Expertos

De valores, incertidumbre y afectos

abrazos

El año está a punto de acabar, un año extraño en el que todas y todos hemos estado sometidos a una prueba muy dura. Un año en el que algunos de nuestros cimientos como sociedad se han visto alterados.

Un año en el que hemos caminado por el fino alambre del miedo y de la incertidumbre continua, un año en el que la ciencia ficción llegó para mostrarse en una realidad cruda, invisible y mortal.

Un año en el que los encuentros y reencuentros han tenido que aplazarse, un año en el que las muestras de afecto han adquirido nuevas formas y en el que los abrazos verdaderos han quedado postergados para cuando vengan mejores tiempos.

La sociedad y sus comportamientos que conocíamos hasta hace bien poco ha sido bautizada como “normalidad”, y de ésta hemos llegado a una “nueva normalidad” en la que vivimos y nos relacionamos ahora. Veníamos de una vida que calificábamos de normal y en el que con frecuencia criticábamos el excesivo individualismo que habían adquirido muchos de nuestros comportamientos. Una vida llena de necesidades adquiridas, pero no necesarias. Una vida en la que primaba el consumo, la satisfacción del ego y el ‘yo’ primero.

Este golpe de realidad que ha venido a socavar nuestros comportamientos nos ha mostrado que es lo verdaderamente importante para nuestras vidas, que es lo verdaderamente útil y que es lo superfluo. Y de nosotros dependerá que queremos aprender de lo que nos está pasando, y de cómo queremos vivir y dirigir nuestra vida a partir de ahora.

Lo curioso es que, en este golpe de realidad, la individualidad, que no el individualismo, nunca había adquirido una importancia tan suprema y vital. La individualidad entendida como el ejercicio de un comportamiento responsable para pensar no solo en sí mismo, sino también, en los otros, en el prójimo. Quizás, ha llegado el momento de que nos preguntemos como sociedad… ¿Cuándo fue distinto? En realidad, nunca lo fue ni lo ha sido porque los valores siempre han estado ahí y seguirán estando, son nuestros comportamientos los que nos han definido y nos definirán.

El ejercicio de un comportamiento responsable, antes y ahora, no necesita que nadie nos lo imponga, es la asunción como personas maduras que vivimos en sociedad quienes tenemos que llevarla a cabo. La sinceridad, la responsabilidad, la solidaridad, el voluntariado, la humildad y la ayuda al necesitado siempre han estado ahí, nada es nuevo, pero de nosotros dependerá si tan solo la pronunciamos y la escribimos o las practicamos.

Una de las palabras más repetidas durante estos meses ha sido la palabra abrazos. Por algo será ¿verdad?, ante tantas necesidades ficticias que hemos adquirido, fijaros, hemos echado en falta lo más importante, los afectos. Estos han sufrido también una dura prueba, pero son y sigue siendo lo más importante, porque estos sí que son necesarios. Recordemos que, somos animales sociales, y que, aunque algunas veces se nos olvide, nos necesitamos mutuamente.

Los afectos son tan vitales en nuestras vidas, que nos hemos inventado nuevas formas para que lleguen a sus destinatarios, sobre todo, a los que no tenemos cerca. Porque lejos de conformarnos con aplazarlos, hemos hecho que viajen por las ondas a todas las personas que de verdad queremos. Y es que, al cariño, a las muestras de afecto y al amor sincero no se le pueden poner límites ni barreras ni ellos conocen fronteras. Porque, como bien dice una frase que he leído en algún lugar: “La distancia separa cuerpos, no corazones”.

Queridos lectores y lectoras, no olvidemos nuestros valores, sigamos poniéndolos en práctica, ahora más que nunca, siempre. Si dicen que el amor lo puede todo, hagamos entre todas y todos que sea cierto, pensemos en los otros, en los que ya no están y en los que queremos.

Queridas amigas y amigos, un año más hemos estado cerca, conectados, y es el momento de dar y daros las gracias. Primero, a la editora de esta revista porque sin su trabajo y su dedicación constante esta revista digital no vería la luz, y, en lo personal, gracias a ella por el afecto que me ha demostrado y me demuestra desde que nos conocimos, muchísimas gracias. Y, ahora, toca daros las gracias a todas y todos vosotros, porque sois el fin y el sentido para lo que fue creada esta revista, gracias por seguir ahí, gracias por leernos y por vuestra fidelidad continuada, muchísimas gracias.

Ahora quiero expresaros varios sentimientos, primero, desearos a todas y a todos que, desde el ejercicio de la responsabilidad, paséis una muy Feliz Navidad, y, para el año que viene, os deseo lo mejor que os puedo desear, que os sigáis sintiendo de forma sincera por dentro y que nos sigamos sintiendo mutuamente.

Salud y Sobriedad.

¡¡Un fuerte abrazo!!

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Luis C Vertedor

Psicólogo. Máster en Investigación en Psicología y Experto en adicciones.

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