tal por parte de la persona. Aunque, hay que decir que, en los casos de policonsumo, igualmente, es posible superar la adicción a las distintas sustancias.

Tanto en uno como en otro caso hay matices coincidentes y, a su vez, otros que los hacen diferentes. Los dos casos van a coincidir durante una parte del tratamiento, por ejemplo, en la ilusión de control sobre el consumo, con la creencia irracional de que algún día pueda verse materializada. Este tipo de pensamiento tiene su arraigo en la etapa activa de la persona, a pesar de que sus innumerables intentos, en aquellos momentos, les mostraran continuamente lo contrario. La diferencia estriba ahora en que la persona lleva unos meses sin la ingesta de ninguna sustancia. Este matiz diferencial, tanto en uno como en otro caso, hace que la idea además de no desarraigarse pueda tomar aún más fuerza que en su etapa activa. Así, desde esa creencia ilusoria e irracional devienen algunas de las recaídas que suelen producirse.

Las diferencias, cuando el problema es solo el alcohol como cuando forma parte del policonsumo, también tiene distintas aristas. En los dos casos, coincidirán, por ejemplo, en la autoimagen devaluada que la persona infiere de sí misma con respecto a los demás. Pero la diferencia, aunque obvia, es que mientras en un caso la persona intenta superar la adicción a una sustancia o a un comportamiento, en el otro, la persona se enfrenta a la superación de varias sustancias. Hasta aquí todos podemos comprenderlo.

Entonces, llegados a este punto, cabría preguntarse a qué se enfrenta la persona que consume varias sustancias entre las que se incluye el alcohol. Como hemos mencionado anteriormente, cuando el alcohol no es la sustancia primaria de consumo para la persona, o no es percibida como tal, tiende a minimizar su impacto. De hecho, en muchísimas ocasiones, se resisten a abandonar su consumo ante la creencia de que son a las drogas ilegales a las que deben combatir con más fuerza. Que esas drogas ilegales son su verdadera adicción. Como apunte, esta idea o comportamiento y esta resistencia también podemos observarla en personas que consumen hachís o algunos de sus derivados, pensando que esta droga no es el verdadero causante de sus problemas. Es más, en muchas ocasiones justifican su consumo diciendo que les ayuda a relajarse o a dormir.

Queridos lectores, queridos amigos, hablaros sobre este tema tan crucial me ocupará escribir más de un artículo, así que, de momento, termino aquí con el deseo encontrarnos de nuevo en el siguiente. Para finalizar, si me gustaría expresar otro deseo para las personas que actualmente están en tratamiento, y es, que tengan paciencia. Porque, lo que hoy parece difícil mañana no lo será tanto.

Os espero en el próximo artículo.

Salud y Sobriedad.

¡¡Abrazos!!

 

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Luis C Vertedor

Psicólogo. Máster en Investigación en Psicología y Experto en adicciones.

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