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Adicciones: cuanto mayor es la lucha, mayor es el triunfo

Fuente: http://todofondos.com/f/60346

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Decir que una enfermedad puede ser agradecida quizás sea el mayor de los atrevimientos, sobre todo cuando la palabra misma está en el extremo opuesto de lo que aspira cualquier ser humano en su vida, es decir, a vivir en salud. Pero la enfermedad adictiva lo es, las adicciones lo son.

Como otras enfermedades graves, tiene una sintomatología particular, y ésta se define por las conductas, pensamientos y emociones del que la padece, así como de aquellos que conviven cerca de esta persona. También, como en otras enfermedades graves, puede dejar secuelas o no tener un buen final. Porque es cierto que, en algunos casos, hay personas que sucumben a las sustancias, y por esto mismo es por lo que tiene esa consideración de gravedad.

Pero también es cierto, que esta enfermedad puede pararse si la persona que padece el trastorno adictivo decide pedir ayuda. Porque si algo tiene esta enfermedad, es eso, que se puede parar. También, como en otras, a veces la farmacología en su inicio puede ser parte del tratamiento, aunque no siempre sea preciso. Lo que si es para siempre es la no ingesta de la sustancia adictiva, con lo cual, cumpliendo ese objetivo de forma diaria, ya empieza a ser agradecida.

Escrito o leído así, puede parecer sencillo, pero no lo es, la ayuda es necesaria, así como dejarse ayudar en el proceso. En este sentido, el mejor tratamiento es aquel en el que la persona se encuentra con otras personas que padecen el mismo trastorno y comparten sus testimonios como parte fehaciente de que lo que vivieron no fue un mal sueño, sino una realidad que no solo les afectó a ellos, sino también a aquellos a los que más quieren. Y esta es la parte que más les cueste superar, desprenderse de esa culpabilidad emocional y de esos sentimientos.

La pesada carga del pasado es como una mochila repleta de piedras con aristas muy afiladas que se clavan en la espalda y que producen mucho dolor al caminar. Pero que, en cada terapia grupal, entre unos y otros, trabajan para convertirlas en arenisca, de forma que poco a poco se van liberando y regulando esas emociones, y ese peso del pasado. Por esto, por contar con un grupo que les ayuda, también es agradecida. Igualmente es agradecida porque se “cura” con una silla, con la escucha comprensiva de sus iguales y con la sinceridad de la palabra.

Hay que decir que es un trabajo ingente, arduo, que implica sacrificios, renuncias y extenuante emocionalmente, pero con un horizonte pleno de salud para la persona y toda su familia. Por toda esa capacidad y voluntad de trabajo que tiene que ejercitar la persona en su recuperación, la frase que da pie a este artículo adquiere todo su valor…

“Cuanto mayor es la lucha, mayor es el triunfo”

Y así es. Las adversidades están para superarlas, y si cuestan esfuerzo es porque aquello que espera ha de ser glorioso, como lo son, en este caso, la salud y la familia.

Porque es posible para estar enfermedad, porque es posible caminar sin la esclavitud de la sustancia y de forma libre como persona, también es agradecida. Porque permite a la persona recuperar su dignidad, también es agradecida, porque permite la asunción de la responsabilidad, y el ejercicio y puesta en práctica de los valores más esenciales del ser humano, también es agradecida. Y porque cuando la persona trabaja por devolver la paz a la familia, también es más que agradecida, ya que ese trabajo viene devuelto con creces.

En ese vuelo en libertad que significa la aceptación incondicional de la enfermedad como parte de la persona y que le acompañará para siempre, es donde se inicia el propio crecimiento personal. Ahora, desde el ejercicio de la voluntad, es la persona quien decide cada mañana al despertarse el horizonte que quiere surcar.

Y aunque la familia tenga en este proceso su propio instructor de vuelo, la persona que conquista la sobriedad deberá desplegar sus alas acogiendo en cada una de ellas a sus familiares, para ayudarles a tomar impulso y, juntos, dibujar la coreografía más maravillosa jamás vista en el cielo.

En esa nueva singladura serán muchas las páginas donde el amor, el afecto, el cariño, la responsabilidad, la sinceridad y la honestidad serán las protagonistas en cada capítulo, dando lugar, cada día, a una gran y bella historia.

Fuente: https://armoniadelalma.mx/

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Por fin, aquellas manos temblorosas presas de la sustancia ya no dirigirán la vida de la persona, ni escribirán más páginas borrosas, sino que formarán parte de su pasado biográfico. Tan solo, alguna relectura de aquellas manchas de tinta, de vez en cuando, le harán apreciar la gran diferencia entre unos capítulos y otros, entre aquel ayer y el hoy. Y en la sabiduría de distinguir esa diferencia, escribir una nueva página cada día solo dependerá de la firmeza con que viva su sobriedad.

Es en estos momentos, y desde la salud, cuando la persona puede decidir con mano y pluma firme qué escribir y cómo vivir su vida diariamente, porque ahora es dueña de los puntos y las comas, de los sustantivos y los verbos, y dueña de alternar tanto la prosa como el verso.

Por todo esto, por la humanidad que desprenden estas personas al superar esta adversidad, la enfermedad es agradecida, porque esa humanidad es contagiosa para los que trabajamos con estas personas, también es agradecida, porque prestarán su ayuda a otros que lleguen y como ejemplo para todos nosotros, también sé que es agradecida. Así que, seguid escribiendo y volando y, mientras tanto, seguid siendo agradecidos con vosotros mismos y con vuestras familias.

¡Un abrazo a todos!!

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Luis C Vertedor

Psicólogo. Máster en Investigación en Psicología y Experto en adicciones.

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